- Representante de Greenpeace México reclama la pesca ilegal en la zona protegida de la vaquita marina
- Intereses económicos de grupos de poder violan el acuerdo federal de no pescar en el norte del golfo de California
A pesar de las medidas de protección emitidas por el Gobierno Federal, el pasado mes de abril, para la conservación de la vaquita marina; los representantes de Greenpeace México reclaman una seria violación al acuerdo que continúa con la afectación de esta especie endémica de México en peligro de extinción.
En abril del 2015, tras más de dos años de trabajo por las organizaciones civiles protectoras de animales y ecologistas, el presidente de la República, a través de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), emitió un acuerdo publicado en el Diario Oficial de la Federación con el que se suspendió temporalmente (dos años mínimo) la pesca comercial mediante el uso de redes de enmalle, cimbras y palangres, operadas con embarcaciones menores en el norte del golfo de California.
El polígono delimitado se encuentra dentro del área natural protegida llamada Reserva de la Biosfera, mejor conocida como Alto Golfo de California y Delta del Río Colorado, según el documento está ubicada entre las aguas del golfo de California y los municipios de Mexicali, Puerto Peñasco y San Luis Río Colorado.
Miguel Alejandro Rivas Soto, campañista de océanos y representante de Greenpeace, llevó a cabo una charla en el primer Foro de Bienestar Animal Aguascalientes, organizado por Amigos Proanimal, en la cual se detalló el proceso que se lleva en el llamado SOS Vaquita Marina y los obstáculos que se tienen para el bienestar animal por los intereses económicos de muchos países y personas.
“La vaquita marina es el mamífero marino más pequeño del mundo y el más amenazado, es única en el mundo y vive en México”, según reportes del Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita, en el año 2014 existían sólo 97 individuos, a la fecha el último estudio sumaban 57 por mucho; aunque históricamente ha sido una especie de poca población, este es un número que lo deja al borde de la extinción.
Por meses activistas y organizaciones no gubernamentales han exigido a la autoridad federal a tomar medidas más efectivas, pues las emitidas no han dado resultados favorables. Rivas Soto señaló el 70% de esta especie se muere por las redes de pesca que usan para atrapar a un pez llamado totoaba, que curiosamente también se encuentra en peligro de extinción por ser vendido en el mercado negro: “esto es macabro porque sólo consumen su vejiga natatoria, pues según los chinos tiene un poder afrodisíaco que llegan a pagar hasta 35 mil dólares para hacer una sopa”, al ser un negocio bastante lucrativo existen múltiples intereses de grupos de poder que no han querido ser eliminados.
La prohibición de la pesca comercial durante dos años podría ayudar a compensar un poco el daño causado a la especie, sin embargo el gobierno implementó un mecanismo para equilibrar la negación a los pescadores, pagan de cuatro a 20 mil pesos a los afectados, la suma da una inversión de 525 millones de pesos al año para que el área de protección de la vaquita marina pueda continuar: “obviamente sabemos que es demasiado dinero y que en poco tiempo podrán de pretexto la falta de recursos”, es por ello que se exige una nueva estrategia más sostenible.
El activista aclaró que el bienestar de un animal parte de que exista, de que como humanos podamos conservarlo e impedir su extinción, es por ello que voluntarios de todo el mundo comenzaron un recorrido en el Barco Esperanza por las costas mexicanas para documentar que sí existe la pesca ilegal de la totoaba que está causando la muerte de la vaquita marina; “en tan solo cinco días y 85 kilómetros cuadrados, encontramos diez redes pescadoras”. Ante el cuestionamiento de cómo muere la vaquita, se recordó que es un mamífero, no un pez, y al quedar atrapada en una red muere asfixiada violentamente.
“Debe ponerse más énfasis en las medidas estratégicas, las que hay no son suficientes”, estadísticamente tendría que demorarse la pesca hasta el 2038 para contar con una población prudente de vaquita marina, esto en números significa un gasto que el gobierno no estaría dispuesto a pagar al considerar que es mucho trabajo para “tan poca cosa”, pero el salvar a una especie no sólo beneficia a su población, sino a todo un ecosistema y medio ambiente en general.
Se insistió en que la pesca ilegal no ha parado y por alguna extraña razón la autoridad se niega a aceptarlo y a crear una política sustentable en torno a la protección del animal mamífero marino más amenazado en el mundo. En caso de no cambiar esta situación, los expertos señalan que en un plazo máximo de dos años la vaquita marina podría quedar extinta y la totoaba con peligro de quedar en el límite.
Desde Greenpeace internacional se han emitido llamados basados en estudios al gobierno de México para atender el tema con mejores medidas, pues el polígono de la vaquita se amplió a un área de 30 mil kilómetros cuadrados y sólo existen dos oficiales de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) para patrullar toda esa zona: “es una burla, dos hombres no pueden con tan inmensa dimensión”, es urgente incrementar el patrullaje con más personal así como diseñar nuevas estrategias que combatan la corrupción que permite la pesca ilegal en la zona protegida.
