“La cucaracha ya no puede caminar, porque no tiene, porque le falta, mariguana pa fumar”, al menos eso es lo que afirma el famoso corrido identificado con las luchas revolucionarias que de acuerdo con quien cuente la historia, era el himno de los villistas, o de los carrancistas, o de los zapatistas, según el gusto de los respectivos admiradores. La verdad es muy diferente. La canción es española, del dominio popular, recogida y publicada por Francisco Rodríguez Marín en 1883. Aunque era conocida desde antes. Llegó a México antes de la intervención francesa y ya es mencionada por Joaquín Fernández de Lizardi en 1819. Pero canción aparte, la mariguana estaba en nuestro país desde 1565, cuando llegó procedente de Las Filipinas en la Nao de China o Galeón de Manila. La yerba que es originaria del Tibet y Nepal tiene orígenes ancestrales imposibles de establecer, pero ya era utilizada como enervante cuando Fernando de Magallanes descubrió las islas del sudeste asiático. Desde entonces hasta la actualidad la mariguana es una droga psicoactiva, estimulante, sedante y adictiva. Fue utilizada por los soldados de la insurgencia, la guerra de reforma y la revolución indistintamente si estaban en el bando de los buenos o de los malos. Y siempre se usó con el mismo fin, ganar valor para enfrentar la batalla. La Nao de China atracaba en Acapulco, San Blas y Guaymas y por ello su cultivo se inició en los estados de Guerrero, Sinaloa y Sonora. Su producción y comercialización siempre fue artesanal. El cigarrillo se hacía en hoja de maíz, o papel de arroz. La venta aumentó considerablemente durante la Primera y Segunda Guerra Mundial, ya que los soldados norteamericanos se hallaban concentrados en lugares muy cercanos a la frontera con nuestro país y en sus días descanso venían a los pueblos fronterizos a desahogar su angustia, bebiendo alcohol, utilizando servicios de sexoservidoras y fumando mariguana. Al regresar a sus bases de entrenamiento no podían llevar botellas ni chicas, pero sí la yerba que de esta manera viajó a Europa. El tráfico de cannabis fue muy intenso, pero los autoridades de ambas naciones se hicieron de la vista gorda, porque era la manera en que los muchachos que viajaban al frente no perdieran su valor. Ya para la guerra de Vietnam, el uso de la mariguana estaba totalmente divulgado, aceptado y reconocido como imprescindible integrante de la mochila del marine. Sólo que entonces los soldados la conseguían allá mismo, puesto que estaban en los centros mundiales de cultivo que era la indochina. Durante los veinte años que duró el conflicto los ciudadanos estadounidenses y de muchos países iniciaron el movimiento hippie, una rebelión pacifista tendiente a poner fin a la conflagración. Los emblemas del movimiento eran el amor y la paz, la liberación sexual, el cabello largo, la vestimenta informal, las flores, las drogas psicodislépticas como el LSD y, por supuesto, casi obligado el fumar mariguana. Cinco siglos después nos encontramos ante la disyuntiva de su legalización. ¿Y eso, que tiene que ver con la salud?