Es importante destacar que el gobernador Martín Orozco Sandoval, en su discurso de toma de protesta el 1 de diciembre, haya expresado su interés por los adultos mayores, el impulso a políticas de prevención y previsión particularmente en materia de salud, y de la responsabilidad compartida que debe tener la familia, entre otros puntos. En el Club Rotario de Aguascalientes compartimos estos puntos de vista y estamos de acuerdo que debe darse mayor importancia a un sector de la población que crece al 4% anual. Según el Conapo en este estado, los adultos mayores representaban el 8.1 % de la población total del Estado, en el año 2013. En el mismo año en México, la proporción de adultos mayores en el país era del 9.5% de la población. El mismo Conapo proyecta que para el año 2030, que 1 de cada 7 habitantes del estado tendrá 60 años o más.
Estas tendencias de crecimiento coinciden con las que plantea la organización de las Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud quienes estiman que entre el año 2000 y el año 2050, la población mundial de habitantes del planeta de 60 años o más, se duplicara pasando del 11% al 22%. Subrayan que para el año 2050 la cantidad de ancianos que no pueden valerse por sí mismos se multiplicará por cuatro en los países de desarrollo. Destaca el efecto de que muchos ancianos pierden la capacidad para vivir de forma independiente porque padecen limitaciones de movilidad, fragilidad y otros problemas físicos y mentales. Muchos necesitan alguna forma de subsistencia a largo plazo que requieren cuidados domiciliarios de la familia o de la comunidad en forma cotidiana, recluirlos en asilos y permanencia prolongada en hospitales.
En su informe del censo 2010 Inegi afirma que “el envejecimiento es un proceso que marca la pérdida gradual en las capacidades motrices y cognoscitivas de la persona y en función de estas pérdidas es que se estructuran diversas etapas del desarrollo al interior de la vejez. Por razones de la diversa problemática específica que se genera según los niveles de edad de este tipo de personas, los clasifica en: Vejez de 60 a 64 años; vejez funcional de 65 a 74 años; plena vejez de 75 a 79 años y vejez avanzada de 80 años a más. En cada una de ellas se manifiesta una dependencia que gradualmente es mayor y obliga a asumir distintos estilos de vida. A nuestro parecer deben estudiarse y determinar las acciones que el propio adulto mayor debe realizar, la familia, las sociedades en conjunto y el gobierno. El propio Inegi agrega, “una visión de conjunto invita a reflexionar sobre los desafíos que trae consigo el envejecimiento demográfico y obliga a desarrollar políticas públicas que mejoren la calidad de vida de las personas que transitan o transitarán por esta etapa de la vida”.
Como resultado de los avances de servicio de salud, el promedio de vida está aumentando, mientras que el porcentaje de nacimientos es menor. Si bien este es un fenómeno demográfico mundial, cada país está respondiendo de manera diferente según sus propias circunstancias y realidades. Es evidente que habrá mayores presiones a los sistemas de pensiones ya de por sí seriamente afectados en sus finanzas, mayores exigencias en materia de salud pública y se servicios especiales para los ancianos. Este crecimiento gradual de los adultos mayores exige una redefinición de las políticas públicas de corto, mediano y largo plazo, independientemente de que cada persona y familia considere de manera responsable medidas de previsión y prevención para enfrentar con mayor calidad de vida las distintas etapas de la vejez.
Falta generar una cultura integral en la sociedad y en los tres ámbitos de gobierno en materia de previsión y prevención dirigido a los adultos mayores. Esta cultura debe crearse, generarse y consolidarse desde la etapa productiva de cada persona y no esperar a que lleguen las etapas de la vejez para crear este tipo de medidas. No existe en otros estados del país, con excepción del estado de la Ciudad de México, políticas públicas que hagan énfasis en la previsión y la prevención y establezcan prioridades en la atención de los adultos mayores. Sería conveniente evaluar la posibilidad de incorporar en nuestras leyes y sobre todo en las acciones de gobierno, los programas que tengan viabilidad en Aguascalientes. Por eso me parece importante destacar la importancia de que el gobierno estatal pretenda fortalecer los valores dentro de la familia y dentro de estos, el respeto y la dignidad de los adultos mayores.
