Gobernadores: demonios que se creen el diablo / Gran elector - LJA Aguascalientes
21/03/2023

Para la designación de sus candidatos a diputados federales, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), enfrenta una lucha en la que sus demonios piensan que son el propio diablo. El tema a debate consiste en que algunos gobernadores de los estados emanados del PRI, piensan que el presidente de México sigue siendo un personaje surgido del PAN y hasta añoran a Vicente Fox o Felipe Calderón. En otras palabras, tratan a Enrique Peña Nieto como adversario político y le regatean su apoyo, e incluso sostienen que la CONAGO tiene poder suficiente para poner de rodillas al presidente de la República.

La disputa estatal por las candidaturas federales del PRI es real. Algunos gobernadores priistas se repliegan en sus proyectos personalísimos y se olvidan de respaldar al presidente de la República y el proyecto nacional; incluso permiten que sus adversarios políticos lo hagan trizas. En otras palabras, han abandonado a Enrique Peña Nieto a su suerte y hasta le amenazan con retirar el apoyo político de “su grupo” a los candidatos designados, sin su correspondiente aval, por el CEN del PRI.

Así las cosas, a nadie debería extrañar que en el cuadro de candidatos del PRI a diputados federales en 2015, algunos gobernadores “rebeldes” en su calidad de jefes políticos del Partido “vendan la plaza al mejor postor” o logren imponer su voluntad y el PRI postule a sus familiares en línea directa, o a personajes incondicionales ligados a su grupo político.

Desde el punto de vista de algún idealista de la democracia electoral, la postulación de candidatos que obedecen a la voluntad del jefe político y no a la Institución Partidista, debería ser inaceptable porque el Partido corre el riesgo de ser traicionado por los intereses personalísimos de aquellos personajes. Lamentablemente, esos idealistas ignoran una verdad que era indiscutible en el PRI: la última palabra en la postulación de candidatos locales le correspondía al Gobernador del Estado cuando este era emanado de ese Partido. Un criterio similar operaba en la designación de los candidatos a gobernador y senadores y diputados federales y la decisión final correspondía a la voluntad del jefe político máximo del PRI que era el presidente de la República. Sin embargo, con el arribo de la alternancia partidista, durante dos sexenios consecutivos ese criterio quedó en el cajón de los olvidos porque el presidente de la República emanó del PAN. Hoy que el PRI volvió a Los Pinos, algunos gobernadores quieren preservar la “mala costumbre” de pisar los terrenos presidenciales.

El escenario electoral del domingo 7 de junio de 2015, se observa complicado para el PRI en algunos estados del país. No sólo debido a los números rojos que arroja su crítica historia electoral de los comicios federales 2000, 2003, 2006 y 2009, o sus inexplicables derrotas electorales en los comicios federales de 2012 y locales en 2013, sino al profundo descontento que prevalece entre la militancia priista por la exclusión de políticos no coincidentes con los actuales gobernadores de los estados y a la imposición de exmilitantes del Partido Acción Nacional (que han resultado aliados del propio gobernador), en importantes cargos de sus gobiernos,  en los Congresos Estatales y hasta las propias dirigencias estatales de ese partido.

El escenario parece más crítico porque el PRI no irá en Coalición Electoral. La crisis de ese Partido ha tocado la puerta de los 56 distritos electorales en Aguascalientes, Oaxaca, Tabasco, Tamaulipas, Tlaxcala, Yucatán y Distrito Federal (15),  donde el PRI competirá completamente solo. En muchas de esas demarcaciones electorales ser candidato de ese Partido equivale a ser arrojado al precipicio atado de pies y manos.

El Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE) en sesión del 18 de diciembre de 2014, aprobó la única solicitud  de Coalición Parcial para los comicios del 7 de junio de 2015, que presentaron los partidos Revolucionario Institucional y Verde Ecologista de México. De acuerdo con tal solicitud, el Partido Verde postulará 54 candidatos propios en igual número de distritos coaligados y luchará con todo para llevarlos a la tribuna de la Cámara de Diputados, mientras tanto, el PRI postulará candidatos propios sólo en 190 distritos coaligados donde espera tener un resultado ganador y hará hasta lo imposible para llevarlos  a San Lázaro.

La apuesta de los gobernadores está en la mesa. El presidente de la República tiene ahora la oportunidad de doblarla.

Correo electrónico: [email protected]



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