Por: Mauricio Bares
Me gustaría hacer unas precisiones a los comentarios del escritor J.M. Servín incluidos en la nota de Iván Farías “Negra y criminal/En el principio fue la sangre”, aparecida en este medio (07/04/2014) y de la cual apenas me enteré hace unos días.
En la nota se sitúa al periódico A sangre fría, una publicación que cofundamos el propio Servín, Delia M. y yo, como el origen de dos proyectos editoriales vigentes hoy en día. Entrevistado para la nota, Servín afirma sobre A sangre fría: “Luego de casi dos años, con el último número ya en imprenta (fueron cuatro) yo me fui de bracero a Estados Unidos, y Bares y Delia prefirieron renunciar al proyecto”.
A sangre fría no duró dos años sino apenas seis meses, como consta en los ejemplares. El primer número apareció a mediados de junio de 1993 con la intención de ser mensual. Una tarde, a principios de julio, Servín me dijo que al día siguiente se iría a Nueva York y no supimos de él mientras la publicación estuvo viva. Su libro Por amor al dólar* abre con una foto que dice “Manhattan en el verano de 1993”, en la página 15 apunta: “El bochorno paralizaba la actividad de esa tarde de julio de 1993”, y más abajo: “Llegué al Bronx un 4 de julio…”.
Al no contar con su trabajo ni su aportación económica, el segundo número salió a finales de julio. El tercero tuvo que salir “bimestral”: agosto/septiembre. El último salió en diciembre de 1993.
De tal forma que a partir del segundo número, junto con Delia M. y un puñado de amigos, saqué otros tres números hasta que el proyecto se volvió inviable, pues todos los gastos fijos así como la papelería y la documentación corrían por mi cuenta: comprábamos tres periódicos a diario y cantidad de revistas semanal y mensualmente (¿si no, de dónde sacábamos las notas y las fotos que robábamos con total impunidad?).
Todos los involucrados en cada uno de los números aparecen en los créditos y son localizables: Víctor Hugo Rivera Carro, que escribió varias notas emblemáticas y se encargó del proceso de impresión; Héctor Ballesteros, autor de la columna Arquitectura y Madrazos; Antonio García Huerta y René Soto, que junto a Héctor Rodríguez fueron el motor de la publicación; René Velázquez de León, diseñador; Alejandro Guerrero Massad, uno de nuestros mejores fotógrafos; lo mismo que colaboradores como Guillermo Fadanelli, Rogelio Villarreal, o gente con proyectos cercanos como Carlos Martínez Rentería y Bernardo Esquinca.
Por lo demás, la nota de Iván Farías es impecable.
Agradezco a Edilberto Aldán, director editorial de este diario, la posibilidad de hacer estas aclaraciones aquí mismo.




