Se acabó Mad Men, fue un acontecimiento cultural, desgarrador, compramos Coca-Cola y nos quedamos desorientados. Como ya habíamos comentado en esta columna, la de Los Hombres de la Avenida Madison (que seguro así le ponían en España) no era una serie para todos ni que por todo el ruido del final iba alcanzar en menos de dos meses todo el culto que sí tuvo Breaking Bad. Es una especie de motto que he adoptado últimamente: la historia de Walter White es el sueño de todo hombre. ¿Ser adorado, buscado y poderoso porque eres el mejor en lo tuyo? ¡Apúntenme! De hecho en la recta final vimos que Heisenberg era más un ideal o concepto que algo que tuviera solamente el viejo profe de química. Todd, el psicópata lechoso, fue Heisenberg debido a que era realmente bueno preparando bebés azules. Lydia Rodarte-Quayle (es delicioso decir ese nombre) fue Heisenberg al aumentar exponencialmente el imperio de la droga desde un software de logística y llamadas telefónicas. ¿Los tíos nazis? Ni hablarlo, eran quienes tenían a la gallina de los huevo de oro encerrada como esclava, sí, hablamos de Jesse Pinkman, otro que pudo decir yo soy el que toca pero lo desaprovechó.
Y Mad Men, más allá de los trajes y el dinero, es precisamente todo lo contrario al sueño de los seres humanos. ¿Por qué? Al final son personajes cuarentones o envejecidos que están eternamente enojados con su posición de autoridad mediana. Nunca trató de capitanes de la industria o creadores de imperio, sino de nuevos ricos con incapacidad de ser felices. Y sí, eso era lo adictivo. Era una historia con la que cierto tipo de personas nos podemos identificar. Son problemas estupidos, como la alfombra de la oficina o si alguien agarró un cliente tuyo. Nada trascendental. Un reflejo de lo banal de nuestros problema e insignificantes carreras laborales, si gustas ver el vaso medio vacío (como Don Draper con su depresión).
Leí un texto buenísimo de Michael Idov en Vulture.com, acerca de cómo los gringos WASP quisieron venderle a todo el mundo la idea de que Mad Men era algo soberbio que todos debíamos de ver. Insisto que amo la serie por completo, pero es algo limitada en su manera de darse a querer. En primera, es para gente farola. Escritores, diseñadores, banda que se ubica a sí misma como creativa (¿creachiva?) y en general cualquier aspirante a ser alguien dentro de los medios masivos, asesorías de imagen y publicidad. Es aspiracional, así como las Kardashian lo son para una morrita que quiere ser famosa por enseñar las nalgas. Digo, vestir trajes que cuestan más que diez salarios mínimos y tomar un old fashion antes de las cinco es ciertamente igual de lunático que querer ser la señora de Kanye West.
Siempre añore un episodio en el que no estuviera Don el 99% del tiempo aire. Lo más parecido que tuvimos fue en la temporada en que se divorció, dónde más bien sus historias fueron secundarias y era mucho más entretenido el ascenso meteórico de Peggy junto con las subtramas divertidas de Roger, Pete y hasta Harry Crane. Muchísimo tiempo el protagonista con un gran secreto que al final no fue tan secreto ni resultó algo terrible era la parte más floja de la serie. El último estirón nos pagó con creces ese camino. Sí, está rarísimo que John Hamm no filmará con nadie más del reparto, que pasaramos 35 minutos en una villa hippie y que extrañamente Joan fuera la emisora de un tiempo de cambio social en lugar de Peggy. Al principio estuve molesto y sacado de onda por el final con la canción de Coca-Cola. Con los días no creo que pudiera haber algo más perfecto. Incluso sin las chaquetas mentales espacio-temporales sobre la incepción de la campaña de Coca en las montañas dentro de la misma agencia donde laboraban los personajes de ficción, hay un claro mensaje que la iluminación dentro de los millonarios occidentales en lo setenta, tarde o temprano derivaría en vender bebidas carbonatadas… con una cubierta de lo que sea que estuviera de moda. ¿O el día de hoy no nos venden Coke con una campaña basada en buenpedismo?
Lo hermoso de Mad Men es que todos los finales que quisimos, nos los entregaron desde hace dos años. ¿Don solo en su depa? ¿Peggy, Roger, Pete y Don como una familia postiza? ¿Sally dominando el mundo? ¿Peggy como LA jefa [ese frame de ella en la silla]? ¿Don abrazando a Sally como lo único bueno en su vida? ¿Betty saliendo del paradigma de ama de casa? Todo lo tuvimos. Gracias.
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