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viernes, diciembre 5, 2025

José Luis Martínez, una vida dedicada a las letras

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El académico, diplomático, ensayista e historiador José Luis Martínez Rodríguez (1918-2007) integró un gran acervo libresco y dedicó su vida a los libros. Fue director del Fondo de Cultura Económica entre 1977 y 1982, en cuya gestión se publicaron 701 nuevos títulos y se creó la colección Revistas Literarias Mexicanas Modernas.

Nacido en Atoyac, Jalisco, el 19 de enero de 1918, José Luis Martínez cursó la carrera de letras españolas en la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional Autónoma de México y cursó estudios de filosofía e historia del arte de 1938 a 1943.

Fue autor en distintos géneros literarios, lo que le permitió adentrarse en los más variados y empeñosos caminos de la cultura y la literatura. Colaboró en distintas revistas, fue profesor de literatura y letras en distintas universidades; consejero cultural de instituciones públicas y privadas. Desempeñó distintos cargos públicos entre los que destacan: director general del Instituto Nacional de Bellas Artes (1965-1970), director de la Academia Mexicana de la Lengua entre 1980 y 2002, y desde 2003 fue su director honorario vitalicio, así como Miembro de Número de la Academia Mexicana de la Historia, donde ocupó el sillón 24.

Otros cargos que ejerció fueron el de embajador de México ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura  (Unesco), en París, Francia (1963-1964), y embajador de México en Atenas, Grecia (1971-1974).

En su trayectoria como docente fue profesor de literatura en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y maestro huésped de la Facultad de Humanidades de la Universidad de El Salvador en 1951. Recibió el doctorado Honoris Causa por la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña de República Dominicana en 1984; de la Universidad Nacional Autónoma de México, en 1996, y de la Universidad de las Américas, en 1997.

Al crear la colección Revistas Literarias Mexicanas Modernas, durante su trabajo en el FCE, tuvo como propósito poner de nuevo en circulación, en ediciones facsimilares, las principales revistas literarias publicadas en México en la primera mitad del siglo XX.

Asimismo, se enfocó en la recuperación del catálogo general del FCE mediante la reedición y reimpresión de títulos cuyo valor e importancia cultural mantenían plena vigencia, realizándose un total de mil 84 obras. Además, a partir de 1990 fue miembro del Consejo de Administración del Fondo de Cultura Económica y de los Comités Asesores de Historia y de Literatura.

Fue autor de más de una treintena de estudios y ensayos, la mayoría publicados en forma de libro, entre los que destacan El concepto de la muerte en la poesía española del siglo XV, La técnica en literatura. Introducción, y Las letras patrias, de la época de la Independencia a nuestros días.

En el campo de la investigación, José Luis Martínez escribió las biografías de Motecuhzoma y Cuauhtémoc, Nezahualcóyotl, Bernardino de Sahagún, Gerónimo de Mendieta, Bernal Díaz del Castillo y la magna obra sobre Hernán Cortés.

El FCE fue la casa editorial en la que publicó una vasta obra: El ensayo mexicano moderno (2 tomos, 1958, 1971, 2001), De la naturaleza y carácter de la literatura mexicana (1960), Nezahualcóyotl: vida y obra (1984), Alfonso Reyes, Pedro Henríquez Ureña. Correspondencia I: 1907-1914 (1986). Documentos cortesianos (4 tomos, 1990-1992), Pasajeros de Indias. Viajes trasatlánticos en el siglo XVI (1999) y Semblanza de académicos. Antiguas, recientes y nuevas (2004).

Algunas de las condecoraciones y premios que recibió son: Officier d’Academie, de la República Francesa en 1947; Insignia José María Vigil como jalisciense distinguido en 1956; Comendador de la Orden al Mérito de la República Italiana en 1967; Premio Internacional Alfonso Reyes en 1982, así como el Premio Nacional de Lingüística y Literatura, en 1980.

Fue reconocido con la medalla Ramón López Velarde del Gobierno del Estado de Zacatecas en 1988; Medalla de Honor de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, Santander, España, en 1993; Presea Miguel Othón de Mendizábal (Medalla de Oro) del INAH por su contribución a la conservación, protección y difusión del patrimonio cultural, el 30 de noviembre de 2000.

En el año 2011 la Biblioteca de México abrió el Fondo Bibliográfico José Luis Martínez, integrado por más de 70 mil ejemplares. Entre las temáticas que componen el fondo destacan: Historia, Arte, Enciclopedias, Diccionarios, Filosofía, Estudios literarios y filológicos, Revistas y Suplementos culturales, entre otros.

Estuvo casado con Amalia Hernández, fundadora y directora del Ballet Folklórico de México, con quien tuvo a su hijo mayor, José Luis Martínez. Su segunda esposa fue Lydia Baracs, originaria de Hungría, con quien tuvo sus otros dos hijos, Guadalupe y Rodrigo Martínez Baracs.

José Luis Martínez falleció el 20 de marzo de 2007 a la edad de 89 años, en la Ciudad de México.

El académico, diplomático, ensayista e historiador fue descrito por María Cristina García Cepeda, secretaria de Cultura del Gobierno de la República, como una figura esencial y entrañable del México contemporáneo.

Con una mesa redonda en la que participaron Enrique Krauze, Eduardo Lizalde, Javier Garciadiego, Adolfo Castañón, Rodrigo Martínez Baracs y Angélica Aragón, quien dio voz a un texto escrito por Miguel León-Portilla, iniciaron las actividades conmemorativas que organizó la Secretaría de Cultura, para homenajear al “curador de las letras”.

En el Patio de los Escritores de la Biblioteca de México, María Cristina García Cepeda dijo que José Luis Martínez fue una figura emblemática de la literatura mexicana, gran pensador, amigo entrañable, hombre y maestro que hizo de los libros una casa de ventanas abiertas, a quien Octavio Paz llamó “imprescindible”.

“Evocamos y reconocemos la vasta obra de José Luis Martínez, su trabajo como curador de la literatura e impulsor del desarrollo cultural del país desde diversas instituciones en las que participó. Su paso al frente del Instituto Nacional de Bellas Artes, del Fondo de Cultura Económica y de la Academia Mexicana de la Lengua, se recuerdan como etapas venturosas y fecundas”.

Mencionó que el escritor trasladó la elegancia de su prosa y pensamiento a sus tareas como promotor y maestro, como crítico y editor. “Personalmente tuve el privilegio de apreciar su generosidad y compromiso por la cultura de nuestro país, en aquellos años compartidos por una amplia amistad, que para mí fue un privilegio: “José Luis Martínez dedicó su vida a explicarnos nuestra historia, a interpretar a los grandes creadores, a leer con pasión la literatura de México; su monumental obra es un llamado para descubrir en la cultura, la riqueza que nos define y nos identifica”.

En su participación, el historiador Enrique Krauze expuso que José Luis Martínez tuvo una consciencia muy temprana, despierta y seria de lo que debería ser su vocación, misión y lugar en la cultura mexicana. Lo describió como nieto de la generación del Ateneo, un grupo rebelde y de ruptura con el Porfiriato.

José Luis Martínez tuvo una idea de misión cruzada entre la cultura y la educación como José Vasconcelos; el interés universal por la cultura de Alfonso Reyes, el interés y el ideal enciclopédico de transitar por la cultura francesa, inglesa y alemana en español como Pedro Henríquez Ureña, así como la vocación crítica de Julio Torri, dijo Krauze.

Por donde se le vea, agregó el historiador, José Luis Martínez es un árbol que nos cobija a todos, si su sombra protectora e inspiradora desapareciera alguna vez, desaparecería la cultura mexicana, y celebró que su legado no se olvide y se muestre a las nuevas generaciones para que estén a su altura.

Javier Garciadiego, director de la Capilla Alfonsina, ubicó a Martínez como amigo, editor, antologador, colaborador y confidente de Alfonso Reyes. Dijo que también fue su mejor heredero por su talante, sabiduría literaria y compromiso con la educación y la cultura, lo cual lo convirtió en el “mayor reyista: fue una continuación de Reyes, ambos estaban convencidos de que la literatura no es un simple divertimento sino un método para ver al mundo”, afirmó

Lo describió como uno de los grandes civilizadores mexicanos de la segunda mitad del siglo XX, perteneciente a la estirpe de Agustín Yáñez, Jaime Torres Bodet, Pedro Henríquez Ureña y Octavio Paz, así como un creador de instituciones que solo buenos servicios hizo a México, solo buenos amigos consiguió y solo buenos recuerdos ha dejado. “Siempre estaremos en deuda con él”.

Ausente en el acto pero presente a través de un texto al que dio lectura la actriz Angélica Aragón, el historiador Miguel León-Portilla se enfocó en las principales aportaciones de José Luis Martínez en los campos de la crítica literaria, la publicación de obras de grandes escritores mexicanos, así como su vasta producción historiográfica con estudios como los referentes a los pasajeros a Indias, y a la biografía de Hernán Cortés.

José Luis Martínez trabajó incansablemente teniendo siempre presente el servir a México, lo que se pone de manifiesto en su forma de presentar los temas que escogió en más de 60 años de infatigable actividad, por lo cual merece el título de “Benemérito de la cultura mexicana”, aseguró León-Portilla.

El poeta Eduardo Lizalde, director de la Biblioteca de México, aseguró ser lector de casi toda la “admirada” obra de José Luis Martínez a quien Octavio Paz elogió por su rigor intelectual e ilimitada generosidad: “Toda la gente de mi generación siempre le agradeció su sabiduría, su gentileza, y amistad. Hemos vivido en sus heroicos trabajos de investigación toda la vida”.

El hijo de José Luis Martínez, Rodrigo Martínez Baracs elaboró un retrato de su padre mediante el cual se remontó a su genealogía y la labor que llevó a cabo desde la década de los cuarenta del siglo XX, hasta el final de sus días, en el año 2007.

 

Con información de la Secretaría de Cultura

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