- Vendrá solución desde abajo: Andrés Oppenheimer
- Japón tiene 57 mil patentes, China 22 mil, Corea del Sur más de 12 mil… México sólo 230
Andrés Oppenheimer, al ponderar a la educación como clave del progreso, dijo que la solución va a venir desde abajo, de los grupos que hagan presión social para que el gobierno invierta en innovación, en desarrollo y en educación de calidad.
“Hay que fomentar la vinculación entre empresarios, académicos, medios de comunicación, artistas, todo eso, para lograr que la educación y la innovación pasen del ocho, nueve, diez u once lugares, al centro de la agenda política”, agregó.
En su reciente conferencia en el Teatro Aguascalientes, el periodista argentino reconoció que tanto en México, como en la mayoría de los países latinoamericanos, “tenemos que empezar por reconocer el problema que tenemos, que es la falta de una educación de calidad, la falta de una cultura de la innovación”.
Amplió: “Reconocerse, como en Alcohólicos Anónimos, que cuando uno tiene el problema de darle mucho al trago, llega a AA y ¿qué es lo primero que le dicen a uno? ‘Tienes que reconocer tu problema… Si no reconoces tu problema, nunca lo vas a poder superar.
“A nosotros como países nos pasa lo mismo, si nosotros no reconocemos que estamos muy, pero muy atrás, no vamos a poder superar nada; y estamos realmente muy atrás”.
Por ejemplo, en registro de patentes internacionales, derivados de un invento, el año pasado Estados Unidos registró ante el organismo correspondiente de Naciones Unidas, 57 mil; Japón 44 mil, China 22 mil… México registró unas 230.
Un país como Corea del Sur -que hace 40, 50 años era más pobre que México-, registra doce mil 400 patentes. México, 230. Toda América Latina junta, los 24 países, registran mil 200 patentes internacionales, subrayó el comunicador.
Insistió: “Lo primero que tenemos que hacer es reconocer que tenemos un problema y no esperar que la solución venga de arriba, porque los gobiernos pueden ayudar y mucho, creando un ecosistema que permita la innovación, hay muchos que lo hacen bien, ayudan a promover la innovación, pero no podemos sentarnos con los brazos cruzados, a esperar que la solución a la educación venga de los gobiernos, por motivos muy obvios.
“Y es que los políticos, todos, piensan en plazos electorales; por más intencionados que sean los políticos, muchos realmente quieren mejorar la educación, pero su jefe de gabinete le dice que tienen que invertir en cosas que salgan en la foto. La inversión en la educación no sale en la foto, es una inversión a 20 años”.
Ironizó: “Es muy difícil que un presidente, por mejor intencionado que sea, pueda hacer esa inversión, a menos -y aquí viene la clave de lo que quiero compartir con ustedes- que tenga una enorme presión de trabajo: presión de los empresarios, presión de los académicos, presión de los gobernadores provinciales, presión de toda la comunidad. Entonces sí, el presidente se pone las pilas”.
Recordó que el caso más claro ocurrió en Brasil, que como en México, hay enormes problemas educativos, enormes disparidades. “Hace unos cinco años se juntaron todos los empresarios y dijeron que el país se iba de pique y se iban a perjudicar todos, no podremos competir con otros países y tenemos que mejorar la calidad educativa. Porque los políticos no iban a hacer nada, crearon una ONG e hicieron una campaña con los medios, para transmitir la educación de calidad como clave del progreso personal de cada uno. Lograron que la educación pasara del ocho al número dos, después de la inseguridad. Y entonces sí vinieron políticas para la educación”.
En México -dijo- también hay grupos que han empezado a hacer lo mismo, “la solución va a tener que venir desde abajo, hay que fomentar este tipo de grupos que hagan presión social, para que el gobierno invierta en innovación, en desarrollo, en educación de calidad”.
En segundo lugar, “crear una cultura de la innovación, los medios tienen muchos comentaristas, pero muy pocos en educación, cuando es lo que nos va a sacar de la pobreza, el estancamiento. Creo mucho en las campañas”, consideró Andrés Oppenheimer.
