La moda es uno de los aspectos más interesantes de la conducta social. De acuerdo con los registros históricos la costumbre de imitar el vestuario, el arreglo personal, los modos de hablar, los estilos de construir casas y edificios ya existía desde las primeras civilizaciones, o sea entre los sumerios y los egipcios. De entonces a la fecha hombres y mujeres han dedicado una buena parte de su energía, su creatividad y de su ingreso en obedecer los dictados de la moda. Algunas modas han resultado letales para la salud, como lo fue al inicio del Renacimiento el uso del opio traído de China. El tabaquismo se popularizó en Europa como una de las importaciones llevadas de América y fue creciendo hasta alcanzar el grado de “último grito” durante la Segunda Guerra Mundial, ya que los soldados norteamericanos llevaban en su mochila cajetillas de cigarros como parte integral de su equipo de sobrevivencia. La imagen de un agotado y sucio soldado con el cigarrillo colgando de sus labios se identificó con la figura de la victoria. A partir de ese momento todas las películas mostraban a las actrices y actores fumando, como una manera de destacar su personalidad, ocuparse en algo, pensar o reflexionar. Incluso los médicos fumaban intensamente. La explicación fue que tuvieron que fumar durante sus estudios en la facultad mientras realizaban disecciones para poder soportar el hedor de los cadáveres. La generación hippie de los años 60 y 70 nació como una protesta de los jóvenes estadounidenses contra la guerra de Vietnam y la moda fue determinante, cambios radicales en el vestir que se volvió casual, fachoso y desaliñado, además de fumar marihuana y tomar otras drogas como LSD. Y si bien es cierto que desde siempre ha existido la afición por practicar deportes, nunca antes la búsqueda de la salud había sido una moda. A inicios de los años 80 apareció la moda del ejercicio. Las mujeres invadieron los gimnasios y aparecieron los modelos de ropa adecuada para cada actividad, ya había prendas y calzado adecuados para correr, levantar pesas y caminar. Y se vino la avalancha de modas en los estilos tales como yoga, jazz, pilates, bajo impacto, artes marciales, zumba, wod, crossfit y una larga lista de variedades. El negocio de los gimnasios prolifera, la ropa deportiva es una industria multimillonaria en manos de los grandes diseñadores. Aparecen las dietas saludables, los alimentos prohibidos, las comidas sanas y otras costumbres inofensivas como beber agua a todas horas. Ahora no es raro ni se ve mal que una persona llegue a una entrevista de trabajo cargando su botella de agua y le dé grandes y saludables tragos, sin tomarse la molestia de pedir permiso. Algo que hasta hace poco no hubiera sido bien visto. Andar por la calle cargando su botella es un imagen citadina normal. Y bien por estas modas, así como la historia es prolífica en costumbres tóxicas, resulta reconfortante que ahora nos haya entrado la moda por la salud. Andar en bicicleta, caminar, comer sano, correr, abandonar el tabaquismo e ir al gimnasio ya son costumbres de nuestra época. ¿Ahora qué sigue? ¿Reducir el alcoholismo? ¿Abatir el consumo de marihuana y cocaína? ¿Terminar con la violencia intrafamiliar? Sería lo ideal. A fin de cuentas, somos seres humanos que obramos de acuerdo a decisiones y conductas y la moda es una conducta. Sólo hace falta la decisión.
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