- El objetivo de algunas políticas apunta a favor de las transnacionales
- El estado de la economía puede calificarse como pésimo
- En México preocupa que Vietnam ofrezca condiciones laborales todavía más bajas
La apuesta del gobierno mexicano parece estar enfocada al empobrecimiento del obrero para asegurar la permanencia de las transnacionales y dar cierta estabilidad económica al país.
Enrique de la Garza Toledo, profesor investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana, se presentó en el IX Congreso Nacional de la Asociación Mexicana de Estudios del Trabajo, realizado en la Universidad Autónoma de Aguascalientes. En entrevista señaló que no deja de resultar importante el estudio de las tendencias laborales en las transnacionales.
Manifestó que en el país la mayor preocupación son las deplorables condiciones del empleado vietnamita, pues cobra la mitad de un salario mínimo mexicano por trabajar hasta doce horas diarias durante los siete días de la semana: “México no puede seguir compitiendo por bajos salarios, tiene que competir con una mano de obra más calificada, con mejores tecnologías. En ese sentido Vietnam no sería competitivo”.
Preocupante también, dijo, es que pese a los discursos del oficialismo prosperen compañías que otorgan prestaciones mínimas: “Lo que hay que comparar es cuánto pagan las transnacionales y cuánto pagan las mexicanas grandes (…). Nissan paga mucho menos que Telmex y mucho menos que Bimbo (…). Las transnacionales llegan con salarios bajos dentro de su categoría de gran empresa (…), Nissan tiene mucho menos prestaciones que Telmex, no hay ninguna duda, lo hemos estudiado, las condiciones de trabajo son mucho mejores en Telmex”.
La Reforma Fiscal, cargada con nuevos impuestos, añadió de la Garza, obliga a las empresas a ahorrar en mano de obra al ofertar menos puestos. Esto se traduce en informalidad. Desde su punto de vista la economía se encuentra en pésimas condiciones: “La economía no ha tenido la capacidad de ofrecer empleos estables, decentes, diría la OIT, a una buena parte de la población, casi el 60 por ciento de los trabajadores están en el sector informal (…), además los trabajadores que están en la parte formal han visto caer sustancialmente sus salarios en los últimos 20 o 25 años”.
El panorama futuro luce lleno de espacios en negro. La defensa de los derechos del trabajador está lejos de ser un fuerte nacional. El investigador insistió en que “el tipo de sindicalismo que tenemos es totalmente obsoleto. Es un sindicalismo que no tiene propuestas de ningún tipo, simplemente sirve para controlar a los trabajadores, es un apéndice del gobierno, estoy hablando de grandes centrales como la CTM. Hay una gerontocracia, una generación de viejitos que ya no tienen ninguna idea del mundo actual y que siguen como los máximos dirigentes”.
