Estimado lector, con el dolor compartido por los desastres naturales de los dos terremotos ocurridos en nuestro país, más el azote de un huracán en las costas de Veracruz, y a la espera, aunque tenue, de encontrar todavía personas con vida, de esta tragedia podemos sin duda tener una gran enseñanza.
Mucho se ha dicho de la nueva generación de mexicanos o seres humanos a los que se les ha llamado “millenials”, aquellos que están entrando este milenio como adolescentes. Sobre ellos se ha escrito sinfín de cosas, desde que son personas sin ideales, que no les gusta el trabajo arduo, que ellos son la primera generación de personas que ni estudian, ni trabajan, los famosos ninis, contrariamente a sus abuelos, los baby boomers que si bien es cierto no estudiaron, trabajaron arduamente; o de sus padres, la generación X, que estudió primero y después trabajó.
También se escuchaba que no sabían obedecer, que era difícil para ellos poder trabajar y que el sentido de pertenencia era algo complicado de entender para ellos, que el trabajo en equipo se le veía como un juego.
Que son políticamente apáticos, inestables emocionales y, se les veía como una única virtud, el que estaban permanente conectados.
¡Sorpresa!
Estos desastres naturales nos han enseñado que esta generación es generosa, es dadivosa, entregada, que sabe trabajar en equipo, que los ideales allí están. Más de uno de esta generación estuvo desde su trinchera buscando cómo apoyar a los que estaban necesitados. Además, las colectas que hicieron fueron espontáneas. Después de que los edificios se derrumbaron, fueron los primeros que estuvieron allí, descombrando como podían. Joaquín López Dóriga los criticaba, decía que mucho ayudaba el que no estorbaba cuando empezó a ver las aglomeraciones que se ocasionaban porque todos querían ayudar. Claro, él es parte del “establishment”, de lo antiguo.
Los millennials, los ninis, despertaron, y con ellos, México. En el terremoto de 1985, la sociedad despertó y casi echa de la política al PRI en 1988, solo lo pudo salvar la “caída” del sistema orquestada por Manuel Bartlett, quien es ahora, cosas de la vida, un promotor de Andrés Manuel López Obrador. El año que viene las elecciones serán esenciales. Pero ¿qué hará esta generación?
Esta generación de jóvenes, se mostraba apática porque está en contra de los establecido. Hartos de las hipocresías de los políticos, de las falsas promesas de campaña. Están hartos de ver como personas de “bien” que desde la trinchera de la sociedad son intachables, se convierten al paso a la política en personas peores que las que criticaban. Están hartos de los robos, de los sueldos escandalosos de los diputados, de los senadores, de la inseguridad, de la falta de oportunidades laborales para los que estudian, y de que sea una miseria los sueldos y salarios. Están hartos de ver como un “actor” o “actriz” que no tiene ningún mérito más que el ser amante en turno de un productor gane más dinero que un profesionista hecho y derecho.
Están apáticos por ver cómo los mexicanos en general, se “marean” cuando se suben a un puesto mayor y en lugar de ayudar a los demás, ven como lo tratan de pisotear. Están hartos de ver que todos los políticos son iguales, otros más tontos, otros más listos, pero todos igual de transas.
Este es el momento. Es el momento de aprovechar la inercia del despertar de esta generación, de cambiar el sistema, que no está cambiando, y no estoy hablando de regresar al pasado con AMLO. El sistema de partidos que busca tener ingresos exorbitantes por no hacer nada no es bueno para el país.
Debemos buscar cambiar la educación, educar por competencias, no por memoria.
Debemos buscar integrar a todos, en lugar de segregar.
Debemos hablar de nosotros, en lugar de yo contra ustedes.
Debemos de hacer de la política el trabajo por los demás, no de los demás por mí.
Debemos castigar a los que hacen cosas fuera de la ley, independientemente de su condición económica.
Debemos respetar al otro por el otro, no respetarlo por su estatus, posición económica o social.
Debemos ser solidarios, no individualistas.
Debemos pensar en qué dar, en lugar de qué recibir.
Debemos hacer lo justo y legal, no lo que se dejen los demás hacer.
La utopía puede hacerse realidad con esta generación. Aprovechémosla y mandemos al carajo a todos los políticos y aquellos que no quieran cambiar.
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Me parece excelente que los ninis esten despertando y comiencen a participar en el terreno laboral, he visto buenas vacantes ofertadas en la plataforma de GIN Group, igual a alguno le sirve. Chequen!