- Aún en las etapas más difíciles del partido no se ha ido más del 1 por ciento del padrón panista: Romero Hicks
- El senador descartó que el partido llegue fragmentado a raíz de candidatura de Anaya
La deserción de dos senadores del Partido Acción Nacional (PAN) no debilitará ni al grupo parlamentario blanquiazul, consideró Juan Carlos Romero Hicks.
El también senador panista se dijo respetuoso de los motivos detrás de las renuncias de Javier Lozano Alarcón y Gabriela Cuevas Barrón -esta última para sumarse a la campaña de Andrés Manuel López Obrador-, sin embargo, declaró que el PAN está por arriba de decisiones unipersonales: “Llegamos 38 senadores del PAN, tres de ellos han tomado decisiones personales, yo tengo admiración, afecto y gratitud hacia ellos, pero no comparto su decisión, considero que no es el mejor camino”.
Agregó: “El PAN tiene 483 mil militantes y cada uno pesa y vale lo mismo (…). Aún en las etapas más difíciles del partido -y esta no es una de ellas- no se ha ido más del uno por ciento del padrón”.
Entrevistado durante el foro Exigencias y Coincidencia Por México al Frente, que el panismo nacional cerró filas a favor de Ricardo Anaya Cortés rumbo a la Presidencia de la República, pese a haber quedado en el camino junto con figuras como Ernesto Ruffo Appel, Rafael Moreno Valle y Margarita Zavala, quienes también aspiraban a dicha postulación.
“Hay coincidencia en cuanto a que él (Anaya) tiene un perfil atractivo y la unidad interna y por supuesto los valores superiores de México tienen un espacio jerárquico importante”, adujo.
Por lo anterior, descartó que el blanquiazul llegue fragmentando a los comicios del 1 de julio y que por el contrario, estados como Veracruz, Jalisco, Guanajuato y el propio Aguascalientes sumarán votos a la victoria. Además, vio factible un gobierno de coalición junto con PRD y Movimiento Ciudadano.
Cuestionado sobre el mayor rival del PAN de cara a la jornada electoral, Romero Hicks respondió que son los tres cánceres del país: la violencia, la corrupción y la pobreza, “ya los demás nombres y apellidos los vamos a ver en su momento”.
Defendió las reformas estructurales del sexenio de Enrique Peña Nieto en materia educativa, financiera, energética y de telecomunicaciones, mismas que calificó como reformas buenas en malas manos.
En otros temas, el legislador condenó el tinte electoral que el Gobierno Federal ha dado a la presunta triangulación de recursos a cargo del ex gobernador chihuahuense César Duarte, reclamo por el que el actual mandatario panista Javier Corral inició una marcha hacia la Ciudad de México.
“Cometen otro error, la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (Fepade) quiere atraer el caso (…), Chihuahua es el territorio de mayor extensión en el país dando luchas democráticas muy significativas en diferentes momentos y seguramente esto tendrá una convicción democrática, primero para fortalecer al federalismo y segundo, para una mayor rendición de cuentas claras sobre lo que es la facultad discrecional de la Secretaría de Hacienda que lamentablemente no ha sabido cumplir”.
Dijo, además, haber firmado junto con 43 senadores una acción de inconstitucionalidad contra la Ley de Seguridad Interior, misma que polarizó a sus correligionarios en el Senado, pues mientras muchos habrían dado su voto a favor por presiones de gobernadores: “Yo jamás hubiera permitido este despropósito, es un mal diagnóstico y un pésimo tratamiento. Las fuerzas armadas del país piden certeza, la merecen, pero esta ley no da certeza, no da mecanismos de coordinación, sino que legitima dictaduras aisladas, suplanta autoridades locales (…) es un absurdo”.




