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viernes, diciembre 5, 2025

Inteligencia Artificial / El Foro

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Durante los días pasados las redes sociales se vieron inmersas en un debate iniciado por dos de los iconos mundiales de la era millenial: Mark Zuckerberg, fundador de la red social Facebook y Elon Musk, CEO de Tesla (la compañía de automóviles inteligentes) y Space X (la empresa que busca hacer viajes tripulados al espacio a modo de turismo). Estos dos genios millonarios hicieron de conocimiento público su diferencia de criterio con relación al uso y regulación de la inteligencia artificial.

La Inteligencia Artificial es un término amplio y complejo. Siendo reduccionistas y para efecto de poder desarrollar la presente columna digamos que la Inteligencia Artificial (IA) es la facultad de razonamiento/aprendizaje que ostenta un ente que no está vivo y que le fue conferida gracias al diseño desarrollo de diversos procesos gestados por el humano. Siendo puristas y técnicos, diríamos que son aquellos algoritmos que se materializan en programas informáticos que, a su vez, corren sobre un hardware determinado y que persiguen imitar el modo de funcionamiento humano.

Para encontrar un ejemplo más cercano, la Inteligencia Artificial es aquello que vimos en Yo Robot de Isaac Asimov, en Terminator de James Cameron, en Wall E de Disney Pixar, en el Jarvis de Tony Stark o en el Black Mirror de Netflix. Sin embargo, en el mundo real encontramos como primer antecedente de la inteligencia artificial a la Deep Blue, una computadora con una inteligencia artificial integrada que fue diseñada para aprender a jugar ajedrez y que fue la primera en derrotar al campeón internacional de ajedrez, Gary Kaspárov.

Desde entonces la inteligencia artificial ha venido desarrollándose a pasos agigantados puesto que se emplea desde en la programación de asistentes personales como Siri hasta para el desarrollo de vehículos autónomos como los Tesla. Ese rápido avance ha polarizado opiniones respecto de su uso y regulación, reconociéndose principalmente dos bandos: los que consideran que el desarrollo de la inteligencia artificial podría traer grandes beneficios a la humanidad y los que sostienen que, de no regularse, la IA supone un peligro para el mundo tal y como lo conocemos. Zuckerberg y Musk se encuentran respectivamente en cada uno de los bandos.

En una transmisión en vivo transmitida por Facebook, Zuckerberg dijo que era una persona optimista con relación al desarrollo de la IA, que podría tratarse de un avance que ayude a millones de personas en el mundo a mejorar su salud, a facilitar su vida o a optimizar la forma en la que se transportan. Fernando de Jesús Soto, Ingeniero en Computación Inteligente egresado de la Universidad Autónoma de Aguascalientes es otro defensor de la IA. Afirma que, desde el punto de vista, por poner un ejemplo, de la programación, la IA permite superar límites que la programación tradicional no puede resolver, menos aún en el desarrollo de aplicaciones complicadas. Por ejemplo, encontrar logísticamente la ruta más corta para distribuir productos desde un almacén a diferentes puntos de venta o al domicilio de los posibles compradores, supondría una mejora en cuanto a la velocidad en la que alguien adquiere un producto. El reconocimiento de imagen, por mencionar otro ejemplo, es otra utilidad que facilitaría la vida de la humanidad en temas tan relevantes como la seguridad pública. Soto sostiene que existe un número ilimitado de utilidades que agilizarían el desarrollo humano, desde agentes electrónicos que resuelvan problemas sencillos, pasando por detectores de enfermedades que generen diagnósticos hasta el desarrollo de automóviles completamente autónomos que faciliten la vida de personas con discapacidad.

La base del debate es quizá que buscamos que las máquinas piensen como humanos, el problema es ¿Cómo cuáles humanos deberían pensar?

Del otro lado está Elon Musk, quien refuta a los optimistas diciendo que, sin la correcta regulación y control, la IA podría significar una catástrofe de proporciones inimaginables. Se corre el riesgo, insisten los de este bando, de que la IA sea desarrollada por personas con intenciones malévolas o peor aún, que la IA comience a tomar decisiones unilateralmente que supongan un riesgo a la seguridad, las leyes o los principios morales. Por ejemplo, una máquina que con IA realice diagnósticos médicos y prescriba medicamento a un paciente y acabe con su vida por una incorrecta prescripción ¿a quién es imputable el error?, una aplicación que sirva para manejar eficientemente cuentas bancarias que, por considerarlo pertinente, decida hacer compras programadas por ti. Los casos apocalípticos como los plasmados en Yo, Robot, donde una sería de robots programados para proteger a la humanidad comienzan a asesinar personas al concluir que es la humanidad el peor peligro para sí mismas; o el caso de fantasía de Wall E donde los seres humanos nos volvemos entes inútiles completamente dependientes de la tecnología y la inteligencia artificial, no están tan lejanos como parece.

Basta echar un vistazo a la actualidad, lo que nos ha conducido al presente estado caótico no ha sido una falta de conocimientos. Lejos de eso, la ciencia ha puesto en nuestras manos poderes y medios excelentes, dignos de ser manejados por manos de dioses; la tragedia está en que entreguemos esos inmensos poderes a manos pueriles, temblorosas de imbecilidad moral. Si hay una era en la que ha existido más pobreza de sabiduría, de discreción y de bondad humana es ésta. La IA es un poder que, en manos de una humanidad que hace películas de Emojis y elige presidentes como Trump o Maduro, podría no tener resultados catastróficos de no ser regulada.

Presentados ambos bandos lo importante es, ¿qué opina Usted?, ¿la IA puede ser la salvación de la humanidad para dar el ansiado salto cuántico que nuestra especie anhela, o significará nuestra sentencia de muerte? Esta reflexión es justamente una expresión de lo más humano del humano: la capacidad de decidir.

alvarezsanchez@gmail.com

 

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