La vía pública es definida por el Reglamento de Tránsito Municipal en su artículo cuarto, fracción XXXIX, de la siguiente manera: “Vía pública: Las avenidas, calzadas, plazas, calles, parques, andadores, caminos, boulevares, callejones de acceso, ciclopistas, banquetas, caminos vecinales, carreteras, brechas, desviaciones, veredas, senderos, acotamientos, puentes que unan vías públicas y zonas de protección de ambos, destinados al tránsito de vehículos, peatones y semovientes en el municipio de Aguascalientes”.
Con lo anterior queda claro que las vías públicas son aquellos espacios destinados al tránsito y no tendría por qué dárseles algún otro uso, sin embargo, de manera pragmática y constante se otorgan permisos, se toleran o pasan desapercibidos una gran cantidad de comercios, algunos ambulantes y otros que prácticamente son fijos o su instalación es diaria pero en el mismo lugar, además de los comercios que sacan su equipamiento fuera de sus locales. A los ciudadanos se nos pretende hacer entender que son personas con las cuales debemos ser solidarios y permitirles que desarrollen sus labores por ser el sustento de sus familias; en la “Tierra de la gente buena” esto había venido funcionando tradicionalmente, pero ha llegado el momento en que son tantos los puestos y los equipamientos que han invadido banquetas y arroyos de las calles de una manera por demás peligrosa.
¿Cómo es posible que se permita que un puesto sea instalado en una esquina en donde, incluso, está prohibido estacionar vehículos con el fin de que tanto peatones como automovilistas puedan tener una buena visibilidad y, de esta manera, reducir al mínimo el riesgo de accidentes, o que se instalen en una banqueta ocupando hasta el 70% del ancho de la misma y todavía cuenten con anafres o parrillas de gas con el consiguiente peligro para los transeúntes?; se ha llegado hasta el extremo de tener puestos de comida en espacios destinados al estacionamiento de discapacitados.
En Aguascalientes sí podemos ser solidarios y lo demostramos cotidianamente, pero nuestra buena disposición no tiene por que comprometer nuestra integridad o la de nuestras familias, los intereses económicos particular no tiene por que estar por encima de los intereses sociales.
Las autoridades deben tomar cartas en el asunto y poner atención en este tema tan sensible, para que ponga orden en el uso de los espacios públicos de vialidad con el fin de mejorar la seguridad ciudadana y que podamos tener una sana convivencia; estamos seguros que los comerciantes sabrán comprender lo que probablemente nunca se les ha expuesto y es que una vida o la salud de una sola persona es mucho más valiosa que todas las ganancias que puedan obtener todos ellos durante toda la vida.
Estamos conscientes que romper con inercias no es fácil, pero ya es tiempo de atender este asunto, antes de que sea demasiado tarde y tengamos que cargar en nuestras conciencias el no haber hecho algo en su momento.
