- Cada año aumenta el interés por subir el cerro del Picacho a plena noche con linterna y luz neón
Como ya es tradición en el Festival de Calaveras, la noche de ayer se llevó a cabo el evento denominado Ilumínale los Pies al Muerto, que consiste en subir el cerro del Picacho (ubicado al poniente del Estado) sin más luz que la de una linterna de mano, para que al sumar cada lámpara se pueda observar a lo lejos, una iluminación característica en lo que metafóricamente serían los pies del Cerro del Muerto.
Desde las 17:30 horas, el gobierno estatal citó a quienes querían participar tanto en la Isla San Marcos, como en plaza principal del municipio de Jesús María, para transportarlo al cerro sin costo alguno.
A su llegada, la luz del sol ya había caído y con ella llegó el aire fresco y los sonidos escabrosos de los animales que habitan en el lugar natural, a pesar de ello los simpatizantes con esta tradición crecieron conforme pasaron los minutos, llegando a casi tres mil personas (según Protección Civil), entre niños, jóvenes y adultos.
Cada uno debía portar ropa cómoda y abrigadora, linterna y agua, elementos de Protección Civil estatal y de la Procuraduría Estatal de Protección al Ambiente apoyaron al evento con la finalidad de resguardar la seguridad de los asistentes, entregándoles pulseras de neón brillantes y en ciertas partes del camino, nubes de polvo fluorescente, hecho de harina con pintura vegetal.
Cada grupo, de entre 15 y 20 personas, subían las faldas del cerro, amenizados con una comparsa, música, mitos y leyendas; poco antes de llegar a la capilla (unos cuantos metros hacia arriba del cerro) agrupaciones de teatro y danza folclórica ofrecían un espectáculo caracterizados de calaveras.
Este evento es uno de los más esperados durante el festival, el en cual crece el interés en jóvenes de entre doce y 18 años que se organizan en grupos para quedarse a acampar en las cabañas cercanas al cerro, “es muy interesante porque igual hemos subido el cerro pero siempre de día y de noche es otro mundo”.
La razón de la gran respuesta está en la leyenda del Picacho, la cual, a grandes rasgos, cuenta que con los cadáveres del combate entre los chichimecas y los chalcas, se formó el Cerro del Muerto, y que el pueblo sepultado con el cuerpo del gigante está en la loma a la que se puede llegar mediante un túnel “misterioso” de hoyos ramificados, justo bajo el asentamiento de la población, “dicen que el monte no está muerto, tiene vida por dentro; son las almas de los chichimecas y el sacerdote gigante que se mantienen vigilando la ciudad de Aguascalientes”. Otros dicen que aún existen hombres de ojos luminosos y fantasmas de una raza extinguida, todo es parte del espectáculo misterioso que hace tan interesante el recorrido.




