Las mariposas nocturnas cumplen un papel crucial en la naturaleza al formar parte de la cadena alimenticia y ser polinizadores de una gran cantidad de plantas
Siempre me consideré un tanto “peculiar”, me agrada mucho esa palabra porque suena menos ofensiva que “bicho raro”, como suelen decirme los demás niños del barrio, nunca le tomé importancia a ese hecho, sin embargo, esta mañana creo que por fin entendí por qué entre risas y empujones los demás tienden a apodarme con tan sutil calificativo.
Todo comenzó al terminar clases el día de hoy. Una de las muchas razones por las que me agrada el día de muertos es porque las clases terminan antes al acercarse la fecha, el pretexto tiene nombre: “Concurso de altar de muertos”. A mí me parece una total ridiculez, no por el altar en sí, sino por todo lo que acarrea. Nuestra jefa de grupo estresada, gritando órdenes por todos lados, mis compañeros empujando cajas, trayendo comida, flores, dulces y un larguísimo etcétera. Finalmente se corona nuestra monumental obra con la fotografía del condecorado, un personaje ilustre que ni mis compañeros ni yo conocimos o conoceremos. ¡No me malentiendan! Amo esta bella tradición, pero creo que podría amarla más si realmente en mi salón de clases se le diera el verdadero sentido, y no estuviéramos motivados por un punto extra en la materia de Historia.
En fin, creo que me estoy desviando de lo que quería contar. Esta mañana mientras armábamos nuestro altar, una de mis compañeras soltó un estruendoso alarido que rápidamente atrajo la atención de todos los que estábamos trabajando arduamente. Nos dirigimos a ver qué estaba ocurriendo para darnos cuenta que el motivo de tan dramática escena era una mariposa negra revoloteando en un rincón oscuro del salón de clases. Al tener toda la atención, nuestra asustada amiguita gritó “¡Mátenla! Ese asqueroso insecto trae muerte, y mi mamá dice que hasta te puede dejar calvo”. No pasó mucho tiempo para que volaran zapatos y llovieran escobazos con un solo objetivo: Matar a una mariposa. Me tardé en reaccionar unos minutos, pero finalmente alcé la voz y me interpuse entre los zapatos y las escobas para tratar de defender a nuestro revoloteante inquilino. Por supuesto no me valió más que un empujón acompañado de un “¡Quítate bicho raro!” hasta que un zapatazo certero dio en el blanco y acabó con la vida de nuestro huésped.
Todos mis compañeros se tranquilizaron y volvieron a lo suyo. Yo por mi parte me levanté del suelo un poco aturdido y me quedé viendo a esa criatura aún agonizante. La observé un buen rato y me pregunté cómo era posible que ese animalito fuera tan peligroso. No tiene dientes, ni garras, ni aguijón y dudo mucho que sea venenoso. De hecho, al verlo contraluz tiene un brillo morado hermoso. Con un poco de pena tomé media hoja de cuaderno, guardé la mariposa y tomé mi mochila para salir del aula.
De camino a casa me seguía invadiendo la curiosidad. ¿Por qué este hermoso animal despierta tanto temor en la gente? Al llegar a mi habitación, no tardé mucho en encender la computadora y teclear “Mariposa negra” en el buscador de Google. Me encontré con varias páginas, pero una particularmente llamó mi atención. Sin saber exactamente cómo se pronunciaba terminé pinchando un link con el nombre de “Mictlanpapalotl”, y me emocioné al leer lo siguiente:
La mariposa negra, cuyo nombre científico es Ascalapha odorata, en las creencias mesoamericanas era asociada con la muerte y el mal agüero. En náhuatl su nombre era mictlanpapalotl, es decir, “Mariposa del país de los muertos”. La mayoría de la gente siente un miedo irracional al encontrarse con estos inofensivos animales. Pero el “ratón viejo”, como también se le conoce, es en realidad una inocente polilla que se nutre de jugos de fruta fermentada y que, para protegerse de los depredadores (humanos, en buena parte), busca refugios con sombra en las ciudades.
¡Eso confirmaba mi hipótesis! De ninguna manera este animalito es peligroso, no predice la muerte y tampoco me puede dejar calvo. Pero eso me puso a pensar en cuántos extraordinarios seres son víctimas del miedo irracional de nuestra especie. La lista es enorme: arañas (que la gran mayoría no son peligrosas para nosotros), sapos, serpientes inofensivas y cientos de especies de insectos.
Se acerca el Día de Muertos, ese maravilloso día en que recordamos a los que se nos adelantaron en el camino, y aunque nuestro folklore está lleno de supersticiones en torno a muchas criaturas que comparten espacio con nosotros, la gran mayoría son irracionales y completamente falsas. Por ello te invito a que este próximo 2 de noviembre, si llegas a encontrar con una mariposa negra cerca de tu altar, la dejes tranquila. Los antiguos mesoamericanos también creían que las mariposas son las almas de los difuntos que vienen desde el “Mictlán” (el país de los muertos), para visitarnos y cuidarnos, así que quién sabe, quizás se trata de algún ser querido que viene por un día a probar las delicias de la vida y saludarte desde la seguridad de un oscuro rinconcito.
“Ni ratones ni murciélagos”
Ya nuestros ancestros
bien sabían de su existencia
que entre escamas concebía
su morada iridiscencia.
Se contaba desde entonces
que “La Parca” acarrea
entre sus fauces mariposas
pa’ ayudarla en su tarea.
De ratones y murciélagos
no bajan a las pobres
pues su gran envergadura
se presta a confusiones.
¡Que si trae consigo muerte!
¡Que si trae el infortunio!
le han valido “zapatazos”
tanto mito y barullo.
Hoy te cuento mi estimado
no hay nada que temer
¡Tenle más miedo a tu especie!
que a este fantástico ser.
Entre rincones oscuros
espera siempre muy paciente
a que caiga la noche
¡Pero no para esparcir muerte!
A cada quien le llega su hora
de eso sí no hay salvación,
pero esta bella mariposa
no te mandará al panteón.