Millennials, Generación Y, Generación del Milenio, Generación We, Global Generation, y Generation Next son expresiones que identifican a aquella generación que se encuentra entre los 18 y 33 años.
Nacieron digitales y su vida está determinada en muchas de sus facetas por la conectividad. Se encuentran informados de lo que acontece en todo el mundo en tiempo real, es decir al mismo tiempo que se están generando los acontecimientos.
Son una generación donde la diferencia con personas de mayor edad, no sólo es cronológica, las contradicciones naturales de una generación joven a la del mundo adulto hoy tiene un componente adicional. Junto a ese choque generacional, se suma un elemento que profundiza la diferencia; su convivencia con la tecnología. Su mundo se ha convertido en una aldea donde todo está interconectado a través de los dispositivos digitales.
Esto les ha determinado una cosmovisión que se deriva de su condición de “nativos digitales”. El choque no sólo es cronológico, es también cultural. Las diferencias en disputa no está dada por la etnia, la procedencia social, económica o religiosa, la diferencia está marcada por la condición tecnológica.
Esta comunidad de jóvenes de acuerdo a Antoni Gutiérrez-Rubí, “ha construido un ecosistema donde el eje principal es la comunicación, la información, y la creación de comunidades. Esto significa pasar de generaciones espectadoras, a otras más activas y activistas. Las personas que fueron jóvenes en los ochentas, fueron generaciones de consumidores, querían comprar y poseer, los millennials quieren compartir y usar. Están menos apegados al consumo y prefieren viajar a comprometerse en el largo plazo con una hipoteca”.
Estos cambios culturales registran transformaciones profundas, el comportamiento también desemboca en la construcción de nuevas escalas de valores a la hora de construir proyectos que en muchas ocasiones generan rupturas con los paradigmas y procesos convencionales.
Esta generación ha desarrollado características particulares, dudan de todo, cuestionan todo, principalmente los modelos tradicionales en los que no se sienten representados. Instituciones como el matrimonio, el poder, las estructuras burocráticas, los políticos, son elementos en que los no creen porque los consideran poco congruentes y por lo tanto cuestionables.
Son muy críticos y exigentes, no participan en política, o no a través de las vías institucionales. No creen en los partidos políticos pues los consideran parte del problema y no de la solución, dice Gutiérrez-Rubí.
Son un electorado sumamente volátil y el desánimo lo canalizan a una válvula de escape como la tecnología social, se les da de manera natural la construcción de comunidades que se sientan identificadas con los intereses que comparten como grupo social.
Es por ello que el papel de las nuevas tecnologías van a hacer un cambio profundo en la forma de hacer política. Los millennials son ya el 25 por ciento de la población mundial, En América Latina representan el 30 por ciento de la población. En México son más de 27 millones por lo que el peso económico y político de este grupo es realmente importante.
Es tal la relevancia de este grupo que la elección de 2018 estará determinada por ellos. En la próxima elección presidencial cuatro de cada diez votantes estará en este rango de edad. Gutiérrez-Rubí considera que Enrique Peña Nieto “puede ser el último Presidente de un modelo de partidos y de una manera de hacer política en México. Quizá a partir de 2018 emerjan otro tipo de actores políticos capaces de mover el tablero, como está pasando en otros países”.
Considera que “Los millennials son millones de personas y tienen una fuerza electoral imbatible y lo que hay es un miedo a perder el poder en manos de una nueva generación de personas que puedan concentrar su voto en candidaturas ciudadanas y cívicas, en movimientos que tengan capacidad para rivalizar, competir y ganar el poder”.
Aquellos políticos que sean incapaces de comunicarse con ellos a través de las plataformas digitales, estarán condenados a perder su fuerza y liderazgo con esta generación.
Por lo tanto el comportamiento simulado, incongruente y demagógico de la clase política tradicional, va a ser rechazados por esta generación que tiene un pensamiento no convencional, idealista, emprendedor y exigente.
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