Yolanda Franco Durán
El domingo 6 de diciembre en punto de las 8:00 de la mañana inició la etapa medular de cualquier proceso electoral sea ordinario o extraordinario, me refiero a la jornada electoral misma que culminó a las 6:00 de la tarde de ese día con el cierre de las casillas. Como sabemos, en el Distrito I se instalaron 445 mesas directivas de casilla para recibir el voto ciudadano.
El Instituto Nacional Electoral, con toda la estructura de su Junta Local Ejecutiva, se dio a la tarea como actor político institucional, de proveer todo lo necesario para el desarrollo de la jornada, el Sistema de Información de la Jornada Electoral (Sije) reportó puntualmente la instalación y los incidentes en cada una de las casillas en comento. El personal del INE estuvo en todo momento atento a las eventualidades que pudieran darse, siempre en constante monitoreo de sus asistentes y supervisores electorales para garantizarle al ciudadano y a los partidos políticos una elección certera.
Durante la jornada electoral pasan muchas cosas alrededor de las casillas y su funcionamiento. Hay que destacar que el personal que atiende las mesas directivas se integra por ciudadanos comunes sorteados de manera transparente, los cuales se comprometen con el desarrollo de la Jornada y con el ejercicio de la elección democrática de su comunidad respecto a los cargos públicos. En esta ocasión, el ciudadano cumplió más allá de cualquier incidencia con su compromiso de coadyuvar en la elección de sus gobernantes.
Sin embargo, y lamentablemente, los actores políticos de los partidos contendientes lejos de estar a la altura de lo que los ciudadanos esperamos en cuanto a su apego a la ley y a los valores democráticos como la honestidad y la ética pública, se dejaron ver como los mayores detractores del voto ciudadano.
Hay que entender que los partidos son actores políticos promotores, opositores, aliados y mediadores en la construcción de la democracia. Son colectivos que actúan para intentar influir en las políticas públicas. Sin su participación activa la democracia nacional no existiría pues ésta se sostiene en un sistema de partidos.
Los actores políticos no actúan aisladamente sino que lo hacer a partir de redes. Las redes tienen características diversas que tienen que ver con el número y heterogeneidad, tipo y frecuencia de interacción y, permeabilidad de sus políticas en la ciudadanía. En este sentido, las redes de los partidos políticos pueden reforzar o menoscabar el ejercicio de la democracia.
En el caso de la pasada elección extraordinaria, los partidos movieron a sus redes con un fin específico que en algunos casos consistió en salir a comprar el voto, en otros amedrentar a la ciudadanía con actos vandálicos para generar temor e inhibir el sufragio, otros tantos utilizaron los medios telefónicos para hacer un llamado al ciudadano a fin de que saliera a votar por un partido en especial o, que no saliera pues resultaba inseguro emitir el voto en las condiciones de “violencia” que supuestamente imperaban en el distrito.
El baluarte de los partidos radica en su madurez para jugar una contienda electoral apegada a la ley, con estrategias limpias y contiendas ideológicas de fondo pensadas en favor de la ciudadanía y la gobernanza, sin generar climas de inseguridad que dañan entre otras cosas, la confianza y credibilidad ciudadana en el sistema democrático.
Los resultados electorales del domingo dejan claro que los partidos políticos están muy distanciados de la ciudadanía (37% de participación ciudadana en la elección no dejan lugar a dudas); su rol se ha limitado a la representación y han olvidado que la representación es sólo un medio para lograr una determinada transformación social.
Existen hoy nuevas reglas electorales y los partidos políticos deben transformar su papel y su rol en este nuevo escenario, deben generar nuevas redes con la sociedad civil, incluir a la ciudadanía en la elaboración por ejemplo de su programa electoral, su plataforma, su ideología. En su rol de intermediación con los distintos actores políticos deben ser más proactivos y aportar socialmente a una mayor transparencia, mayor rendición de cuentas y mayor apertura en la toma de decisiones públicas que incluyen a los ciudadanos.
Para la próxima elección local del 5 de junio del año próximo esperamos que los partidos políticos entiendan plenamente cuál es su papel y función más allá de un interés individual, si esto es así, seguramente los que saldremos ganando seremos tú y yo.
Por cierto, y como el Partido del Trabajo parece que recuperará su registro, me gustaría señalar que más actores políticos no implica necesariamente más democracia.
