¿Sabes?, creo que éste ha sido el concierto que más he disfrutado de los cuatro que hasta ahora se han realizado en la tercera temporada del año 2015 de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, un concierto perfectamente equilibrado, como dice el maestro Revueltas, “programar una temporada de conciertos es hacer un pequeño ejercicio de equilibrio”, sólo que yo cuestionara la palabra pequeño, salvo tu mejor opinión, amigo melómano, éste es un ejercicio titánico.
Te comentaba que fue un concierto equilibrado, diseñado como una delicada artesanía, pero sobre todo, y esto es lo más importante, bien tocado, de hecho, muy bien tocado, y en esto consiste, principalmente, mi apreciación de que hasta el momento éste ha sido el concierto que más he disfrutado.
Fíjate que, por otro lado, mi escepticismo, del que a veces me canso, me decía que no habría una buena entrada en el teatro. Como ya te lo he comentado es un concierto muy bien diseñado, con obras deliciosas y fáciles de escuchar, pero ninguna de ellas es lo que podríamos considerar una obra taquillera, si me permites la expresión, sin embargo, bendito error, el público respondió generosamente a la convocatoria de su majestad la música, no sé en realidad cuánta gente había, pero yo calculo que por lo menos eran tres cuartos de sala, maravilloso, sobre todo si consideramos la patética indiferencia que los medios de comunicación han mostrado, no sólo hacía la Sinfónica, sino hacia todo tipo de manifestación cultural, el canal oficial, por ejemplo, va a grabar los concierto sólo cuando no tienen otra cosa mejor que hacer, cuántos conciertos se han perdido, cuánta música se ha quedado vagando en el éter y en la memoria de nosotros los melómanos porque no se han grabado todos los conciertos, de verdad, qué pena, es indignante. Pero mejor dejemos esto para otra ocasión.
El concierto inició con la Obertura El Corsario del compositor francés Hector Berlioz, continuó con una exquisita ejecución del Concierto para Clarinete y Orquesta Op. 26 en Mi bemol mayor de Carl María von Weber, con la obligada reducción de la orquesta para abordar estos repertorios del más estricto clasicismo. El compromiso de tocar como solista se le encomendó al maestro Miguel Ángel Navarrete García. Después del intermedio escuchamos dos obras del gran representante del romanticismo ruso, Piotr Ilich Tchaikovski, en primera instancia escuchamos la Polonesa de Eugene Onegin en sus tiempos Moderato tempo di polacca, y en la parte final, Francesa da Rimini, Op. 32. El director para este concierto fue el maestro José María Ferreira Lobo, que hizo un trabajo de primer nivel, mostró un nivel de exigencia muy alto y esto, desde cualquier perspectiva, beneficia a nuestra orquesta, llevó a la Sinfónica hasta el límite y le sacó hasta la última gota de jugo, sin embargo, también es importante señalarlo, los maestros que integran la OSA respondieron puntualmente a estas exigencias.
Por su parte, el maestro Navarrete García, que ofició como solista, nos regaló una ejecución irreprochable, tanto en el nivel técnico como en la, a veces incomprendida, cuestión de la sensibilidad, exquisito, impecable, el von Weber que nos propuso.
En la segunda parte del concierto, que ya hemos apuntado, estuvo dedicada a Tchaikovski, el maestro Ferreira Lobo nos permitió ver de qué esta hecho, su sapiencia musical encontró una muy afortunada conexión con los trazos musicales largos, profundos, intensos del irreverente romanticismo de Tchaikovski, es sorprendente como la Sinfónica puede sonar y qué alturas puede alcanzar cuando está trabajando con una batuta de esta estatura musical.
Por eso me siento verdaderamente contento, satisfecho, de haber disfrutado de un concierto de este nivel, música exquisita, de una belleza incuestionable, que recibió el tratamiento que su grandeza merece, me siento contento porque me quedó claro el verdadero potencial de nuestra orquesta y que sin duda, es capaz de abordar cualquier repertorio y responder dignamente a cualquier exigencia, me siento feliz de que el público haya respondido tan generosamente a un programa sin muchos reflectores, pero de una belleza fuera de toda duda, y por cierto, el público también estuvo a la altura de las circunstancias, pero sobre todo me siento feliz por lo que la música me hizo sentir, eso es lo más importante.
La próxima semana la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes nos ofrece un programa de música mexicana, evidentemente, por las fiestas patrias. El director invitado para este compromiso es el maestro Juan Tucán Franco y con un repertorio impregnado de nacionalismo musical mexicano. La cita con su majestad la música es el viernes 11 de septiembre a las 21:00 hrs en el Teatro Aguascalientes, la casa de nuestra Orquesta sinfónica, por ahí nos veremos si Dios no dispone lo contrario. Hasta entonces.
