- La obra de remodelación desvinculó el camellón de la Alameda de sus orígenes, dice historiador de la UAA
- Gobiernos deberían consultar especialistas antes de intervenir lugares antiguos
Para el historiador Andrés Reyes Rodríguez, los resultados de la remodelación de la Alameda quebrantan, por completo, el entorno histórico, arquitectónico, natural y urbano de la zona en que se ubica.
El recién inaugurado corredor cultural carece de una perspectiva patrimonial que vincule las instalaciones contemporáneas con los orígenes históricos del sitio.
El piso, la jardinería, los módulos, los juegos infantiles y el resto del mobiliario urbano contrastan con la estética de los tradicionales barrios cercanos, lo que lleva a sospechar que la presidencia municipal de Aguascalientes no estudió la historia del lugar antes de elaborar el diseño del proyecto.
La avenida Alameda fue construida, hace más de cien años, por el gobernador Rafael Arellano Ovalle, inspirándose en el estilo de los Campos Elíseos en Francia, corriente que adquirió popularidad durante el mandato de Porfirio Díaz e incluso influyó en otras obras públicas como el Paseo de la Reforma en la Ciudad de México, detalló el catedrático de la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA).
Comentó que por el camellón de la Alameda corría la acequia principal que durante tres siglos abasteció de agua las inmediaciones del Ojocaliente, los talleres del ferrocarril y el primer cuadro: “era un lugar no sólo de recreación, sino donde muchas personas se bañaban; el aseo público era muy aceptado en esos años y el agua cálida y cristalina servía bien para esas tareas”.
En sus primeros años, la Alameda se caracterizó por ser un sitio de convivencia entre distintas clases sociales donde paseaban por igual las familias acaudaladas de la capital y los trabajadores del ferrocarril, en medio de artesanos, músicos, vendedores de periódico y comida: “fue un espacio donde el verbo ‘habitar’ adquiría su mayor dimensión”.
El especialista dijo que es fundamental para los gobiernos la investigación de la historia de los espacios que se proyecte intervenir, especialmente si son antiguos.
La Alameda se encuentra rodeada por reminiscencias del ferrocarril, predominan en los alrededores las construcciones tipo chalet de la colonia de Los Gringos y una considerable riqueza vegetal. Estos factores debieron haberse tomado en consideración para el proyecto: “se debió haber elaborado un catálogo de formas geométricas, constructivas, volúmenes, alturas, materiales, y en función de esto armar una propuesta, pero eso sólo lo puede hacer un profesional de la conservación (…). Pudieron consultar a los expertos en patrimonio urbano de carácter histórico, invitar profesionales en conservación de zonas históricas a nivel nacional, pues el tamaño de la inversión lo justifica”.
Para la restauración de Plaza Patria, el gobierno de la entidad por ley tuvo que recurrir al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), pues casi todas las fincas aledañas clasifican como monumentos históricos; pero para la Alameda, la alcaldía capitalina prescindió de la opinión de los historiadores porque no existe ninguna declaratoria que vuelva obligatorio acudir a las oficinas especializadas.
La Ley Federal de Protección de Monumentos no contempla andadores, caminos o senderos, por lo tanto, el INAH carece de facultades legales para impedir acciones en este tipo de lugares.
Reyes Rodríguez comentó que el único criterio que siguió la autoridad municipal fue posiblemente el de generar algo atractivo para los ciudadanos: “y es que cualquier cosa maltratada que se pinta y repara, le va a gustar a la gente, pues como no hay alfabetismo patrimonial, todo tiende a gustar”.
A decir del maestro en historia, cuando se invierte dinero público en algo, es necesario establecer como objetivo la respuesta a un problema en específico y no únicamente gastar recursos “porque algo se ve feo y lo quiero hacer bonito”.
Con el mismo presupuesto, anotó el historiador, pudo haberse hecho una intervención armónica en donde convivieran las viejas instalaciones con los elementos modernos pero para conseguir esa congruencia, tuvieron que haberse inspirado en lo que ya existía para incorporar lo novedoso. El resultado de estas omisiones es un espacio contrastante e incongruente con sus orígenes.




