- Las tres funciones ofrecidas este fin de semana en el Teatro Morelos se mantuvieron agotadas
- Sin diálogos, con máscaras y música original recrean la realidad del Alzheimer en la vida de pareja
Al superar las expectativas tanto de la autoridad cultural (Instituto Cultural de Aguascalientes) como del propio grupo Kulunka Teatro, la obra André y Doriné arrebató las lágrimas y risas del público con sus tres presentaciones de cierre del programa cultural de la Feria Nacional San Marcos.
Este sábado y domingo, el Teatro Morelos se mantuvo a su máxima capacidad al albergar la emotiva historia de una pareja de ancianos que se topa con el obstáculo de una de las enfermedades más difíciles que enfrenta el ser humano: el Alzheimer. A pesar de que la publicidad no fue mediática, el boca a boca hizo que para la presentación de cierre no cupiera un alma más en el recinto, por lo que se observó a familias enteras afuera del teatro lamentando no haber alcanzado lugar.
Al abrir el telón, apareció un pequeño cuarto de estar (sala de una casa con colores cálidos) y un tenue sonido del violonchelo; dos personajes con máscaras de ancianos rígidas a simple vista, pero con gran movilidad conforme pasa la historia. Sin un solo diálogo, con tan sólo expresión corporal, unos cuantos apoyos de material y música original, este grupo español-vasco recrea la triste realidad del Alzheimer.
Aunque el director Iñaki Rikarte reconoció que en un inicio la idea de la enfermedad aparecía sólo como pretexto para contar una historia, acabó siendo el eje central de la obra, “por eso hemos trabajado en ella cuatro años, porque el tema debe abordarse con delicadeza, pero mucho rigor”, destacaron los actores José Dault, Garbiñe Insausti y Edu Cárcam.
El público variado salió con lágrimas y sentimientos encontrados, “es un espectáculo maravilloso y emotivo pero que te mete a la reflexión”, la máquina de escribir y el violonchelo forman parte importante de la historia al ser los elementos que vinculan a los personajes con la trama en general.
Kulunka Teatro aseguró en entrevista previa a sus presentaciones que esta pareja de ancianos representa lo que muchas parejas están viviendo o han vivido ya, “con el paso de los años van cayendo en la desidia y rutina, se olvidan de lo que en algún momento los unió como pareja y familia, ahí usamos la metáfora de los cuadros colgados en la pared, porque su pasado, su historia la dejan ahí colgada y olvidada”, al aparecer la enfermedad en la mujer los obliga a recordar mediante flashback sus inicios y momentos felices.
Han logrado convertir esta obra en teatro universal al no tener un idioma, pues es llevada a todos los países sin importar la lengua, “convertimos la obra en una historia sin fronteras”, destacaron que la música original de Yayo Cáceres toma un papel importante en el desarrollo de la historia, pues acompaña a los personajes en su andar, sus emociones y la conclusión de ellas, genera espacios y atmósferas adjuntas a la actuación de los personajes.
Aunque esta agrupación reconoce no tener un discurso hecho sobre lo que es el teatro de máscaras como lenguaje escénico, todos trabajan día a día en lograr “encarnar” cada sentimiento, movimiento y forma de ser del personaje para que nadie extrañe las palabras durante esa hora y media que están dentro de la obra.
Con el público de pie y los aplausos reventando el teatro, la compañía concluyó su pasar por México rumbo a Sudamérica, a buscar la reflexión y la diversión de su lenguaje universal.




