- Entrevista con Karina Leyva
- Llevarles el feminismo a mujeres que nunca han escuchado de él no sería difícil porque vivimos una misma realidad, las mismas violencias; el primer error sería subestimar a esas mujeres y creer que no nos van a entender
La Jornada Aguascalientes presenta una serie de entrevistas a mujeres que hacen feminismo diario, donde hablan de sus posturas teóricas y prácticas, su quehacer, así como sus expectativas.
A todas las mujeres nos ha pasado que hay un suceso en nuestra vida que nos hace darnos cuenta que la violencia que vivimos no es normal. Yo soy sobreviviente, aunque no me gusta esta etiqueta, de abuso sexual. Empecé con un blog en internet donde iba relatando mi experiencia adolescente, viviéndola desde la adolescencia, con toda la construcción que eso implicaba, y se me salió de las manos, muchas chicas me empezaron a escribir que ellas pasaban por situaciones similares, que también estaban atravesando desórdenes alimenticios, algún proceso sicológico con el que no se sentían a gusto con la terapia que llevaban y empezamos a hacer redes por internet. De ahí surgió mi posicionamiento político. Yo quería estudiar filosofía, entonces brinco a la teoría feminista desde la filosofía, con una postura más queer, más relacionado a lo LGBT y a un transfeminismo. Al final decidí ser socióloga y pasé toda la carrera posicionándome como lesbiana, para mí fue importante nombrarme como lesbiana en la esfera pública, tanto como para que desde el bachillerato hasta la licenciatura todos mis trabajos fueron enfocados en visibilizar a las lesbianas en Aguascalientes.
Yo me considero lesbofeminista, no creo que sea el único feminismo que resuelve las encrucijadas y coyunturas, pero es el que a mí me ha ayudado con su fuerza ética, conmigo y con las otras. Cuando “salí del clóset”, así, entrecomillado, la verdad es que no tuve ningún problema con mi familia, he tenido una familia muy amorosa, muy comprensiva, pero sé que mi familia es una utopía, un refugio de la sociedad aguascalentense, cuando me toca salir a la escuela, al campo laboral, a la academia, pues fue algo completamente diferente a lo que vivía en casa, por eso siempre me presento igual: hola, soy Karina Leyva, soy feminista y soy lesbiana, porque me gusta la reacción que genera, la palabra feminista tiene un estigma y una carga social muy fuerte, pero lesbiana lo tiene todavía al doble, es una forma de decir aquí estamos, siempre hemos estado, estamos en todos los ámbitos, es una forma de decirle a otras chicas: la situación mala que estás pasando nos ha pasado a otras, pero puede ser temporal y aunque influye, no condiciona ni tu desarrollo profesional ni personal.
En mi paso por la universidad siempre me dediqué a ser asistente de investigación y siempre hubo muy rechazo muy fuerte, a pesar de las compañeras que me habían abierto brecha en el tema específico de LGBT, a que yo hiciera mi tesis en materia, fue un proceso difícil porque me decían que el tema de lesbianas no era un problema sociológico. Creo que entienden el discurso, entienden por qué es importante hablar de estos temas, pero no entienden por qué investigar, no había una apertura en la academia en estos temas, sin considerar que en Aguascalientes no se ha teorizado, la única que lo ha hecho es Chuy Tinoco, que ha sido un referente para mí, pero no hay historia de los movimientos LGBT aquí. Mi tesis ganó el primer lugar en Jóvenes Investigadores por Conacyt y en la UAA apenas me decían que estaba padre, de la única que recibí respaldo fue de Consuelo Meza. En cambio, en el CIDE yo me he sentido muy respaldada.
El área en el que yo me desarrollo es el estudio de los movimientos sociales en el agua, se monitorean los conflictos sociales por esta causa. Aguascalientes es uno de los casos de estudio. Al principio pensaba que lo ambiental no tenía nada que ver con el feminismo, pero tiene mucho que ver, una parte importantísima como un derecho no solo es el consumo del agua, sino el saneamiento, y el acceso o no acceso al saneamiento tiene más impacto sobre las mujeres que en los hombres, porque tenemos necesidades diferentes, el tener accesos a un baño público hace la diferencia que las niñas puedan estudiar o no, porque, por ejemplo, tienen su menstruación cada mes y con esto las condiciones insuficientes de higiene y les dificulta el acceso a la educación, la resolución de algo tan básico como ir al baño y cambiar tu toalla sanitaria. La gestión del agua en muchas comunidades corre a cargo de mujeres, ellas son las que están preocupadas porque son las encargadas de proveer el agua, lo doméstico todavía está asociado con las mujeres, culturalmente todavía están las mujeres asignadas a esos espacios, por lo tanto, quien tiene necesidades y se preocupa son ellas desde la gestión del agua y el acceso al saneamiento.
De la teoría a la práctica
Una cosa es lo que dicen los libros y otra es aplicar la teoría, he dejado amistades por diferencias políticas, pero me he rodeado de personas que llevan esta teoría a la práctica, Morras Help Morras, por ejemplo, son mujeres que están comprometidas no solo con lo que hacen, sino con otras, no es una imagen o un discurso. Es cierto, con tanta teoría luego nos cuesta abrirnos hacia otros círculos, también estoy aprendiendo a mediar mis posturas, antes radical de no convivir con hombres en ningún espacio porque son una amenaza hasta ahora salir con mis compañeros hombres a realizar labor de campo. La gente cree que cuando te nombras feminista adquieres toda la teoría y experiencia, pero es un proceso doloroso y largo, construir tus relaciones de pareja, de familia, romper por seguridad y no acabas, es un continuo, el error está en que a veces las académicas tomamos la teoría como cátedras, un dogma, cuando todo es discutible en la práctica.
Hombres feministas
Yo estoy en la transición de haber sido separatista a aprender a convivir con los hombres. Nosotras le hemos entrado a ofrecerles un montón de teoría y posturas y reflexión, pero no nos corresponden a nosotras, son ellos los que deberían de estarse pensando, hacer autorreflexión, ellos están viviendo un proceso con una respuesta muy agresiva porque a nadie le gusta perder privilegios, claro que se enojan, no saben cómo responder. Los hombres no pueden ser feministas, pueden ser aliados y apostar a que el mundo sea más equitativo, pero como sujetos sociales no pueden serlo, en el momento que ellos se nombran están arrebatando una categoría social histórica, si se posicionan es más por marketing que por una postura ética, no les corresponde. Puedo entender las luchas sociales que no me tocan, yo no vivo el racismo, por ejemplo, hay diferencias entre vivir discriminación a una opresión estructural, que te impide hacer cosas, y la discriminación no, es por omisión, desconocimiento del otro, una cosa es que te digan no pueden hacer tal cosa y otra es que tu desarrollo se vea limitado por la situación en que naciste.
#Acoso
Yo viví el #MeToo #MiPrimerAcoso #YoNoDenuncioPor desde Twitter, un montón de mujeres compartieron su experiencia, la cual nunca se hubieran atrevido a hablar tal vez en un foro, internet te da cierto anonimato, es más fácil que lo que tu expreses esté fuera de un círculo donde no quieres que sobresalga y queda un registro para seguir buscando y creando redes. #MeToo fue una válvula de escape, ahora hay que ver cómo vamos a encaminar esto en México. He visto propuestas interesantes, después el #MeToo hubo chicas que se juntaron a hacer mesas de diálogo, otras, talleres de autodefensa. Es importante hacer la denuncia, nos dan datos estadísticos para demostrar la violencia, pero es un proceso muy complejo. Cuando me pasó, a los 16 años, no lo hice, y ahora veo que mucho tiempo cargué con la culpa, todo mundo me decía: denuncia porque otras mujeres podrán salir lastimadas, pero luego no hay un ministerio público que sea empático y amigable, no todos los profesionales de la salud mental están capacitados y es un proceso que muchas mujeres viven solas, conozco mujeres que acompañan a otras en esto y eso hace la diferencia, no sentirte sola, pensar que eres a la única que le pasa. Hay una gran desconfianza en las instituciones, entonces desde que llegas a un hospital y no sabes cómo acceder a lo que tienes derecho, a los medicamentos preventivos del VIH, acceder a la interrupción legal del embarazo, es un montón de burocracia que nadie te informa… A lo mejor denunciar esa violencia te pone en doble riesgo, te expone. Es impresionante el acompañamiento que hacen las organizaciones sociales, siempre batallando con recursos limitados, y no son ellas las que deberían hacer este trabajo, debería ser el Estado quien lo proporcionara, entonces si vas a estar acompañada, sí, denuncia, yo también por eso lo empecé a hablar en internet, lo hice muchos años después, para mi familia fue un golpe fuerte, tuvimos muchas circunstancias que trabajamos entre nosotros, las terapias para quitarnos responsabilidades y culpas.
Sororidad
La sororidad es un término muy sobado en el sentido en que ya lo utilizamos cotidianamente, le hemos quitado carga política, ser sororal no significa que voy a aguantar violencia de otras mujeres solo porque son mujeres o que voy a estar disponible 24×7 para otras, muchas veces es dar todo por las otras y tú te dejas un poco de lado, tus necesidades, tus convicciones morales. La sororidad debe ser: estoy, entiendo que tenemos diferencias, que podemos no tener las mismas posturas, incluso que nos hayamos lastimado, pero cuando me necesites voy a estar ahí, si no nos apoyamos entre nosotras, nadie lo hace. Esto tiene que ver con la manera en que comunicamos el feminismo y qué comunicamos, si lo que queremos es llegar a las masas, a las jóvenes, pues el uso del lenguaje es diferente, es bien padre hablar entre nosotras sobre feminismo, pero el reto es llevarlo a las otras, en otros contextos donde lo quieren desprestigiar y ni te escuchan, cómo vas a convencer a alguien que tiene toda su vida viviendo igual, llevarles el feminismo a mujeres que nunca han escuchado de él no sería difícil porque a fin de cuentas vivimos una misma realidad, las mismas violencias, el primer error sería subestimar a esas mujeres y creer que no nos van a entender, lo que hay que hacer es entablar una conversación que nos dé cuenta de lo igual que vivimos y entonces ya le podemos poner la etiqueta que quieran, a fin de cuentas la palabra feminismo es una categoría de análisis, de nombramiento, pero yo creo que todas las mujeres tenemos prácticas de feminismos que las ayudan a sobrevivir en este mundo patriarcal, entonces tendemos a categorizar qué sí es o qué no feminismo desde una élite.
Paridad de género
La paridad de género es un muy mal parche, en cualquier caso habrá mujeres que no trabajen por mujeres, sin embargo, si no obligamos a darnos espacios no nos lo darán, es un inicio al menos para visibilizar que es importante que estemos en esos lugares, que siempre han estado dominados por hombres, de otra forma no se hubiera abierto este espacio. Las mujeres no nos acercamos a participar a pesar de que accedemos a la escuela o a otros privilegios, pero es que no nos hemos quitado la otra parte, el trabajo reproductivo sigue estando en el peso de las mujeres, así que acceder a lugares a puestos ciudadanos honorables es complicado porque significaría dejar de lado otras cosas que consideran importante o que todavía no pueden desaprender, un cosa es que ahí esté el puesto y la paridad y otra que se den las condiciones para que las mujeres accedan, podemos decir, ahí están ya los lugares, ve, involúcrate, pero si soy mamá joven trabajadora no es tan sencillo, las diferencias entre el acceder o no a un espacio es muy complejo, es interseccional.
Me llamó mucho la atención la propuesta de la alcaldesa Teresa Jiménez con el Botón Naranja porque nos deja toda la responsabilidad de nuevo a las mujeres, responde a la criminalización de espacios muy bien focalizados y eso es muy peligroso porque reproduce los estereotipos, habrían primero de señalar que no siempre la calle es el lugar más peligroso de las mujeres, dentro de las casas ocurren muchas violencias, con los papás, primos, concientizar que la agresión puede ocurrir en cualquier lado, pero que al menos se esté preparado para recibir a las mujeres que han sido violentadas, que al desbordarse la violencia haya prevención y autoridades capacitadas para resolver lo que suceda. Que las mujeres entendamos que somos sujetos de derechos, no ciudadanas de segunda, si comprendemos esto, si hacemos conciencia que merecemos obtener garantías, empezar de hablar de esto en la familia también sería un primer paso. Un taller de dos horas en escuelas no soluciona nada, despertará el tema y dejará inquietudes, pero no es continuo, como tallerista quieres proponer cosas bien padres pero al enfrentarte en las escuelas te piden que no hables de sexualidad con los niños o niñas, en la casa podrías encontrar material para entregarles.
Feminismos en Aguascalientes
Estamos viviendo muchos feminismos en Aguascalientes. Creo que hay un poco de resistencias de las feministas históricas que abrieron brecha pero que se resisten al cambio generacional, que son mujeres que han aportado muchísimo, pero que no comprenden que las jóvenes trabajamos de otra manera, nos dicen que somos feministas de Facebook, Twitter, Tumblr, ajá, es cierto, pero recibimos más de 100 mensajes de chicas que han sido violadas, o sea, teníamos con quién hablar y a quién ayudar, hay nuevas herramientas por utilizar y eso no quiere decir que no se haga feminismo de calle, hay mujeres que desde las clases con sus alumnos luchan contra los programas educativos, profesionales de la salud que desde su consultorio llevan el feminismo. El simple hecho de hablar con tus amigas ya es para generar espacios, hace unos días hablamos de gordofobia y nos dimos cuenta que somos muchas tocando estos temas, que al hablarlo nos hacen sanar, acompañarnos.
A nosotras siempre se nos exige más, luego dicen que las mujeres son las principales reproductoras del machismo con los hijos, cuando no se entiende aún que la crianza no es solo de una parte, y no solo me refiero a la parte del hombre en una familia tradicional, sino que en la crianza también intervienen los profesores, la sociedad, los abuelos, los primos, las amistades, la crianza no es aislado, y nadie quiere hacerse responsable de la educación de los niños. Luego hay maestros que todavía se escandalizan porque los niños traen el cabello largo cuando no entienden que forma parte del desarrollo de su personalidad, tenemos un montón de machismo interiorizado, de clasismo, de racismo. Lo que sí veo es que hay mucho resentimiento social, cada vez las desigualdades son más notorias, entonces eso hace que haya empatía con quien te sientas seguro y desconfías del otro, eso es lo que se ofrece en Aguascalientes, colonias bardeadas, cotos donde te proteges de los otros, pero nunca nos planteamos qué hacemos para que esta sociedad sea menos violenta, menos agresiva, por eso debemos obligarnos a entrar a otros espacios, otros ámbitos, porque si solo me quedo con el círculo de gente que me aplaude todo lo que haga pues nunca vamos a evolucionar.
En Aguascalientes están pasando cosas que en otras ciudades pasaron en los años 60, los miembros de la diversidad sexual todavía estamos rezagados y señalados, pero al mismo tiempo veo a chicas de secundaria tomadas de la mano en la calle, sin pena, contentas,yo nunca lo hubiera pensado a esa edad, hay un prejuicio muy fuerte con las lesbianas. La bandera LGBT es una moneda de cambio político, en temporadas electorales todo mundo es gay friendly, pero no abiertamente, solo por conveniencia, aunque la diversidad sexual ha existido siempre, hemos estamos aquí y vamos a seguir existiendo, con, sin, al margen de la ley, no les estamos pidiendo, estamos exigiendo que reconozcan nuestra ciudadanía.
Lee más Feminismos en Aguascalientes. Acá te dejamos nuestras dos entregas anteriores ↓
Somos el sueño que otras mujeres soñaron antes / Feminismos en Aguascalientes