En la columna anterior comentaba acerca de los logros que la danza ha tenido en Aguascalientes en este año, y quizá me quedé corta por no mencionar la gran cantidad de compañías que se siguen gestando en estos tiempos. Ahora le toca el turno al teatro, una disciplina artística a la que le he seguido la huella durante muchos años y que en el periodo de fin de cursos siempre ha estado presente, y más aún si surgen cada vez más profesionales en este ramo. Aquí en la ciudad hay tres universidades que contemplan la carrera de Actuación: una es la Autónoma de Aguascalientes (UAA), otra la de las Artes que depende del Instituto Cultural de Aguascalientes, y la Concordia; pero en esta ocasión nos referiremos sólo a las dos primeras, que durante mayo y junio ofrecen una cartelera diversa con proyectos finales de alumnos de diferentes grados escolares.
La UAA tuvo diversas propuestas de exámenes de Actuación, dos de éstas, de teatro clásico, una del ruso Antón Chejov, El jardín de los cerezos, con estudiantes del 4º semestre de la Licenciatura Artes Escénicas: Actuación, la cual se presentó en la Escuela de Cine de la UAA; la otra propuesta fue teatro griego en una versión contemporánea, Prometeo encadenado, de Esquilo, el padre de la tragedia, a cargo de los alumnos del 6º semestre de la segunda generación.
Cinco grupos más, quienes pronto se convertirán en los egresados de la 1ª generación de la licenciatura, también mostraron varios trabajos. Dos de ellos presentaron uno de los géneros menos socorridos por los grupos locales, el teatro cabaret, uno de los más gustados por el público y que en la ciudad tendría mucho potencial debido a la gran cantidad de bares y restaurantes que hay. Saving Chiquerolandya y Venga la agonía fueron las obras presentadas por varios fines de semana y en tres bares, en los que el público y los invitados de los artistas quedaron cautivados con las propuestas que muestran ya a los profesionales de la actuación. Es importante aclarar que a varios de estos jóvenes los hemos visto en otros montajes y su carrera se consolida ya con un certificado con el que se les da el nombramiento de licenciados.
Las otras tres obras de grupos universitarios fueron Timboctou, Efecto circular y Devastados, presentadas en el Teatro IMSS y el Centro Cultural Universitario respectivamente. Si bien tuvieron cortas temporadas, se les agradece que fueran dirigidas al público en general y no como anteriormente se acostumbraba que fuera, un examen en la escuela correspondiente con familiares y amigos y eso era todo, sin ningún otro fin más que el trámite correspondiente. Ahora fue toda una planeación de marketing, diseños de cartel muy creativos y difundiéndose en redes sociales y medios de comunicación locales, así como carteles pegados en algunos establecimientos. “¡Sí esto es lo que hacen los estudiantes, qué no harán los profesionales!”, comentaban algunos sorprendidos por sus trabajos, aunque hubo maestros sinodales que no se vieron convencidos en su totalidad por algunos trabajos.
La Universidad de las Artes tampoco se quedó atrás y fueron cuatro propuestas escénicas presentadas por alumnos de diversos semestres y los que también van por la titulación de la generación correspondiente. La noche de los asesinos, del cubano José Triana, con estudiantes del 4º semestre; La sangre, de Sergi Belbel, del 6º semestre; y El amante, de Harold Pinter, con estudiantes del 8º semestre; todas escenificadas en su universidad a excepción de la última que fue en el Teatro Leal y Romero. Falta también la que aún no se estrena, Nuestra señora de las nubes, de Arístides Vargas, que tiene programada una larga temporada, los fines de semana del 27 de junio al 20 de julio, en la explanada principal de la Universidad de las Artes.
Además de estas universidades, hubo también otras escuelas que tuvieron sus muestras escénicas finales, como la Universidad del Valle con Linces, adaptación del musical de Cats; la escuela de teatro de la Casa de la Cultura con las obras Los miserables y De la calle; y el colegio Nuevos Horizontes con Grease, sin olvidar la escuela Fernando Wagner con su obra Dios, de Woody Allen, y el próximo estreno de ¡Qué plantón!
Sin duda es mucha la oferta teatral que empieza a circular en diversos escenarios, falta que el público se decida a ver teatro local y no sólo cuando son estrenos y exámenes finales. Profesionales hay, pero me pregunto, ¿bolsa de trabajo para ellos, también? La respuesta sólo el tiempo nos la dará.
