- El debate sobre matrimonios del mismo sexo y cambios de género deben regresar a discusión
- Representantes populares, obligados a garantizar el acceso a los derechos humanos de todos los sectores
Tarde o temprano tendrán que discutirse en el Congreso local, con la seriedad que amerita, asuntos como el matrimonio entre personas del mismo sexo, el cambio de género ante el registro civil y otras reformas a las leyes civiles que se necesitan para garantizar el acceso a los derechos humanos de un importante sector: “las sociedades cambian y con ello cambian las leyes y los derechos que se persiguen”, señaló la titular del Comité Institucional de Equidad de Género (CIEG) de la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA), Gabriela Ruiz Guillén.
En entrevista, la investigadora reconoció que las posturas reticentes hacia estos cambios sustantivos es natural en los procesos sociales, sin embargo, el Poder Legislativo deberá ceder a la reflexión acerca del respeto hacia las diferencias y la erradicación de la intolerancia: “uno quisiera cambios fast track, pero hay que comprender que todo forma parte de un proceso histórico (…); generar apertura de mente no es fácil, mucho menos de quienes toman las decisiones, que son pensamientos tradicionales, de no querer que nada se mueva, que todo esté bien, aunque hay que analizar, ver, valorar pero por lo menos discutir”.
Y es que desde la óptica de los derechos humanos los representantes populares se encuentran obligados a construir la cultura de su cumplimiento, a través de la generación de políticas institucionales para prevenir, erradicar y sancionar cualquier tipo de violación a los mismos: “lo que nosotros hacemos cuando trabajamos desde la perspectiva de género es plantearnos una serie de preguntas ¿es lo que conviene? ¿se respetan mis derechos? ¿se respetan tus derechos? ¿es lo que quiero? ¿dónde empieza tu derecho y termina el mío y viceversa?”.
Mencionó que desde el CIEG impulsa algunas actividades consistentes en la promoción y difusión de la igualdad, equidad, la cultura de la convivencia, el rechazo a la discriminación y las homofobias desde el ámbito de la prevención. El organismo está conformado por representantes de cada dirección y decanato y se trabaja con docentes, personal administrativo y estudiantes.
A decir de Ruiz Guillén se debe entender la cultura como un factor importante para la construcción de las identidades. Las normas, patrones y creencias, son los factores que hacen que las personas se comporten de una manera o de otra; todo este conjunto es responsable de la asimetría social entre hombres y mujeres, es decir, el desequilibrio en el que prevalece un género sobre el otro: “partimos de allí, el género es una construcción social que se hace en una época en una cultura y que condiciona o educa a hombres y mujeres a comportarse de diferente manera (…), se precisa igualdad de oportunidades y de trato con una acción inmediata que se llama de equidad, ir equilibrando, para poder construir una sociedad más respetuosa entre sí, respetar las diversidades de todo tipo, decir no a las imposiciones y reconocer el legítimo derecho de las personas de decidir cómo vivir”.
