Colegio de Estudios Estratégicos y Geopolíticos de Aguascalientes, A.C.
Washington, D.C., Unión Americana. 19 de enero de 2018. Sobrio, circunspecto, con su típica expresión de sabueso con hemorroides, el secretario de Defensa de los Estados Unidos, general James N. Mattis, revela la nueva Estrategia de Defensa Nacional en los siguientes términos: “Hoy, la milicia estadounidense reclama una era de propósito estratégico y estamos alerta a las realidades de un mundo cambiante y atentos a la necesidad de proteger nuestros valores y a los países que están con nosotros”.
El “perro de guerra” de Trump afirma: “La milicia estadounidense protege nuestro modo de vida” y agrega “también protege el reino de las ideas. No es únicamente acerca de proteger la geografía. Esta es una estrategia de defensa que guiará nuestros esfuerzos en varios campos”.
Finalmente, Matthis, asiduo lector de las obras del emperador romano, Marco Aurelio, y del estratega chino, Sun Tzu, reconoce que “en este tiempo de cambio, nuestra milicia es todavía fuerte, pero nuestra ventaja competitiva se ha erosionado en cada dominio de la guerra: aire, tierra, mar, espacio y ciberespacio”.
La escena arriba mencionada se relaciona con el presente artículo, el cual tiene por objetivo explicar la Estrategia de Defensa Nacional, qué países son considerados rivales por Donald Trump y cuáles son las implicaciones para América Latina y México.
Al igual que Dorian Grey, los estadounidenses mantienen, gracias a la propaganda de Hollywood, la imagen de una nación omnipotente, próspera y siempre victoriosa, pero la realidad es harto diferente: el águila calva norteamericana -derrotada en Afganistán, Irak y Siria- presiente perder la hegemonía global, pues se siente presionada por sus adversarios cercanos: el dragón chino y el oso ruso.
Para Washington, “China es un competidor estratégico que usa una economía depredadora para intimidar a sus vecinos”. Por su parte, “Rusia ha violado las fronteras de naciones vecinas y busca el poder de veto sobre las decisiones económicas, diplomáticas y de seguridad de sus vecinos”1.
Ejemplos de lo anterior son: primero, la encuesta realizada a nivel mundial por Gallup, refleja una creciente impopularidad de los Estados Unidos en el orbe, pues las políticas de Trump han provocado “pérdidas en el liderazgo estadounidense”2. En pocas palabras: la Unión Americana bajo Trump es más impopular incluso que bajo la égida del texano tóxico, George W. Bush.
Segundo, China es el principal socio comercial de más de 100 países y el país asiático se está convirtiendo en el “mayor inversionista medido por sus reservas de divisas extranjeras, portafolio de capital e inversión extranjera directa, con reservas totales proyectadas de 20 mil millones de dólares en 2020”3.
Tercero, el portal POLITICO reveló que las Fuerza de Reacción Rápida del Ejército estadounidense en Europa está pobremente equipada e inadecuadamente organizada para “confrontar una agresión militar de Rusia o de sus apoderados” en el este de Ucrania. El pórtico agregó que los separatistas prorrusos, “quienes utilizan drones baratos y herramientas de guerra electrónica”4 para suprimir a la artillería ucraniana y masacrar, como si fueran cerdos, a las formaciones acorazadas rivales, tal y como ocurrió en la batalla de Debáltsevo.
¿Cómo planea Washington detener a sus rivales chinos y rusos? Primero, hacer de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos una fuerza más letal; segundo, fortalecer las alianzas atrayendo a nuevos socios; y, tercero, mejorar la gestión del Pentágono, aplicando prácticas de negocios que generan mayor desempeño y asequibilidad.
En el segundo punto, los estadounidenses se enfocarán en tres regiones clave: el Indo-Pacífico, Europa y el Medio Oriente. En la primera zona, el rival a vencer serán los chinos; en los dos restantes, los rusos serán sus adversarios.
En lo que respecta a América Latina, en general, y México, en particular, Washington “se beneficia de un hemisferio estable y pacífico que reduce las amenazas de seguridad a la Patria”. Asimismo, los Estados Unidos buscan “profundizar las relaciones con los países regionales que contribuyan con capacidades militares a los retos de seguridad global y regional compartidos”.
Todo ello contradice la verborrea emanada del infecto cerebro del energúmeno neoyorquino, Donald Trump, quien un día antes de la presentación de Mattis había expresado en su cuenta de Twitter lo siguiente: “Necesitamos el muro para la seguridad de nuestro país. Necesitamos el muro para ayudar a detener el masivo influjo de drogas desde México, ahora considerado el país número uno el más peligroso en el mundo”.
Si los estrategos estadounidenses consideran que no hay ninguna amenaza proveniente, en general, del Hemisferio Occidental y de México, en particular, entonces: ¿Cómo explicar el odio patológico de Trump contra México? ¿Por qué su obsesión malsana en construir el dichoso muro y terminar con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte?
Aide-Mémoire. Emmanuel Macron, merced a su iniciativa “Escoge Francia”, reunió en el palacio de Versalles a la crema y la nata de las empresas multinacionales. Su logro: Facebook, Google, SAP y Toyota, anunciaron cuantiosas inversiones en el país galo. De esta manera, el presidente francés demuestra su savoir-faire diplomático.
- Summary of the 2018 National Defense Strategy of the United States of America https://goo.gl/yG6SV2
- World’s approval of U.S. leadership drops to new low https://goo.gl/W3x4Cg
- Khanna, Parag. Connectography: Mapping the future of global civilization. New York, Random House, p. 39
- US Army unprepared to deal with Russia in Europe https://goo.gl/5Sf7rW
Como siempre, excelente reflexión, Sorén. ¿Ves en el futuro próximo con un posible triunfo de AMLO en las elecciones presidenciales un cambio en las alianzas estratégicas del país, virando hacia un acercamiento más cercano (en lo comercial y en lo político) con China y con Rusia para negociar con Estados Unidos desde una posición más fuerte?