Bien decía Don Fernando Marcos (que no Landeros) en el futbol el último minuto también tiene 60 segundos, por eso esto no se acaba hasta que se acaba y no se vale adelantar resultados; es de mencionarse que no solo era comentarista, también fue cobrador de camiones, mozo en cantinas, jugó futbol profesional en la segunda y primera división, abogado, maestro normalista, economista, entrenador de varios equipos importantes de primera división de entre ellos Necaxa y América, e inclusive fue director técnico de la Selección Mexicana en 1959 y llegó a producir películas al lado de Emilio El Indio Fernández, sin embargo, no se le recuerda como árbitro, creo que esto último se debe a que fue severo pero justo.
Todo un estuche de monerías y se le reconoce que nació en barrio pobre y de esa situación sacó ventaja para prepararse y estudiar logrando lo antes mencionado, vida de la que pocos saben pero que es todo un ejemplo de superación y de apasionamiento por un deporte popular al que terminó aportando grandes experiencias y reglas que hasta el día de hoy son respetadas y recordadas, inclusive dejó un libro de interés para los deportistas al que tituló Mi amante, el fútbol.
Como comentarista deportivo nunca acudió a justificar las pésimas decisiones de los árbitros que sí influían en los resultados de lo partidos jugados, mucho menos adelantaba o justificaba un posible mal trabajo arbitral, con ello demostró que el juego tiene reglas y en ellas se debe de basar el trabajo arbitral y las decisiones que se toman, no así basarse en interpretaciones y especular para decidir qué hacer; esto lo Reflexio porque esta semana en este medio leía una columna que invocaba a los árbitros y comparaba ese trabajo con las acciones de un órgano electoral local, mismo que ha sido reconvenido por órganos electorales superiores por no efectuar bien su trabajo e impedir el avance de la democracia, el fortalecimiento de los partidos, el negar por opacidad el registro de candidatos en pasados procesos electorales, por multar o castigar indebidamente a institutos políticos, y lo peor, pedir el cambio de representantes de partidos en el consejo por resultarles incómodos en las discusiones e impugnaciones, mismas que están reglamentadas en la todo proceso electoral.
No me quiero imaginar a un árbitro marcándole por teléfono a un técnico para pedirle que saque a cierto jugador de la cancha porque le resulta incómodo seguirlo o porque no encuentra la manera de amonestarlo e inclusive expulsarlo ante la mirada de miles de espectadores en un estadio, ¿qué respondería el técnico? en fin, a un servidor le sucedió algo similar en el Instituto Estatal Electoral, con esto dejo claro que quien habla y escribe en su columna semanal de reglas, no las respeta llegando a ser parcial en sus actuaciones.
No es lo mismo ser espectador que jugador y mucho menos juzgador, por ello no se justifica que desde ahora estén adelantando posibles conflictos, quedando de manifiesto que a justificación no pedida… no es momento de adelantar posibles malas decisiones y hacerse la víctima para que se les vea como los nazarenos del próximo proceso electoral, mismo que inicia este año y concluye con la próxima elección en la que se renovara el Poder Ejecutivo y Legislativo federal y el Congreso local, solo se les pide que apliquen la Ley electoral en turno y así evitar impugnaciones, mismas que han exhibido en muchas ocasiones al “árbitro” electoral local por sus decisiones mal tomadas.
Terminaría haciendo réplica de quienes se dedican en las televisoras a comentar y analizar los partidos deportivos y las actuaciones de los silbantes; las faltas valen al momento de marcarlas y no al momento de analizarlas, por ello se aplica a apreciación del árbitro y de los abanderados, y si esta decisión influye en el resultado, este silbante será recordado por malo y no por justo…