La carrera de los niños actores, e incluso adolescentes, suele acabar terriblemente mal. Sólo basta recordar el desastre que es la vida de gente como Amanda Bynes, Lindsay Lohan y Macaulay Culkin. En el mejor de los casos caen en la irrelevancia, tal como Corey Feldman o el niño de Sexto Sentido (así de poco interesante). Puede ser el dinero, padres abusivos o simplemente una preparación mental que pocos menores tienen, aunque está la posibilidad de que crecen dentro del canon de lo “feo” al llegar a la pubertad.
Daniel Jacob Radcliffe por siempre será Harry Potter. Es un ícono a nivel mundial y más que una súper estrella. Puede que ni siquiera necesite trabajar, se puede dedicar a crear pinturas malas y llamarse artista, convertirse en filántropo, emprendedor o religioso. El muchacho quiere seguir actuando, siendo su trabajo alterno a Harry Potter la muestra de una elección de carrera interesante.
Cuernos es una producción independiente que bien podría ser digna de un canal premium de cable o un especial de Netflix. También es un papel peculiar para una de las personas más famosas del mundo siendo que el lienzo le queda chico. Es el mismo caso de La Dama de Negro o Sólo Amigos. Papeles así los esperas por parte de Miles Teller o Adam Driver, no del titular de unas de las franquicias más exitosas en la historia del cine. Es ahí donde reside el acierto del niño que sobrevivió.
El año que viene, Radcliffe tiene pendiente el estreno de una película dirigida por el grandioso Judd Apatow, cineasta en la tradición de las comedias poco convencionales basadas en diálogos arriesgados, humor grotesco y stoner con protagonistas inmaduros en busca de la redención. ¿Lo ven? El forever Harry le está huyendo a las sagas, salir mamadísimo como héroe de acción o ser un actor dramático súper serio. ¡Es una decisión extremadamente inteligente! Quiere ser Tom Hanks. Bueno, un Tom Hanks con muchísimos más millones en el banco.
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