Este concierto, el que disfrutamos el viernes 2 de septiembre, es, tanto en el papel como en los hechos, el más atractivo de la temporada, varios factores son los que me hacen concluir de esta forma, en primera instancia el programa, si vemos el Concierto para violín en re mayor, Op. 35 de Tchaikovski y la Sinfonía No. 11 en sol menor, Op. 103 de Shostakovich no podemos tener la menor duda de la calidad de este programa, por cierto, totalmente ruso, aunque con dos representantes de diferentes lenguajes musicales. Si a esto le agregamos la calidad de los intérpretes, esto se convierte en verdadera ambrosía, el solista para el concierto de Tchaikovski es el maestro Edgardo Carone con la batuta del maestro Iván López Reynoso, todo dispuesto para disfrutar de una gran velada musical, como de hecho lo fue.
Por la extensión de la sinfonía de Shostakovich, alrededor de una hora, aunque hay versiones, dependiendo del tempo del director, que supera los 60 minutos, se prescindió de una obertura, como sería lo común en el diseño del programa, con la obertura para iniciar, un concierto en medio y terminar con una sinfonía, en este caso, iniciamos directamente con el concierto para violín en re mayor, Op. 35 de Tchaikovski, la presentación del maestro Carone como solista al instrumento fue un verdadero placer, desde su primera intervención, a lo largo de todo el concierto, hasta el desenlace final, siempre mostró ese trabajo técnico, su limpieza en la ejecución y lo más importante, la intensa sensibilidad que mantuvo durante toda la ejecución de esta inmensa página del violinismo romántico. El concierto se divide, como la mayoría, en tres movimientos, un movimiento lento en medio de dos rápidos, en este caso el concierto inicia con un allegro moderato–moderato assai, continúa con una canzonetta. Andante y termina con un finale. Allegro vivacissimo, los dos últimos movimientos ejecutados sin solución de continuidad. Esta es una obra que prácticamente no permite respiro al solista y lo lleva al extremo de sus posibilidades como violinista, reto al que el maestro Edgardo Carone respondió con puntual solvencia. Al terminar el concierto, uno se queda con esa sensación de satisfacción pero también de agradecimiento por el trato virtuoso hecho a una de las grandes catedrales del violín concertante.
No conforme con el trabajo realizado en el concierto de Tchaikovski, el maestro Carone nos ha obsequiado como encore, una deliciosa ejecución del grave, primer movimiento, de la Sonata No. 2 en la menor, BWV 1003 de Johann Sebastian Bach. Créeme que no pude resistir al regresar a casa, el hecho de beber un par de copas de vino tinto y escuchar esta sonata en la versión del maestro Natahn Milstein, la verdad, escuchar tanta buena música no te permite llegar a casa e irte a la cama como si nada hubiera ocurrido, como si el cuerpo no estuviera lleno de adrenalina por tanta emoción provocada por la buena música, y por el excelso tratamiento que se ha hecho de ella, así que había que hacer algo al respecto.
No recuerdo si el maestro López Reynoso ya había dirigido anteriormente a nuestra Sinfónica, me parece que no, salvo que tú, amigo melómano, me corrijas, pero creo que no, esta es la primera ocasión que lo veo dirigir en nuestra sala de conciertos, lo había visto anteriormente dirigir por televisión la Ofunam y la Orquesta Sinfónica de Minería y la verdad siempre aprecié mucho su trabajo, verlo en vivo es otra cosa, su manera de sentir y entender la música le da una identidad a su trabajo como director, pero lo más importante es que logra convencer a la orquesta, cosa verdaderamente nada sencilla, de su concepción del repertorio que le fue encomendado es la correcta, y claro, los músicos convencidos de la visión del director, le responden puntualmente.
El trabajo que el maestro Iván López Reynoso hizo de la Sinfonía No. 11 en sol menor, OP. 103 de Shostakovich fue soberbio, majestuoso, convincente. Antes de interpretar la obra en cuestión, nos ofreció una breve explicación del contexto en el que fue creada esta inmensa partitura y el contenido de la misma, es una sinfonía de características intensamente descriptivas a la manera de un poema sinfónico, y sin la menor duda, esto ayudó a disfrutar más de la audición.
La obra que, insisto, anda alrededor de los 60 minutos, en algunos casos un poco más, requiere de una generosa orquestación y de un trabajo casi perfecto del director, estoy seguro que el maestro López Reynoso debió terminar su presentación contento y satisfecho por haber cumplido con un compromiso muy serio y lleno de retos que su sapiencia musical pudo resolver sin mayor problema. Igualmente el público que pobló, más o menos tres cuartos de la sala del Teatro Aguascalientes, también debió sentirse pleno de felicidad por tan redondo programa de este cuarto concierto de temporada.
La próxima semana, el viernes 9 de septiembre de 2016, en el quinto programa de esta temporada, escucharemos Encuentros de Samuel Syman, uno de los compositores mexicanos más importantes en la escena de la gran música de concierto actual. Después se ha programado el Concierto no. 2 en fa menor, Op. 21 de Frédéric Chopin, con la participación del muy joven pianista Daniela Liebman. Después del intermedio escucharemos la Sinfonía No.1 en sol menor de Vassili Kalinnkov, el director será Vladimir Sagaydo. La cita con su majestad la música es, como ya lo comenté, el viernes 9 de septiembre a las 21:00 horas en el Teatro Aguascalientes, la casa de nuestra Orquesta Sinfónica, por ahí nos veremos si Dios no dispone lo contrario. Hasta entonces.
