- La recarga artificial es sencilla, pero su ejecución técnica está plagada de dificultades
- Estudio oficial advierte sobre los riesgos de inyectar agua tratada a los mantos, como pretende la administración
El gobernador Carlos Lozano de la Torre presentó el denominado Plan Transexenal Hídrico el 8 de abril de 2013, después de que una serie de especialistas le advirtieran que el suministro de las próximas dos décadas se encontraba en peligro.
Este anuncio ocurrió en los patios de Palacio de Gobierno, a donde Aguas, Residuos y Medio Ambiente, empresa de origen español, fue invitada para hablar sobre un proyecto que costaría tres mil 500 millones de pesos.
José Luis Pitarch Navarro, presidente general del consorcio, subrayó la necesidad de inyectar 25 millones de metros cúbicos de agua al subsuelo, para garantizar el líquido y evitar que crezcan los 300 kilómetros de grietas con que hoy cuenta el estado.
Según cálculos oficiales, la entidad tiene una demanda anual de 500 millones de metros cúbicos de agua, y una recarga natural de 300 millones. El planteamiento de Pitarch sólo reduciría doce por ciento del déficit.
El Plan Transexenal Hídrico ya levanta polémica por sus costos, métodos técnicos y justificación.
De entrada Arturo Sotelo Rodríguez, secretario del Colegio de Ingenieros Geólogos de Aguascalientes, señaló que el agua para la inyección de los mantos provendrá de ocho plantas de tratamiento que no producen líquido apto para el consumo humano.
La siembra de forrajes es uno de los puntos rojos, pues consume el 46.1 por ciento del agua.
“Esto quiere decir que si nosotros limitamos la siembra de forraje, la alfalfa, que gasta demasiada agua, casi estamos equilibrando la cantidad de lo extraído con la cantidad recargable. Ahí está la solución, pero como siempre sucede buscamos otras opciones más difíciles”.
La Jornada Aguascalientes consiguió un documento del Instituto del Agua del Estado. Se trata del Estudio de la Recarga Artificial del Acuífero del Valle de Aguascalientes. Entre sus 197 páginas se advierte sobre la importancia de ciertos pasos antes de penetrar el suelo:
Algunas inyecciones de agua “inicialmente satisfactorias han provocado a mediano plazo la movilización de metales ya presentes en el acuífero e inmóviles hasta entonces, o la formación de compuestos nocivos, aspectos que podían haber sido evitados mediante estudios previos y una correcta gestión y planificación”.
Se añade que “aunque los fundamentos básicos de la recarga artificial son sencillos, su ejecución técnica está plagada de dificultades. Son numerosas las experiencias de recarga de acuíferos que han fracasado por ubicarse en zonas no aptas o demasiado impermeables para la infiltración, causando problemas sanitarios en pozos de abastecimiento cercanos, o fracasos por colmatación (acumulación de sedimentos) de los pozos por una mala calidad en el agua de recarga o por la inyección de aire, o bien por fallos en su diseño o explotación”.
El mismo estudio reconoce a que la normativa vigente exige agua bebible para dichas operaciones, y afirma que la materia prima provendría “de varias” plantas tratadoras de aguas residuales. En Aguascalientes hay ochos de éstas, y ninguna produce líquido potable.
La aludida NOM-127-SSA1-1994 ordena “la remoción o inactivación total de microorganismos patógenos”, así como garantizar que el carbono orgánico total sea inferior a 1 miligramo por litro.
El Instituto del Agua del Estado presupuesta 26 pozos para penetrar los mantos.
“La disposición de los pozos de recarga se ha realizado en tres áreas alargadas, de disposición este-oeste. Se distribuyeron ocho pozos en la zona de recarga 1 (7.8Mm3/año), once pozos en la zona de recarga 2 (11.5 Mm3/año) y siete pozos en la zona 3 (5.5Mm3/año)”.
“Los pozos de inyección se equiparán con una electrobomba sumergible de acero inoxidable 316 AISI para realizar las limpiezas contra los procesos de colmatación. Se tiene que prever la instalación de una electrobomba con variador de frecuencia y un caudalímetro en superficie con el fin de medir el volumen de agua de las limpiezas”.
Consultado sobre la rentabilidad del Plan Transexenal Hídrico, Arturo Sotelo pronunció una rotunda negativa.
“Según información que de manera personal adquirí en Pemex, la Falla Oriente tiene una profundidad promedio de tres kilómetros… a esas fallas les cabe un océano, cantidades extraordinarias de agua. La pregunta que le quiero hacer al gobierno es ¿por qué las aguas de las plantas de tratamiento no se vierten directamente sobre esa falla? Resulta lógico, así nos evitamos la perforación de estos pozos”.
El proyecto puesto sobre la mesa de la administración de Lozano de la Torre prevé 26 pozos de infiltración con 14 pulgadas de diámetro y 400 metros de profundidad.
“Es muy interesante la situación. Las plantas de tratamiento, antes de rehabilitarlas eran utilizadas para tratar aguas grises para agricultura y para regar los camellones y los parques públicos. Ahora esa agua se va a potabilizar, se va a inyectar a los mantos y se va a extraer para volver a hacer lo mismo. Eso es ridículo”.
Al igual que el geólogo, el Instituto del Agua del Estado pretende reducir el consumo del agua para el sector agrícola. La dependencia expone que aunado a la recarga artificial debe haber un ahorro de 40 millones de metros cúbicos anuales en este sector.
El entrevistado mencionó que la creación de presas intencionalmente colocadas resultaría menos costosa que los pozos de infiltración. Puso el ejemplo de la presa El Chaveño, ubicada en Jesús María, y misma que pese a las recientes lluvias se encuentra prácticamente seca, pues fue excavada, por accidente sobre una falla geológica.
“Por lo tanto, cada vez que llueve, toda el agua resbala hacia la falla. Nunca se ha llenado. Hice un estudio en 2001, cuando llovió tanto, en un momento se llenó la presa, pero en ocho días se vació completamente… el volumen del vaso es de 537 mil metros cúbicos, si en un año hay cinco descargas tendríamos un volumen de dos millones 688 mil metros cúbicos. Si construimos diez presas como ésta estamos igualando lo que pretenderían hacer inyectando agua a los mantos”.
Calculó que cada uno de estos depósitos no podría costar más de 10 millones de pesos. “Serían 100 millones, contra los tres mil 500 que la empresa pretende cobrar, hay una diferencia abismal. Ahí están los datos, esas presas se pueden ubicar perfectamente bien sobre la Falla Oriente”.
Contrario a lo que en su momento predicara Aguas, Residuos y Medio Ambiente, Sotelo negó que el déficit de agua guardara relación con el agrietamiento del subsuelo.
Sostuvo que las fallas aguascalentenses tienen un milenario e irremediable origen tectónico. Esto, expuso, se comprueba porque todas se desplazan en dirección norte-sur, de conformidad con el comportamiento universal.
Pie de foto: El Plan Transexenal Hídrico costará tres mil 500 millones de pesos, anunció Carlos Lozano de la Torre en abril de 2013




