- El ejército que tenemos actualmente para contender en competitividad es muy pequeño, esto implica desventajas muy grandes para el futuro de nuestro país
- Es indispensable generar nuevas destrezas en nuestros jóvenes porque así lo requieren los cambios que hay en la sociedad
Uno de los mayores problemas que enfrenta el futuro de México es la baja inversión en el Gasto en Investigación y Desarrollo Experimental (GIDE), el cual alcanzó su máximo histórico en la actual administración, al llegar al 0.56 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). Para el coordinador general del Foro Consultivo Científico y Tecnológico, José Franco, la consecuencia de esa inversión tan pequeña es un sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI) muy modesto.
“Esto sintentiza el por qué hay tan pocos investigadores y tecnólogos en México y también la escasa infraestructura para desarrollar la ciencia, la tecnología y la innovación. De estos tres sectores, el más maduro y grande es el de la ciencia, después está el de ingenierías y el que prácticamente no existe es el de innovación.
“De este modo, el ejército que tenemos para contender en competitividad es muy pequeño, lo que implica desventajas muy grandes para el futuro de nuestro país”, lamentó el doctor Franco durante la plática “La política científica y el desarrollo nacional: reflexiones sobre los desafíos de la sociedad del conocimiento” que se llevó a cabo en el Centro Tepoztlán Víctor L. Urquidi A.C.
Durante su exposición, señaló que en el escenario que se vislumbra para el año 2030, México se enfrentará a un ambiente muy competitivo con países que tienen ventajas en indicadores como el GIDE y que además están incrementando su presencia en el campo de la innovación.
Detalló que el sistema de CTI en México tiene que mejorar sus procesos de vinculación, elevando en el sector educativo el nivel de planeación de sus nuevas carreras y atendiendo las necesidades reales de la sociedad y de la cuarta revolución industrial, ya que es imperativo desarrollar las profesiones que se requieren en el futuro, además de que los investigadores e innovadores deben obtener beneficios económicos por su esfuerzo y creatividad. “Es indispensable generar nuevas destrezas en nuestros jóvenes porque así lo requieren los cambios actuales en la sociedad”, agregó Franco.
Los desafíos
En la mayoría de los países con liderazgo en la ciencia y la innovación la participación del sector privado es la más alta, mientras que en México no es así, pues la inversión pública representa la proporción más alta, con más del 70 por ciento del total. “Nuestro sistema de CTI debe tener una participación significativa del sector privado, si no, no vamos a salir adelante”, enfatizó el astrofísico.
Franco dijo que se requiere la integración de alianzas o consorcios interinstitucionales público-privadas para la innovación; el incremento de la inversión del sector privado en Investigación y Desarrollo (I+D); determinar los impactos reales de la inversión pública en I+D y el otorgamiento de recursos públicos en función de las contribuciones en este sector.
Se necesita ampliar la colaboración entre los sectores científico y productivo; la aplicación de la ciencia dirigida a temas en beneficio a la sociedad, y alinear las políticas científico-tecnológicas con las políticas sociales, industriales y económicas.
También, para afrontar los desafíos de la desigualdad, la pobreza, el desempleo y la economía informal, se requiere la cooperación entre los actores sociales y una nueva visión de la innovación enfocada a la sostenibilidad y la inclusión de Políticas de Innovación Transformadora.
La charla del doctor Franco formó parte del Coloquio El acelerado cambio tecnológico; marco indispensable de una nueva agenda del desarrollo de México 2018-2030, del Seminario Desarrollo para la Sustentabilidad.
Con información del Foro Consultivo Científico y Tecnológico.
