- La gente no quiere conocer la verdad, quiere alimentar su propia fantasía, José Antonio Ferrer Benimeli
- Son entes abiertos que buscan combatir la hipocresía, la ambición y la ignorancia
Según el historiador José Antonio Ferrer Benimeli, ha resultado muy complicado para las logias masónicas librarse de los mitos que la rodean a pesar de la gran apertura que han tenido para con la sociedad en los últimos años pues tal parece que las personas, “prefieren alimentar su propia fantasía”.
Este lunes dieron inicio las actividades de la reunión más importante de logias masónicas del país, la cual se llevará a cabo del 19 al 23 de junio en las instalaciones del Palacio de Gobierno del Estado e incluirán charlas sobre sus actividades que estarán abiertas a toda la población con el objetivo de desmitificarlas.
Ferrer Benimeli, quien es descrito como el historiador más importante de la masonería en los países de habla hispana, destacó la importancia de eventos como este, que estén abiertos a todo el público, pues la masonería siempre ha estado envuelta en mitos que no son ciertos.
La masonería, explicó, no es un ente homogéneo que obedece a unos miembros superiores que manipulan el universo y tampoco está peleada con congregaciones religiosas pues este tipo de agrupaciones son independientes en cada país, y en cada país hay múltiples grupos masónicos.
“Nos movemos en una serie de mitos y leyendas, de realidades y fantasías, es decir, es muy difícil que desde la academia se rompan estos mitos, es mucho más fácil seguir con el mito, en más de 60 años el mayor fracaso que tiene un historiador es que el mito continúe, por eso este tipo de actividades a lo mejor nos sirven para romper estos mitos. Acá se vende mucho más Dan Brown con sus novelas, que nosotros publicando 40 o 50 mitos de historia sobre la masonería, la gente no quiere conocer la verdad, quiere alimentar su propia fantasía”.
Según el historiador, resulta curioso que la historia de la anti-masonería tenga más fuerza que la propia masonería en los países latinoamericanos, como el caso específico de México, donde luego de lograr la independencia, se emprendió una campaña contra la masonería, a pesar de que no se cuenta con ningún registro de que hubiesen existido logias activas en ese entonces.
A diferencia de lo que se suele pensar, las logias son asociaciones basadas en los derechos humanos, en la educación y en la tolerancia, lo cual puede resultar incómodo para ciertos grupos de poder como las dictaduras, ya sean de izquierda o de derecha, las cuales han buscado deslegitimizarlas.
Estos actos para deslegitimizar a las logias han hecho que alrededor de la masonería se generan muchos mitos como el que versa que son grupos muy cerrados que se mueven en la secrecía, sin embargo, como historiador, Ferrer Bemineli, ha tenido acceso a todos los archivos y bibliotecas de las logias en Latinoamérica.
La secrecía que rodea a las logias masónicas, explicó, se debe a que en varios lugares, por algunos periodos de la historia, se consideraron ilegales e incluso sus miembros eran merecedores de la pena de muerte automática, por lo que habrían de guardar el secreto de su existencia, como por ejemplo durante el Franquismo en España o la Colonia de la México.
Como explicó Carlos Francisco Martínez Moreno, historiador mexicano sobre la masonería, el clero católico prohibió en México las logias desde 1738, por lo que las primeras agrupaciones de este tipo que hubo en el país, surgieron en el contexto de la prohibición, a pesar de ser católicas y guadalupanas.
Sin embargo, con el movimiento de Reforma, hubo momentos de distanciamiento muy importantes entre la iglesia y la masonería, que aumentaron con el Movimiento Cristero, sin embargo, la mayoría de las logias masónicas, piden como requisito para sus aspirantes, creer en alguna divinidad.
“Las diferencias entre la postura del clero y la postura de los grupos masónicos, casi siempre se dieron en las cúpulas, casi siempre entre los jerarcas y que eran intereses de otra índole (…) como los políticos”.
Sin embargo, insistió, las logias masónicas no están en contra de la religión pues su combate es contra la hipocresía, la ambición y la ignorancia, que son tres de los grandes enemigos que estas agrupaciones se proponen acabar con influencia en la política, en las ciencias y en las artes.