El deporte y las olimpiadas / Enredos financieros - LJA Aguascalientes
16/01/2025

 

Estimado lector, estos días de justa olímpica, que para mi gusto ha perdido la esencia de más alto, más fuerte, por más drogado, más dopado, más tramposo en muchas de las disciplinas que vemos actualmente, presenciamos con impotencia que nuestros atletas que están participando tienen malos resultados, y que probablemente la meta que se tenía de obtener por lo menos cinco medallas este muy lejana a lo que realmente se logrará.

¿Quién tiene la culpa del fracaso del deporte mexicano amateur? ¿El gobierno? ¿El Superman Castillo?

Vamos a ver la realidad del deporte.

Nunca en la historia del país ha habido una política tanto gubernamental como privada de apoyo al deporte en ningún ámbito, y eso se ha reflejado en la sociedad y la familia. El éxito en la vida se traduce para los mexicanos en tener un trabajo decente y tener una familia que se desarrolle en armonía. Cuantas ocasiones escuchamos a personas decir que pobre de mengano porque no tiene hijos o peor ¡dice que no quiere hijos!, como si fuera una herejía.

Cuando en las familias uno de los hijos quiere ser deportista de alto rendimiento, los padres lo apoyan hasta cierto punto, cuando le dicen una frase más o menos como la siguiente: “Déjate de tonterías, ponte a estudiar, que de eso no vas a comer, ya dedícate al estudio y después consíguete un buen trabajo”. Pocos son los padres de familia que realmente apoyan a los deportistas o futuros deportistas, ese es el primer obstáculo que enfrentan.

Después, si los apoyos continúan, se percatan que para estar en alto rendimiento y nivel de olimpiadas, necesitan estar en centros de alto rendimiento de la disciplina que desea competir, y es cuando viene la primera disyuntiva, o tenerlo en un centro de capacitación privado, o buscar los centros públicos de alto rendimiento que están ubicados en las grandes urbes, siendo la principal la Ciudad de México. Eso conlleva traslados y gastos que una familia promedio mexicana no puede darse el lujo de tomar.

Es entonces cuando saben de las federaciones del deporte que dan apoyos para aquellos que se les ve futuro. Pero eso de “vérsele” el futuro es de apreciación. Puede ser que no sea conveniente para la federación desarrollar a uno o a otro por políticas, porque no podrán pedir más dinero, entre otras cuestiones.

Es cuando el gobierno debería intervenir para poner orden en las federaciones y enfrentamos el mayor problema del deporte en México. Las mafias de las federaciones que se convierten en cotos de poder, en lugares donde puedo obtener dinero y desviarlo de una manera fácil, sencilla, y que, si llegan a darse cuenta de mi desvío, el hacerlo público llevaría consigo sanciones internacionales que no son benéficas para nadie. El gobierno se hace de la vista gorda y pone de titular del deporte nacional a personas que no tienen el perfil, ni el conocimiento. Se pensó un tiempo que poniendo de titulares a ex deportistas exitosos, sabiendo de las grandes problemáticas que se tiene en el deporte, podrían poner orden, solo para darse cuenta que intención tenían, pero les faltaban las herramientas para llevar a cabo los grandes proyectos. Los fracasos de Nelson Vargas, de Ana Gabriela Guevara, del “Tibio” Muñoz, por solo mencionar algunos, es la historia del país, donde aquellos que exigen justicia y cambios, al llegar a las posiciones de poder donde pueden realmente cambiar las cosas, o son literalmente engullidos por el sistema, o bien, se acomodan a las bondades y entran en el círculo de corrupción, desvíos y estrategias dilatorias para que el deporte “medio” tenga éxito.


Si a eso le sumamos que en este sexenio, contrariamente a lo que vimos en anteriores, se privilegia la amistad a las capacidades de los integrantes del gabinete, donde vale más ser amigo de infancia, juventud, parrandas o universidad del presidente que ser la persona con las mejores acreditaciones para hacer el trabajo, entonces el desastre es el que estamos presenciando.

Un encargado del deporte, que ha pasado por todas las posiciones, un Superman, que fue procurador en el Estado de México, con el famoso caso Paulette que demostró su ineptitud como funcionario. Seguido de esto, pasa a ser subprocurador de la PGR federal en el gobierno federal, y de allí, viene el carrusel de puestos. Se va de allí también a otra procuraduría, pero esta es la del consumidor, de allí a comisionado de la seguridad de Michoacán, donde otra vez, demostró con creces la ineptitud que tiene como funcionario. Y en el 2015, para evitar “exponerlo” más, el presidente manda a su amigo a la Conade, donde en teoría, no tendría grandes problemas. Pero… una vez más demuestra su ineptitud, llevando un séquito de personas a las olimpiadas que no tienen nada que ver con el deporte, con una declaración patrimonial y de ingresos que no corresponde con lo que realmente hace ya que tiene que mantener cuatro casas (la de él y la de sus tres exparejas con las que tiene hijos), y más que representar a México, se fue de luna de miel con su novia.

¿Qué hacer con el deporte entonces? Apoyar desde la IP a todos aquellos que tienen futuro, que fácilmente se ve quienes destacan desde edades tempranas, para que el deporte sea, otra vez, más alto, más fuerte, más rápido.

 

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