Ni la muerte de Juanga salvó a Luis Videgaray, ya que “voluntariamente” renunció, el día de ayer su exjefe anunció al nuevo secretario de Hacienda, José Antonio Meade Kuribreña, y cómo no sustituirlo si su idea de traer a Trump a México produjo que la popularidad del presidente bajara más (por sí pensó que no era posible).
Podemos preguntarnos ¿quiénes son los novatos que asesoran a la presidencia?, o ¿quién nos hace el favor de evidenciar la falta de coherencia de nuestro mandatario? Si viviéramos en una democracia como la de Brasil, Peña y Videgaray estarían ya destituidos desde hace mucho por desvío de dinero sin embargo, a falta de ello casi vemos repetir la historia de Santa Anna, sí aquel episodio en que vendió parte del territorio nacional, justo donde ahora se quiere construir el muro de la discordia.
¿Cuál habría sido, en realidad, el verdadero objetivo de la visita de Trump? Pues evidentemente no fue el dejar claro que México no pagará el muro ni la seguridad de los mexicanos cuando el candidato gringo ha reforzado sus discursos racistas después de su visita a tierra azteca y asegura que no sólo obligará a nuestro amado Quique a pagar el muro sino que hasta el ejército de los Estados Unidos intervendrá para que así sea. La situación no pudo haber empeorado más la gran idea de Guicho de traer al Gringo millonario a México, sino que el acto heroico y desinteresado del secretario de Hacienda es el mismo de Matus, el personaje principal de la novela El ejército iluminado, de David Toscana, donde un grupo de retardados tratan de conquistar el Álamo para que nuevamente forme parte del territorio nacional.
Imagine usted tal osadía, un pequeño grupo de mexicanos con iniciativa, salvando a todos del poderío de un candidato cínico a quien no debieron invitar y abrirle las puertas.
El problema para Quique López de Santa Anna no sería la falta de remesas, sino el qué hacer con los 11 millones de indocumentados que regresarían. México no tiene la infraestructura suficiente para emplear a tanto repatriado ni para mantenerlos, pues no hemos crecido tanto económicamente como para tener un seguro de desempleo que realmente funcione y sostenga con un salario mínimo a los no tan favorecidos como usted y yo.
Un alto porcentaje de los mexicanos en Estados Unidos trabajan como mano de obra, no precisamente calificada, en la construcción, el campo, fábricas, servicio doméstico y la restauración. El salario mínimo en México es de 73 pesos, lo que suma 511 pesos por semana, dígame usted si no es atractivo realizar la misma actividad económica en otro país donde se gana lo justo (y además en dólares) más de lo que en su propia tierra, y si a eso le sumamos que el campo no es negocio para pequeños productores por los altos costos, la migración se vuelve natural.
Lo que no es natural es que nos devuelvan de un jalón a los exportados, pues aumentaría nuestra deuda, la pobreza extrema y problemas sociales. Trump, como candidato no puede negociar cosa alguna y todo pasa a ser subjetivo, el futuro, sin saber quién será el elegido, sigue siendo incierto hasta que se definan las elecciones. Mientras tanto el Gobierno mexicano no encuentra cómo resolver el descontento de su pueblo, restablecer la ya insostenible imagen de Quique, la Sra. Clinton da una lección de política a su contendiente y a los hoy invitados a dejar sus cargos.
Ayer cayó Guicho, y eso que era presidenciable entonces… ¿don Quique cuándo? Si cada vez mete más la pata y las pifias son más notorias. A dos años de terminar su mandato ya no puede estar nuestro no tan querido presidente a prueba y error, sí su intención con la visita de Trump fue poner a México en charola de plata seguramente fue porque entendió que uno de los presidentes más carismáticos en la historia de la nación era Santa Anna y lo quiso emular. Ni como enviarle el libro de El ejército iluminado pues ni siquiera lo podrá entender o peor aún que tal que se le ocurren otras brillantes ideas para, según el mejorar nuestro nivel de vida. Por ejemplo, para contrarrestar los estragos de la construcción del muro, se puede adelantar nuestro presidente y verter sobre todo el cauce del Río Bravo toneladas de deliciosa gelatina para que una vez cuajado no tengamos problemas al transitar por sus aguas o hambre, si tal fuera el caso.
Estimado lector, me rehusé a escribir sobre el tema pero por más que uno quiere ser ajeno ante las atinadas decisiones de don Enrique, ni cómo quedarse callado si ya hasta destituyó a su compadre ¿qué podemos esperar? Le sugerimos que se asesore con el tío Carlos, quien para cerrar con broche de oro dice que Aguascalientes es la Alemania de América, (eso dice el reportaje que sacaron al aire los aztecos en el ámbito nacional) aun si tres de sus vecinos no tiene trabajo o los empleos se abren para la línea de producción, dejando a un lado el desarrollo de otras habilidades como el intelecto o el gusto por la cultura.
Ni Tv Azteca se lo creyó, con dinero baila el perro y al cliente lo que pida o qué ¿será otro Aguascalientes del que hablaron? Yo sé de una comunidad en Chiapas que es tocaya de la tierra de la gente buena, pero no creo que su referencia apuntara tan al sur.
Y que me dice de los spots de radio de Gobierno del Estado “el mejor lugar para vivir, Aguascalientes” me da la impresión que el tío Carlos anda promoviéndose ahora que empezaron las vacantes en Gobierno Federal, en una de esas si nos descuidamos hasta a la presidencia llega, qué horror, de Guatemala iríamos a Guatepeor, eso sí estaríamos listos para entrar a la Comunidad Europea y en lugar de pesos nos regiríamos por los hidroeuros.
Para esos momentos de abundancia económica mi única petición será un estadio digno, (como el de los Sultanes) para los queridos Rieleros y, el regreso del Necaxa a la CDMX, ¿qué hacen aquí?. Le recomendaría a Don Carlos que David Toscana fuera su secretario de Cultura y a Pepe su director de Comunicación Social, ya ve que es el mejor líder de opinión de la entidad.
Estimado lector, compre una alcancía en forma de cochinito y guarde su dinero porque si el Guicho se fue de Hacienda no habrá quien le jale la rienda a la Presidencia de la República y en una de esas, sí andamos pagando el muro.
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