Mañana, en el contexto del Día de la Familia, se inaugurará el nuevo lienzo charro, que por falta de un nombre mejor, se le conoce ahora como Lienzo Charro de la Isla San Marcos (a unos amigos charros les propuse que le dieran a la instalación el nombre de Carlos Lozano de la Torre. La mirada que recibí por respuesta me recordó lo que le dijo el rey de España a Hugo Chávez).
El 11 de diciembre pasado asistimos Armida, mi esposa, y yo, a una charreada en este nuevo espacio. Francamente, el panorama era desolador. Los trabajos distaban de haberse concluido, aparte de que había algunos graves errores en la edificación. Por ejemplo, quienes deseen ver los piales y las colas, difícilmente podrán hacerlo, dado que la tribuna correspondiente fue construida a varios metros de distancia del borde de la manga. Así que, o se paran, o se aguantan. Lo harán cómodamente si se acercan al barandal, pero entonces taparán a los que estén atrás.
En fin, que también me acuerdo ahora de aquella tonada de Guillermo Prieto, de la época de la intervención francesa: “cangrejos al combate, cangrejos al compás, un paso pa’delante, 200 para atrás” porque señora, señor: el nuevo lienzo no es mejor que la Villa Charra J. Refugio Esparza Reyes, ni por la ubicación, ni por el aforo, ni por las instalaciones aledañas, y desde luego por su historia.
Con la puesta en marcha del nuevo espacio bien vale preguntarse por qué perdió Aguascalientes su Villa Charra; realmente por qué.
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