- Descubro a mis personajes cada que corrijo mis libros, destaca el autor,en la presentación de su libro Breve tiempo del imposible, de la editorial Cal y Arena
Cuando escribo mis libros, yo corrijo y con cada personaje estoy tratando de descubrir quiénes son, destacó el escritor Joaquín-Armando Chacón durante la presentación de su libro Breve tiempo del imposible, de la editorial Cal y Arena.
Se trata de un libro que está dedicado a Carlos Montemayor, Víctor Hugo Rascón Banda y Rafael Ramírez Heredia, explicó el también dramaturgo, quien además citó al arquitecto Ludwig Mies van der Rohe, el cual decía que “en los detalles está la mano de Dios”.
“Me gusta esta frase y la he modificado: en los detalles está la imagen de Dios, pero ahí se puede ver la imagen del Diablo; por lo que estos cuentos tienen ese detalle, ya que corrijo mucho y con ello, voy descubriendo a mis personajes”, compartió.
Joaquín-Armando explicó que inició su vocación como lector desde los siete años con el Santuario de William Faulkner. “Desde ese entonces y hasta la fecha, lo sigo leyendo porque aún no termino por comprenderlo, pero se trata de un título que ha marcado mi vida”.
Destacó además que hay muchas cosas “light” en el mundo y por esa razón ha decidido escribir cuentos donde su lector permanezca y se integre a tal grado de percibir el pasar del tiempo y se sienta a gusto e invita a que sus cuentos sean leídos en más de dos ocasiones.
“Creo en la largueza de mis cuentos, los cuales narro desde distintos puntos del mundo, pero aunque hable de San Francisco o Cuernavaca, no me refiero a las ciudades que conocemos todos, sino a las que yo inventé. Cuando la gente me lee y después me conoce, me dicen: ¡Yo conocí ese lugar!, pero sólo se provoca la sensación de su existencia, de algo que puede ser real”, destacó.
El narrador aseguró que el breve tiempo de lo imposible es aquel momento en que podemos alcanzar un imposible y la vida nos indica siempre que tenemos que seguir adelante.
“Cuando entregué esta novela me sentí así. En el momento que estoy escribiendo me siento el mejor escritor del mundo, me siento mejor que Carlos Fuentes o Mario Vargas Llosa, pero cuando estoy releyendo me doy cuenta que tengo otros tamaños y debo mejorar. Cuando pongo el punto final a mis textos me siento muy triste y solo, pero el encanto como escritor es que mañana me voy a levantar y me enfrentaré a otro problema: la siguiente página”.
Con información de Difunet
