Maniobra, progreso, avance, adelanto, marcha, perfeccionamiento, prosperidad, adelantamiento, movimiento, desarrollo; en efecto, estimado lector, es mi lista de sinónimos de la palabra que elegí para titular la sarta de sandeces que escribo los jueves. Evolución, el camino que nos llevará como sociedad a buen puerto, como nación a la estabilidad que buscamos, como seres independientes para convertirnos en mejores personas, el estado ideal y entonces sentirnos todos japis como dirían la mitad de los timbirichos. El problema es que mi evolución no es compartida con el resto de los que habitan esta tierra de nadie, por consiguiente, su evolución y la de su vecino tampoco coincide con la mía; dirá que estos temas son casi como un valor universal, creo yo que sí, pero no en realidad, es como si cada uno de nosotros se ubicara en una dimensión aparte y no coincidiéramos en el camino.
Querer hacer una observación de lo general a lo particular me dice entonces que todos somos mexicanos, o por lo menos en su mayoría y al plantearme esta lógica tan sencilla tendría que afirmar que todos queremos lo mejor para el país, pero no es así, qué pasa con los malos del cuento, los del crimen organizado, los políticos corruptos, los ciudadanos que no tienen cultura vial, los alumnos que no se quieren esforzar por dar más y convertirse en verdaderos profesionistas. Los primeros de la lista, ellos tienen claro que su negocio, si bien ilícito es su negocio, su forma de ganarse la vida y evolucionan cuando se hacen de más plazas para dominar el territorio entero, no importa la sangre que se derrame. Qué me dice de los que identifico en segundo lugar, los políticos corruptos, dar y recibir dinero a cambio de favores que les permitan llegar al último peldaño de la estructura política del país, o por lo menos a los escaños más cercanos al cielo. En este punto, que me dice de las escandalosas encuestas que se publican en los medios electrónicos estos últimos días; ahora la pregunta es, por qué partido no votaría usted si en este momento fueran las elecciones presidenciales, qué encuentra, pues que nadie votaría por el PRI, y en un comparativo de marzo a julio de 2017, subieron de 37.51% a 38.29%, un 0.78% más en cuatro meses, eso quiere decir que para dentro de 12 meses la cifra se puede incrementar a 9.36% de votos perdidos para el tricolor en un universo de votantes flotante de la XVIII encuesta atribuida a Los Pinos “Proceso electoral 2018. Fase previa”. Los del sol azteca en marzo, 18.14% no votaría por ellos, pero en julio la cifra disminuyó a 16.93%, ganaron 1.21% más de adeptos (por el momento), no perdieron como el PRI.
A los azules tampoco les fue tan mal en esta escala de medición, arrancaron con 16.91% y terminaron con 16.48%, poco, pero “evolucionaron”. 7.38% para Morena al inicio y el en cierre 9.90% estrepitosa caída de 2.52%.
Entonces, las personas encuestadas no votarían por Morena ni por el PRI, tal vez por el PAN, pero posiblemente por el PRD, en ese orden.
Definitivamente los escándalos de corrupción han acertado sendos ganchos al hígado a estas organizaciones políticas, quienes en este momento deben estar buscando estrategias para evolucionar por lo menos de dientes para afuera.
Ese es el problema estimado lector, la credibilidad en la sociedad cada vez es menor por lo tanto el grado de actos de corrupción para tener acceso al poder por parte de los partidos políticos es mayor.
El tercer punto; los ciudadanos que no tienen cultura vial, y usted me dirá, no es tan delicado como los dos primeros puntos, claro que lo es, estimado lector, visualice la escena, usted va transitando por una avenida, en el carril de alta velocidad, los señalamientos dicen que su máxima es de 80 kilómetros por hora y de pronto se topa en ese carril con un vehículo circulando a 40, es alto el riesgo de un accidente, con todo y eso el conductor señalado se molesta con usted y hasta le manda saludos para su mamá que ni vela en el entierro tiene. Qué me dice de los expertos al volante que no respetan la circulación dentro de las glorietas, accidente seguro, o aquel que se pasa la luz roja sin importarle nada en la vida, algunos otros que sienten que las avenidas y calles son pistas de carreras y el resto del tránsito vehicular les estorba, todos ellos, estimado lector, espero que usted no sea parte de la estadística, todos ellos son personas que no comparten la visión de la vialidad con el resto, que su beneficio no es el mismo que el de los demás y que son potenciales infractores de la ley.
Qué me dice del futuro de México, sí, el que está en las aulas, algo hicimos mal, la forma de educar a las nuevas generaciones pone en tela de juicio nuestra capacidad para mantener valores, costumbres y educación de calidad, es claro que esta última no se adquiere en el aula, viene de casa, de la mesa donde todos se sientas a compartir los alimentos, de los valores que se viven y transmiten a las generaciones en una sobre mesa, en hechos cotidianos, en el día a día; ahora con molestia veo las aulas nutridas de personas sin un fin definido, sin una meta trazada pero sobro todo con una apatía hacia todo que nunca antes había percibido.
Evolucionamos de una manera diferente y asincrónica, no compartimos las mismas metas, ni siquiera la visión de nación, tenemos que esperar a que juegue la selección para sentirnos compadres, dirá usted que es sano el que los caminos sean distintos y que converjan de vez en vez, lo comparto, sólo que en este momento la evolución no fluye si no hay unidad.
Extrañaremos la claridad de Rius, la audacia de Jaime Avilés y en particular celebraré que Café Tacvba se burle de nuestra ignorancia con un 1,2,3.
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