- De cada diez mujeres atendidas menos del 50% concretan el proceso legal
- Ninguna ley en México especifica el derecho al bienestar, aspecto fundamental para una vida plena
De acuerdo con los datos arrojados por el INEGI publicados el día de ayer en conmemoración del Día Internacional para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres, así como los números de mujeres desaparecidas y/o asesinadas por cuestiones de género y las miles de mujeres que no son parte de una estadística por no atreverse a denunciar su situación, la Asociación Iberoamericana para el Desarrollo de la Igualdad de Género consideró que el país se ha retrocedido gravemente a pesar de los avances en el ámbito internacional en derechos humanos.
Denunciaron que no existe voluntad política y que pareciera que para los legisladores la mujer no es importante ni lo que les suceda, aunado a las interpretaciones de las leyes a conveniencia de intereses políticos: “la violencia no sólo es física, incluyo es más grave la violencia institucional que viven miles de mujeres por quienes se supone tendrían que representarlas”, aseguró su presidente Mabel Haro Peralta.
La falta de interés hacia los casos de las mujeres desaparecidas, los registros de mujeres violentadas que denuncian y que son revictimizadas por la autoridad y los múltiples asesinatos feminicidas sin justicia; son muestra de que el supuesto avance sólo está en las conferencias de prensas de los medios de comunicación con fines de publicidad política.
“Sin querer sonar fatalista, estamos ante una situación donde las mujeres nos tenemos que poner en estado de alerta, el mensaje es claro, tenemos agresores como servidores públicos pero no importa porque es más relevante que siga en el puesto”, con referencia a los casos hechos públicos de denuncias hacia trabajadores de la administración de Carlos Lozano de la Torre.
Aunque la asociación no ha recibido casos de esta naturaleza, ha observado un incremento severo de mujeres gravemente violentadas sicológicamente por sus parejas, las cuales por temor a la impunidad y a ser más afectadas por el varón al enterarse que lo denunció, se retiran del proceso legal y regresan a la vida de violencia.
Desde hace tres años que han trabajado en la entidad se percataron del preocupante mensaje que se les envía a las mujeres sobre esta relación de poder con la masculinidad machista, donde no hay cabida para la mujer y sus garantías individuales, al percibir un clima de impunidad evitan la presentación de la denuncia y la búsqueda de ayuda para salir de su círculo de violencia; este es el gran reto que se fijó como organización civil, el desarrollar una comunicación integral con el sector femenino a informarlas sobre sus derechos y los mecanismos de apoyo en caso de alguna situación de violencia.
El problema que más han percibido es la intermitente asistencia de las afectadas en el proceso, tanto legal como sicológico: “es demasiado difícil lograr que la mujer pase por toda esta lucha legal y emocional para liberarse de tanta violencia”, de diez mujeres que llegan a pedir información sobre cómo exigir que se le reparen los daños menos del 50% logran concluir el procedimiento: “siempre tratamos de sensibilizarlas con charlas, reuniones, pláticas que suavicen ese dolor y temor por ser mayormente violentada”, sin embargo el miedo y la desconfianza en la autoridad las regresa a su estado de codependencia con el hombre.
La mayoría de las mujeres que como organización civil han atendido no sobrepasan los 30 años de edad, esto refleja que la educación continúa en estado conservador y que ya no sólo son situaciones de mujeres de más de 60 años con una educación tradicional donde la mujer vive para servir al varón, sino que ahora las jóvenes consideran que el bienestar personal depende de que su pareja las violente o las trate bien.
En este último año se presentó un caso de una mujer de edad adulta que concluyó todo el proceso legal y sicológico, se separó del esposo y terminó su carrera universitaria en derecho: “probablemente pareciera poco pero para las personas que están en una situación de violencia esto significa un gran avance”.
Entre los estudios internos sobre la legislación mexicana y local, Haro Peralta destacó la ausencia en las leyes del derecho al bienestar; si bien en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida libre de Violencia habla de participación política, económica, social, educativa, del acceso a una vida libre sin violencia y demás supuestos; no se especifica el aspecto que es el más importante, el derecho al bienestar: “mientras no se tenga un bienestar personal y social ninguna persona puede hacer nada más, porque te paraliza en todos los sectores”.
La desobligación de los gobiernos
Mientras en el Congreso de la Unión se destinan recursos millonarios para las cuestiones sociales, de salud y seguridad, cuando se trata de las mujeres hacen una subutilización de los recursos, una de las estrategias que a la fecha hacen los gobiernos, tanto federal como estatales y municipales, es en ocasiones la contratación de las organizaciones civiles para que se encarguen de generar la información y capacitación necesaria para el desarrollo del sector femenino.
Para esta asociación sólo es un reflejo del poco interés que tienen en desarrollar una sociedad verdaderamente equilibrada en cuestión de género, económico, cultural y educativo: “es el gobierno quien debería de generar toda esta infraestructura técnica para el servicio de las mujeres y sus necesidades específicas”, empezando por un empoderamiento del autoestima y el conocimiento de los derechos como ser humano y como mujer.
“Ahorita estamos como en zona de guerra, tenemos que generar estrategias (personal y colectiva) de autodefensa y autocuidado”, el escenario está cada vez más preocupante ya que mientras se habla del progreso económico e industrial hay más mujeres violadas, atacadas, agredidas sicológicamente, y el posicionamiento del poder sigue basado en fotografías y eventos un día al año pero 364 días restantes ejerciendo violencia generalizada con sus políticas públicas sin perspectiva de género.
“Estamos entrando en un aumento considerable de violencia, los mecanismos de justicia creados no funcionan ni son suficientes”, para su equipo de investigadoras es urgente trabajar en una reeducación que no sea conservadora; como sociedad organizada deben unirse para contraatacar el mensaje machista de desconfianza a las instituciones y la falta de acceso a una vida libre de violencia real, no contada por los actores políticos.
