- La doctora en Historia Guadalupe Villa habló del mítico caudillo, a propósito de la proyección del clásico¡Vámonos con Pancho Villa!
- La figura del Centauro del Norte fue analizada como parte del ciclo La Revolución y la Constitución en el cine, con la proyección de la cinta ¡Vámonos con Pancho Villa! la tarde de este 8 de marzo, en la Cineteca Nacional.
Dirigida por Fernando de Fuentes y basada en la novela de Rafael F. Muñoz, la película actualmente considerada como una de las cien mejores de la cinematografía nacional, aborda la historia de un grupo de campesinos conocidos como los Leones de San Pablo que se unen al ejército de Pancho Villa.
Después de algunas batallas, con más derrotas que victorias, el grupo original queda reducido a dos: Tiburcio Maya y el joven Becerrillo. Una epidemia de viruela se desata entre la tropa y Becerrillo cae enfermo. Villa ordena a Tiburcio matar al joven e incinerar su cuerpo. Desencantado, Tiburcio abandona la revuelta y regresa a su pueblo.
La doctora en Historia Guadalupe Villa fue la encargada de compartir con el público asistente algunos aspectos sobre este personaje revolucionario que en la cinta se proyecta como un ser cruel e indiferente ante cualquier situación comprometida de sus subordinados, preocupado sólo por la posesión y conquista de tierras para repartir a granel.
“En la película se ve más el lado negativo. La personalidad de Villa era muy dual. Era capaz de reconocer, como mucho de los revolucionarios, esos actos de valentía, de fortaleza, incluso de caridad cuando alguien caía herido”.
De acuerdo con la investigadora de diversos aspectos de la vida de José Doroteo Arango Arámbula, Pancho Villa llegó a tener rasgos de generosidad en especial hacia niños y jóvenes.
“El tiempo que controló la zona norteña construyó más de 50 escuelas y ayudó a orfanatorios procurando que no les faltara alimento a los niños. Si bien es cierto que también tenía rasgos brutales y reprobables, no se trata de hacer una gráfica de ver quién fue más matón en la Revolución. Más que centrarnos en esos aspectos habría que ver la parte positiva que tuvieron estos hombres”.
Señaló que el escritor y periodista Rafael F Muñoz decía que Villa “era como la quilla de un barco que divide las pasiones: o se le odia o se le entrega la voluntad para no dejarlo nunca”.
En cuanto a la película estrenada en diciembre de 1936, la historiadora destacó que se trató de una gran producción para la época debido a que por primera vez intervino la Secretaría de Defensa Nacional, la cual prestó a los soldados y caballos.
Guadalupe Villa explicó que en su momento hubo una censura por parte del gobierno lo que llevó a cambiar el final de la cinta y fue en 1973 que se encontró un final alternativo en el que la figura de Villa cambia radicalmente dentro de la construcción del propio argumento.
“Se formó la Organización de Veteranos Revolucionarios Villistas que fueron apoyados por Lázaro Cárdenas. Seguramente este final que es tremendo, se suprimió porque se pensó que contribuía a esa leyenda negra en torno a Pancho Villa. El apoyo social hacia él fue creciendo hasta llegar al reconocimiento en la década de los sesenta. Ya no era nada más el brazo armado de la Revolución sino que pasó al panteón de los héroes y se puso su nombre con letras doradas en la Cámara de Diputados”.
La Revolución y la Constitución en el cine, ciclo organizado por la Cineteca Nacional en colaboración con el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM), continuará el 15 de marzo.
El ciclo tiene como objetivo dar a conocer esta importante época de la historia de nuestro país y de su memoria fílmica mediante la participación de especialistas en el tema, en el marco del centenario de la Constitución Mexicana.
Con información de la Secretaría de Cultura




