Una chica se ha quitado la vida y una comunidad completa se ha conmocionado. Pueblo chico, infierno grande. Todos tenemos algo que ocultar. Es la retorcida e idílica premisa de 13 Reasons Why, el nuevo fenómeno generado desde Netflix en formato de 13 capítulos. Al ser veinteañeros interpretando adolescentes, el elenco es prácticamente desconocido. Es más, la protagonista (la chica suicida) apenas logra aquí su primer papel relevante, luego de haber aparecido en un par de videohomes en el papel de la niña.
El momento de lanzamiento no podría ser mejor, pero tampoco más casual. Pasa que en otoño pasado, el servicio de streaming estrenó Audrey & Daisey, que prácticamente es la versión true crime de Reasons. O que hace mes y medio, Netflix estrenó Riverdale en algunos territorios, ambas series mamando de la escuela de Twin Peaks, Buffy (hell as a highschool) y Pretty Little Liars (que a su vez extrae mucho de Gossip Girl y OC). Entonces, botan la serie en un abril flojo para estrenos y se vuelve un fenómeno.
Algo refrescante es que sin los tonos telenovelescos (o el taconazo) de Pretty Little Liars, en Reasons estamos ante una trama que intenta dar profundidad a sus pubertos protagonistas pero que conforme más lejano seas a su edad, más te das cuenta que se ahogan en un vaso de agua el 90 por ciento de las ocasiones todos los personajes menos Hannah. Ella es vilipendiada y acosada, por lo que la gravedad de sus problemas hace complicado enfatizar con Clay, nuestro narrador, un chico blanco (es más, insultantemente lechoso) y más simple que un bolillo de Chedraui. Hay subtramas mucho más encantadoras como la amistad de Jessica, Alex y Hannah. Incluso, la serie es consciente de lo equis de su narrador y varias veces lo exhibe como alguien que casi siempre no fue tan relevante para la chica que se quitó la vida, además de ciertamente un poco patán.
He leído a varios machines en redes, de esos mismos que creen que el feminismo atenta contra ello, que clasifican a Hannah como una “de esas únicas y especiales que hace un drama de todo”. No sé qué serie están viendo, por ejemplo, hay un tipo raro que se dedica a tomar fotos para el anuario. Un freak. Cree que es gracia acosar a las mujeres que le gustan. Hannah lo descubre y él sólo atina a pedirle salir con él algún día. Ella se ríe y el freak aplica una venganza típica de nerd (difunde fotografías indebidas por su ego herido). Está cabrón. Eso desemboca un pequeño infierno para Hannah. Y así, se le va llenando el buche de piedritas a la joven. Y podría pasarle a cualquiera en el momento equivocado. Las burlas, abusos, acosos.
En cada capítulo me llegaba algo a la mente: no extraño la prepa. Aunque en México más bien la experiencia de un CBTiS o el bachillerato de la universidad local no es tan cosmopolita u obligatoriamente comunitaria, la angustias de adolescente pueden sonar sosas (ligues o la falta de, no tener dinero, escarnio social) pero a esa edad lo son todo. Y la verdad, prefiero mil veces los problemas de adulto; son más severos, pero uno tiene mejores herramientas para lidiarlos.
@masterq / bocadillo.mx
Oye pon tu Spoiler Alert hermano. Pierdes lectores. 😉