- Los rankings internacionales han propiciado la mejora en indicadores que favorecen la calidad académica, pero también que algunas instituciones realicen prácticas desleales
A partir del siglo XXI, se detonó la diversidad de universidades, gracias a la globalización y la mercantilización, así que para analizar la calidad educativa se han creado índices y rankings internacionales, que si bien han propiciado la tendencia a mejorar la calidad académica, también que algunas instituciones realicen prácticas desleales y de simulación, con la intención de subir los puntajes globales sin que esto se traduzca en una mejora real, señaló Catalina Morfín López, directora general académica del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO) durante la presentación de libro En busca de la calidad académica, que se llevó a cabo ayer dentro de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
Con el objetivo de medir la calidad de las universidades, los autores del libro, Catherine Paradeise y Jean-Claude Thoenig, realizaron un estudio comparativo entre las universidades de América del Norte, Europa y algunos países asiáticos para conocer cómo evalúan su calidad y cómo se han enfrentado a los desafíos de la globalización.
Lo interesante de la investigación es que “aun cuando el foco de este estudio se ubica en América del Norte y Europa, es útil para otros contextos, pues los resultados de su investigación constituyen una herramienta de análisis y proyección para las universidades mexicanas. Incluso, desde el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) se podría replicar este estudio y conocer el estado de la educación superior en nuestro país”, señaló Morfín.
El estudio clasificó a las universidades en cuatro tipos: Las universidades Top, son aquellas que gozan de excelencia académica; las Venerables viven de su prestigio local e internacional y desprecian responder a los indicadores de excelencia; las universidades Aspirantes están en un constante esfuerzo por cumplir con los requisitos de las clasificaciones internacionales en la medición de calidad, y por último, las Misioneras se caracterizan por un posicionamiento débil en términos de reputación y de excelencia, explicó Jean-Claude Thoenig, investigador del Centro Nacional Francés de Investigación Científica en Francia, durante la presentación de la publicación.
La también autora Catherine Paradeise, cofundadora del Instituto de Investigación e Innovación en la Sociedad (IFRIS, por sus siglas en francés), señaló que “esta clasificación la realizamos en función del funcionamiento de la institución en donde analizamos la gobernanza, las normas de calidad, la lealtad y la evaluación interna y tomamos en cuenta la reputación de la institución”.
Los autores sugieren que no es mediante la imitación que las universidades mejorarán sus índices de calidad sino a través de las fortalezas de cada una de ellas, ya que solo así se pueden atender las oportunidades para mejorar y enfrentar los desafíos de una sociedad cada vez más globalizada.
Con información del Foro Consultivo Científico y Tecnológico