Qué privilegio ser un columnista de café, ¿se imagina?, gozar los indultos de la alta cultura, poseedor de la verdad absoluta, defensor del sistema político, mediático y de paso el religioso; eso es estar en sintonía con el cosmos, sí señor. Y en sus tertulias presumir su formación académica en el viejo continente y hasta incluir en su pronunciación ligeros seseos para sonar interesante.
Los perfiles de nuestros columnistas de café, como ellos llaman peyorativamente a los que no compartimos su cosmovisión, son diferentes; no sólo esta ciudad, el país entero y la misma Latinoamérica tiene la desgracia de ser un caleidoscopio de contrastes sociopolíticos que necesitan ser observados y analizados por sus propios habitantes. Nada tiene que ver la alegría que caracteriza a nuestras culturas con la capacidad de análisis y reflexión, lo argüenderos y parranderos lo detona un gen que está en nuestra raza pero no quiere decir que seamos un pueblo ignorante.
Aquellos, los de café, a diferencia del valioso equipo de columnistas de esta casa editorial, mis compañeros; caminan entre la gente, escuchan, dialogan, imparten clase, hablan con los jóvenes, con los marginados, con los intelectuales, con los políticos, con los artistas locales, nacionales e internacionales, escuchan y hablan logrando así tener el termómetro de lo que pasa en la sociedad para poder vaciar su pluma, no con la verdad absoluta, sino con el compromiso de compartir un punto de vista.
30 años después y con el esfuerzo de miles de personas, La Jornada celebra la pluralidad del pensamiento, el contraste de las opiniones de los que han pasado por sus rotativas y la proliferación de la firma en muchas ciudades de la República.
A final de cuentas, el equilibrio es necesario, es una válvula de escape, es un espacio de catarsis, pero sobre todo, es un oasis dentro de toda la madeja de información oficialista que invade el espectro mediático.
Carmen Lira, Directora General de La Jornada apunta que “La Jornada ha actuado del lado, en nombre y por cuenta de los ciudadanos, de esa parte de nuestra sociedad no resignada a una decadencia de la moralidad pública y a una deformación de las instituciones”.
Un periodismo democrático y plural que se acuña día a día con el entusiasmo de quien dirige las riendas de este diario y se replica en varias entidades del país. El aval de la calidad de las plumas internacionales como la del maestro Noam Chomsky hace robusto el andamiaje periodístico y le da consistencia.
Para celebrar el 30 aniversario, Chomsky comentó que “La era digital no cambia en lo esencial la misión del periodismo comprometido e independiente, sobre todo en momentos en que se requiere de una ciudadanía consciente y comprometida para responder a los sistemas del poder que llevan al mundo al borde de un desastre apocalíptico”.
El comentario al entorno, observar y opinar para fomentar la reflexión, los hechos vistos desde otra óptica, son algunas de las características que encontrará dentro de las páginas de este diario y que, como comenté con anterioridad, representa el equilibrio que tanto le hace falta a los medios de información.
Así que la próxima vez que escuche usted al ala pseudointelectual hablar sobre los columnistas de café, están haciendo alusión a la función metalingüística de Roman Jakobson y su famosa taxonomía de “las funciones del lenguaje”.
Invite a los que tiene a su lado a leer, a reflexionar, a opinar, pero sobre todo a saber interpretar el entorno para no caer en el vacío de la ignorancia.
Un estudio reciente reveló que en la ciudad de México existe un establecimiento de bebidas embriagantes por cada 18 escuelas de educación básica, tome en cuenta que esta estadística no tiene nada que ver con la autorización y liberación de permisos para poner establecimientos de este tipo en la periferia de las instituciones de educación, tampoco tiene que ver con la corrupción de los gobiernos en turno y mucho menos con las omisiones de los señores de reglamentos.
Aun siendo un tema que genera escándalo y vende la nota, el problema no radica en la ubicación geográfica de los citados expendios, sino en los actos de corrupción que no se pueden erradicar y de la falta de formación en valores de los jóvenes propensos al consumo de bebidas alcohólicas.
La responsabilidad es compartida, ponga atención a su entorno, esté consiente de la información a la cual tiene acceso, reflexione sobre las consecuencias de no actuar cuando se requiere, y promueva la lectura con sus hijos.
Hoy es buen día para que lleve a casa el periódico y comparta con los pequeños la lectura de La Jornada Aguascalientes.
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Twitter: @ericazocar




