- Es ganador mexicano del Premio de Poesía Poetas del Mundo Latino Víctor Sandoval 2015
- La poesía mexicana refleja su historia por gente que vive en una misma realidad
Sorprendido, el ganador mexicano del Premio de Poesía Poetas del Mundo Latino Víctor Sandoval en su edición 2015, Antonio Deltoro, aseguró que aunque lo consideran un poeta destacado en el terreno mexicano, aún no se cree poeta, sino un gran lector de poesía que busca transmitir lo que él vive a través de sus versos.
El Encuentro de Poetas del Mundo Latino fue de los primeros espacios literarios a los que asistió cuando inició con su carrera y al pasar los años conoció a centenar de autores a los que admira y quiere; coincidir con personajes de renombre como Eduardo Lizalde o Joan Margarit le causa honor, orgullo y alegría.
“El poema es lo fundamental, el poeta es algo secundario”, en tanto, el premio es como una especie de plus o extra a tu trabajo que genera una responsabilidad porque coincide con poetas admirables, además de que el hecho de que alguien lea el trabajo de Deltoro por tener este premio le genera una satisfacción mayor, pues lo que más quiere un creador de la palabra es que lo lean y hablen de su obra.
“Ahora yo seguiré escribiendo sobre la vida de todos los días, pero sobre todo seguiré como un gran lector de la poesía”. El autor considera que la poesía es una actividad que puede salvar un poco al humano de esta época tan ruidosa, injusta y catastrófica; aunque pareciera que es como un escape de la realidad, Deltoro señala que es un encuentro propio con la vida real, vivir de una forma más intensa y más profunda.
Desde segundo año de primaria conoció la satisfacción de ser un lector de poesía, con una profesora que les leía romances castellanos y cuentos de hadas: “ahí empezó a fascinarme el lenguaje y los poemas”, aunque de manera precoz se adentró al mundo de la poesía considera que ejerció la escritura muy tardíamente: “eso de ser poeta nunca me lo creí, incluso en este momento la mayoría de los días no me lo creo porque más bien soy un lector de poesía”, fue hasta que lo empezaron a invitar a encuentros, a publicar poemas en suplementos culturales, o pequeños poemas en compilaciones; la primera fue en Máquina de Escribir, una colección auspiciada por Federico Campbell y autores como David Huerta y Coral Bracho.
No sabe cómo describir su poesía, pero en cada verso trata de plasmar lo que pasa en la vida de todos los hombres, de estar consciente que alguna día moriremos y por tanto es un privilegio respirar día a día: “a veces tengo como tema algunos objetos, juegos, o todo lo que conocemos porque el poeta no vive en un mundo aparte, somos como cualquier ser humano”.
Desde su experiencia con otros autores extranjeros, Deltoro señala que en México, a pesar de compartir una lengua con todos los países que hablan castellano, hay una manera muy particular de vivir y de trabajar la lengua; parafraseó a Villaurrutia al decir que la poesía que se escribe en México es crepuscular, es decir, que de alguna manera tiende a lo triste, peor por el otro está la festiva, juguetona e inclusive alburera.
“Creo que la poesía mexicana refleja nuestra historia por gente que vive en una misma realidad pero que están abiertos a la cultura del mundo”, el que sea un país que ha recibido sucesivas migraciones ha causado que se transforme el lenguaje a uno más jugoso y particular.
Antonio Deltoro es originario de la Ciudad de México, ha publicado títulos como Algarabía inorgánica (La Máquina de Escribir), Los días descalzos, Balanza de sombras, con el cual obtuvo el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes en la edición de 1996. En España ha publicado Poemas en una balanza (selección y entrevista de Francisco José Cruz Pérez, Editorial Palimpsesto); estudió Economía en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), ha sido profesor en la misma y coordinador de imágenes en el Museo Nacional de Culturas Populares y de talleres de poesía en el Instituto Nacional de Bellas Artes, así como la Casa del Poeta Ramón López Velarde.
