- La generación de conocimiento y la innovación tecnológica pueden tener una incidencia directa en la atención de carencias sociales, afirmó Enrique Cabrero
El siglo XXI es testigo -como ninguno otro- de saltos tecnológicos sin precedentes. La tecnología puede ser una herramienta poderosa para resolver los problemas más apremiantes que aquejan a las sociedades modernas, pero también, puede ser causa de desigualdad, es por ello, que son importantes espacios de reflexión como el II Seminario Internacional Explorando Tecnologías de Punta para el Combate a la Pobreza en México, que inició hoy en el Colegio de México (Colmex).
Durante la inauguración, la presidente del Colmex, la doctora Silvia Giorguli Saucedo, hizo referencia a los problemas y oportunidades que brinda la tecnología a la sociedad.
“Supondríamos que tendríamos mayores elementos por las mismas herramientas tecnológicas para enfrentar estas desigualdades. En ese sentido creo que es muy importante apoyar iniciativas como las de hoy, que convocan a la comunidad académica a la concreción del rol que tienen la academia y la universidad, no solamente como generadoras de conocimiento sino vinculada con los problemas sociales nacionales”, dijo Giorguli.
El director ejecutivo de Santander Universidades y director general de Universia México, Arturo Cherbowski, complementó esta postura: “Siempre hemos tenido la firme convicción de que las universidades, las instituciones de investigación y el aparato científico tienen un papel y una responsabilidad muy importantes en términos de la resolución de los problemas que aquejan a nuestra sociedad, tanto en México como a nivel mundial, para ser motores de desarrollo y de inclusión”.
Pero el asunto no corresponde solo a la academia, de hecho, para que la tecnología y la innovación puedan contribuir activamente en temas como el combate a la pobreza, las políticas públicas son fundamentales, como lo afirmó el subsecretario de Planeación, Evaluación y Desarrollo Regional de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), Javier García Bejos.
“La lucha contra la pobreza nos convoca a todos, convoca el esfuerzo de todos (…) Necesitamos generar políticas sociales de Estado. En política social, la estabilidad, la eficacia y la transparencia dependen de cosas que deben de pasar cuando diseñamos políticas públicas. En la Sedesol estamos convencidos de que el uso de la tecnología es la que nos está permitiendo focalizar mejor los programas y las políticas públicas”.
La Sedesol trabaja estos temas en conjunto con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) en una alianza que, en palabras de su director general, Enrique Cabrero Mendoza, busca “empezar a tejer una trenza entre dos tradiciones de política pública y ver de qué forma, efectivamente, la generación de conocimiento y la innovación tecnológica pueden tener una incidencia directa en la atención de carencias sociales”.
El doctor Cabrero reflexionó como conclusión que, más allá de las desigualdades, también hay casos de éxito del empleo de la tecnología para el funcionamiento social, casos como el de la banca electrónica que le permite a millones de personas ahorrar y recibir remesas o iniciativas como la Fundación inglesa Practical Action que llevó agua potable a comunidades pobres en África por medio de energía de paneles solares, sin mencionar que el mejoramiento de semillas en Asia ya ha salvado a miles de personas de fuertes hambrunas.
En el panel también estuvieron presentes el director académico del Seminario, Bernardo Kliksberg, la directora del Premio Nacional Innovación Tecnológica para la Inclusión Social Innovatis, Ana Díaz Aldret y el director general del Centro de Investigación e Innovación en Tecnologías de Información y Comunicación, Sergio Carrera Riva Palacio.
Con información del Foro Consultivo Científico y tecnológico