Las últimas acciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, han buscado lastimar a México a como dé lugar y han dado como resultado que el sentimiento nacional sea el que tenemos que unirnos y buscar alternativas, para no depender en más del 80% de nuestras exportaciones hacia el país vecino. Sin duda vienen tiempos muy difíciles e inéditos, pues nuestras relaciones con Estados Unidos ya no volverán a ser iguales, las últimas acciones, a base de twitters de parte del presidente Trump, han logrado calar mucho en nuestra sociedad, y sobre todo en los mercados, tanto internos como externos.
La visita a la Casa Blanca de los secretarios de Hacienda Luis Videgaray, y del de Economía, Ildefonso Guajardo, en busca de abrir canales de comunicación con la nueva administración, se vieron truncados después de pactar una reunión de presidentes de ambas naciones para el 31 de enero. Trump, con un tuit, echó abajo la reunión al exigir que si México no estaba dispuesto a pagar el muro, no tenía caso la reunión. O sea que a través de un medio público electrónico, Trump sigue con su estrategia de bullying para “ablandar” a nuestro país, y así poder negociar desde un punto de fortaleza contra nuestro país.
La realidad es que no es previsible como vayan a quedar nuestras relaciones a futuro, pero lo que sí es seguro es que no quedarán en buenas condiciones, en virtud de la fijación del presidente del país vecino de lastimar a nuestro país, y cuyo deseo es que se sienta su poder en las relaciones de ambos países.
No es entendible el porqué se empeña Trump en lastimar nuestra economía, desde repatriar a nuestros braceros, poner impuesto a las remesas que envían a sus familias, y agravar nuestras exportaciones con un 20%, pues si esto le resulta y se lastima nuestro mercado interno, habrá más trabajadores que emigren hacia Estados Unidos, eso es un hecho. Durante estos últimos años bajó de manera muy importante el flujo de migrantes, porque aquí encontraron trabajo y ellos prefieren estar cerca de su familia. Las acciones del nuevo gobierno norteamericano, pueden revertir la situación.
La famosa visita de los secretarios mexicanos se vio truncada por estos hechos pero también porque al llegar a la Casa Blanca, se encontraron que sus pares no han sido ratificados por el Senado estadounidense, por lo que los trabajos que pensaban realizar y las reuniones de trabajo entraron en un impasse, y será hasta un futuro cuando se lleve a cabo y se pueda llegar a acuerdos; mientras tanto, a base de mensajes electrónicos seguiremos sabiendo qué es la posición del gobierno del país vecino, aunque al parecer Trump y Peña ya acordaron no litigar o informar con tuitazos, veremos si el presidente Trump lo cumple. Y ya el viernes pasado se estableció una conferencia telefónica entre los presidentes de los dos países, esto se interpreta como una secuencia de las presiones que Trump quiere seguir ejerciendo contra los intereses mexicanos.
Quien se ha beneficiado relativamente es el presidente Enrique Peña Nieto, pues no hay sector que de una u otra manera no lo esté apoyando y esto le da un respiro en la caída libre que experimentó en apoyo hace poco, de algo ha servido el que se hayan lastimado las relaciones de ambos países; todo por un presidente desequilibrado, para quien su obsesión es atropellar a México.
Resulte lo que resulte de este problema, nuestras relaciones jamás volverán a ser como antes mientras Trump sea presidente. Qué bueno que el presidente no asistió a la reunión condicionada, fue algo que le valió el reconocimiento de los mexicanos.