Por Ruben Sánchez Alderete
El gobierno mexicano se ha equivocado en la construcción de su enemigo, el del expresidente Calderón se llamaba Narcotráfico, fue una guerra contra el narco. Se invirtió en tecnología, armamento, servicios de inteligencia, se aumentó el sueldo del ejército. Si me pregunto, quién es el narcotraficante, o cómo caracterizarlo e identificarlo, me resulta difícil confiar en un estereotipo. La representación del enemigo del gobierno actual me resulta complicada.
Enrique Peña Nieto me parece que ya tiene su propio enemigo, el Desestabilizador de su proyecto de nación, de su gobierno, del orden; diría yo que del estatus quo. ¿Cómo caracterizar e identificar a ese enemigo del gobierno mexicano? Ante las últimas declaraciones de Peña Nieto al regreso de su gira por China y Australia, he encontrado lo siguiente.
El enemigo de Peña Nieto y su gobierno, el desestabilizador, es aquel periodista que hace su labor periodística, investigando e informando acerca de lo que ocurre. Es el profesionista que opina y habla acerca de lo que considera que está mal, en cuestión de economía, de sociedad, de política. El desestabilizador es aquella persona que critica al gobierno mexicano en cualquiera de sus tres órdenes, federal, estatal y municipal, así como a los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial; es el que está inconforme con las supuestas reformas del presidente, el que las cuestiona e intenta rechazarlas. El desestabilizador es el trabajador, obrero o campesino que pide mejores condiciones laborales y un salario justo, además de la posibilidad de crecimiento; es el estudiante que exige una mejor educación y más económica, que cuando egrese tenga la posibilidad de poder ejercer en aquello que se formó; es el normalista rural que desea apoyo por parte del gobierno ante la difícil tarea de alfabetizar a la población más desprotegida y que se encuentran en zonas remotas del país. El desestabilizador es el ciudadano consciente que no se cree las mentiras e identifica las omisiones del gobierno y de los medios de comunicación, que sabe cuáles son los errores del gobierno mexicano, de las fuerzas armadas y de los medios de comunicación, además de la clase política en general; es el que lo critica todo en las redes sociales, comparte videos, da me gusta, opina y comenta. El desestabilizador es aquel que asiste a las marchas o que simplemente da su apoyo tanto en México como en el extranjero; es el que muestra empatía ante la desaparición de 43 estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa desaparecidos por el mismo gobierno y que, como los familiares y quienes los apoyan, esperan su regreso con vida. El desestabilizador es el que pide transparencia en las finanzas de sus funcionarios públicos y el que demanda la renuncia de Enrique Peña Nieto como presidente de los Estados Unidos Mexicanos.
Entonces, son muchos desestabilizadores.
Si para Peña Nieto y el gobierno mexicano ése es su enemigo, el desestabilizador, entonces están jugando un juego que no tienen posibilidad de ganar. Y prueba de ello son los reclamos y las demandas de los desestabilizadores, que cada vez son más los que se suman al descontento nacional, y, como se vio el miércoles 20 de noviembre se hicieron notar en todo México y el mundo, ya fuera en marchas, vestidos de negro, o con otras muestras de apoyo a lo que los desestabilizadores buscan, justicia.
