Colegio de Estudios Estratégicos y Geopolíticos de Aguascalientes, A.C.
Moscú, Federación Rusa. 14 de marzo de 2016. Con su típica, y aparente, actitud displicente y socarrona, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, voltea a ver a sus principales colaboradores, los ministros de Asuntos Exteriores y de Defensa, Serguéi Lavrov y Serguéi Shoigú, y comenta: “Siento que el objetivo ordenado al Ministerio de Defensa y las Fuerzas Armadas ha sido cumplido, por lo que ordeno el comienzo de la retirada de la parte principal de nuestro grupo militar de la República Árabe Siria”.
Instantes después, el mandatario ruso realiza un par de llamadas telefónicas: a su contraparte en Damasco, Bashar al-Assad, para informarle de su decisión. Y, aunque usted no lo crea, a su principal adversario: Barack Hussein Obama.
La escena arriba descrita sirve como prólogo al presente artículo, el cual pretende explicar las razones que impulsaron a Vladimir Putin actuar de manera “impredecible”, al decidir el retiro parcial de las tropas rusas en Siria.
El 30 de septiembre de 2015, Vladimir Putin ordenó una ofensiva aérea rusa, la cual, combinada con el apoyo de efectivos de Afganistán, Irán, Irak y Hezbolá, cambió el curso de la guerra en Siria a favor del régimen de Bashar al-Assad, quien parecía terminaría como su par libio, Muamar el Gadafi: con un tiro en la nuca y con un varilla de acero introducida en su orificio anal.
La acometida moscovita, a pesar de la oposición de Arabia Saudita y Qatar y de la provocación de Turquía, la cual derribó una aeronave moscovita, logró lo que parecía imposible: llevar a las facciones belicosas a la mesa de negociaciones. Por ello, Putin logró consolidar su “posición estratégica en el Mediterráneo oriental con una dura pero limitada intervención militar… las negociaciones del próximo mes pueden entonces congelar el conflicto, una táctica que Rusia usó en su beneficio después de la invasión de Georgia en 2008 y los acuerdos de Minsk del año pasado sobre Ucrania oriental”1.
Asimismo, Putin evitó, por el momento, que los radicales chechenos, varios de los cuales militan con las fuerzas opositoras a al-Assad, obtuvieran un trampolín desde el cual golpear a Rusia.
La postura rusa ha sido validada por la Liga Árabe, cuyo el secretario general, Nabil Arabi, comentó: “Sabemos que las fuerzas rusas están en Siria a solicitud del Gobierno de Bashar al-Assad. Está permitido bajo la ley internacional por el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas”.
En el mismo tenor se expresó la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la cual afirmó que: “la decisión del Gobierno Ruso es un desarrollos significativo… el cual tendrá un impacto positivo en las negociaciones de Ginebra”.
¿Por qué Putin, al haber logrado sus principales objetivos, actúa de manera impredecible?
Primero, la personalidad del personaje en cuestión: Putin es no es un apparatchik; él es un antiguo oficial de la temida KGB. Es decir, el mandatario ruso fue entrenado de acuerdo a un “conjunto de reglas para las cuales el dominio y el control, la perseverancia, la flexibilidad y el oportunismo era clave para la conducta política efectiva”2.
Segundo, Putin es heredero de las técnicas de desestabilización del Ejército Rojo. “En su corazón, él es un bolchevique. Sabe que puede conquistar vastos territorios sin grandes ejércitos”3.
Tercero, desde el punto de vista diplomático, Putin, al anunciar el retiro de sus tropas de Siria y telefonear a al-Assad y a Obama, ha demostrado, una vez más, que él es quien manda, pues le dice a al-Assad de que “si no puede sostenerse en el poder ya no habrán más ayuda militar rusa. Además, le dice a su aliado iraní que hay límites al apoyo bélico ruso”4.
Finalmente, Obama recibe el recado de que Rusia tiene una capacidad militar reconstruida, la cual permite a Moscú proyectar su poderío allende las antiguas fronteras de la Unión Soviética y que los rusos explotarán cualquier indecisión o debilidad que detecten en los líderes occidentales.
Quizás habrá que recurrir a un gran líder, quien fue a la vez amigo y adversario de los rusos, para tratar de descifrar el comportamiento impredecible de Vladimir Putin.
En octubre de 1939, Winston Churchill dijo: “No puedo pronosticar la acción de Rusia. Es un acertijo, envuelto en un misterio, dentro de un enigma; pero quizás hay una clave. Esa clave es el interés nacional ruso”.
Aide-Mémoire.- La narrativa sobre México en el ámbito internacional debe ser conducida por los mexicanos, jamás por precandidato estadounidense alguno.
1.– Trudolyubov, Maxim. “A Clash of Foreign Policies”. Wilson Center www.wilsoncenter.org/article/clash-foreign-policies#sthash.fbbi8myP.dpuf
- – Schecter, Jerrold. Russian Negotiating Behavior. Continuity and Transition. United States Institute of Peace Press, Washington, D.C., 1998, p. 9
- – Kaplan, Robert D. In Europe´s Shadow: Two Cold Wars and a Thirty-Year Journey Through Romania and Beyond. Random House, New York, 2016, p. 154
4.- “Putin’s Pullout Decision From Syria Strategic Triumph for Russia” en http://goo.gl/odkV1e