En recientes conversaciones con grupos médicos, tanto a nivel de reunión de amigos como sesiones de colegios, apareció el tema de los seguros en salud. El factor precipitante fue el tema de moda, el Brexit. Resulta que la mayoría de los votantes a favor de que el Reino Unido saliera de la Unión Europea, fueron los mayores de cincuenta años. El ofrecimiento de los líderes del movimiento separatista fue que mejorarían los seguros en salud, las pensiones y la asistencia a los adultos mayores. La gran decepción fue que después de ganar, los líderes dieron marcha atrás y no parecen dispuestos a cumplir las promesas. Obviamente los ciudadanos están sumamente descontentos. El tema nos sirve para echar un vistazo a nuestras condiciones de seguridad en salud. La historia es francamente decepcionante. El IMSS nació en 1943-44 durante el gobierno de Ávila Camacho y fue una excelente idea. El ofrecimiento central era mejorar las condiciones de los hospitales y centros de salud que ya tenía la SSA (Secretaría de Salubridad y Asistencia). Construir hospitales, mantenerlos y pagarles a los médicos cuesta una fortuna y el gobierno no había logrado encontrar la manera de sufragar el gasto. ¿Cuál era la solución? Muy fácil, que lo paguen el trabajador, el patrón y el gobierno a terceras partes. Y la idea funcionó, de inmediato comenzaron a mejorar las condiciones. Se construyeron buenos hospitales y los médicos comenzaron a tener buenos salarios. La época dorada del IMSS fue en 1965 cuando por indicaciones del presidente Díaz Ordaz, tomó la dirección el Dr. Ignacio Morones Prieto, el único médico que lo ha dirigido. Se dio impulso al Centro Médico Nacional que él mismo había construido diez años antes. Se favoreció la investigación y se mejoró enormemente la educación médica de especialidad. Se compraron equipos de novedosa tecnología. Nunca más el IMSS ha vuelto a tener un director médico, solo economistas y administradores con una clara tendencia a ver la institución como negocio y no como centro de salud. Y desde luego nunca volvió a tener la relevancia médica de esa época. Solo que para entonces ya el presidente López Mateos había creado el Issste, un seguro en salud y muchas otras prestaciones para los burócratas, con el clarísimo objetivo de tener aliados y contentos a los empleados oficiales. Para ello se tomó a la vieja Dirección de Pensiones, se le agregaron funciones y se convirtió en Instituto. Desde el principio se enfocó a la atención médica y para ello el gobierno compró el recién construido Hospital Fajer, propiedad del empresario libanés Antonio Fajer y lo convirtió en Hospital 20 de Noviembre. ¿Para qué hacer una nueva Seguridad Médica y Social, si ya se tenía al IMSS? No podrían haber incluido a los burócratas en esa dependencia. Médicamente hubiera sido lo correcto. Políticamente era más conveniente lo otro. Pero no paró ahí el desorden. En 2002 el presidente Fox creó el Seguro Popular, para aquellos ciudadanos que no cuentan con IMSS o Issste. Era innecesario, ya que desde su origen el IMSS contaba con la opción de régimen obligatorio o régimen voluntario. O sea que aquella persona que no es empleado puede comprar su seguro con sus propios recursos, exactamente lo que vino a ser el Seguro Popular. Nuevamente, ¿para que hacer lo que ya estaba hecho? Por cierto que el 15 de marzo de 2003 la dirigente nacional del PRD Rosario Robles presentó una controversia constitucional contra la creación del Seguro Popular. Sería interesante saber qué opina ahora, que está dentro del equipo al mando. Con base en lo anterior, ¿será posible realmente una unificación de los Seguros en Salud? Francamente lo vemos muy difícil.