- Falta tiempo para que el Premio de Poesía Aguascalientes tenga historia: Alejandro Higashi
- Cada año hay ruptura en las obras que ganan el galardón de Aguascalientes
El investigador y filólogo, Alejandro Higashi, fue el encargado de cerrar las Jornadas por los 50 años del Premio Bellas de Poesía Aguascalientes con su conferencia magistral “Los Premios de Poesía Aguascalientes y la historia no escrita de la poesía mexicana”, en donde habló del porqué este galardón aún no tiene historia.
El viernes 4 de abril dieron por finalizadas las actividades del coloquio 50 años del Premio Bellas de Poesía Aguascalientes, donde especialistas en el estudio de esta disciplina provenientes de universidades de todo el país y fuera de este se reunieron para discutir el galardón más importante de poesía en el país.
El día abrió con la mesa Márgenes y centro, en donde participaron Marco Antonio Frausto Grande, Víctor García Vázquez, Eva Castañeda y Roberto Cruz Arzabal para hablar sobre la relación entre la capital del país y el resto de los estados en la dinámica de creación de poesía.
Luego, el último día del coloquio continuó con la mesa Cuestionamiento al canon en la que Liliana Muñoz, Iván Cruz Osorio, Verónica González Arredondo y José Aguilera López discutieron acerca de la importancia o no, que tiene el canon en el desarrollo de poesía en México.
Tras la conclusión de ambas mesas, a las 13 horas con 40 minutos dio inicio la Conferencia magistral de clausura del coloquio, “Los Premios de Poesía Aguascalientes y la historia no escrita de la poesía mexicana”, que estuvo a cargo del filólogo Alejandro Higashi, miembro del Sistema Nacional de Investigadores y Silla I de la Academia Mexicana de la Lengua.
La conferencia, comenzó Higashi, en realidad fue un compendio de todos los temas que se discutieron y hablaron en los eventos organizados para el Coloquio por los 50 años del Premio de Poesía Aguascalientes.
De entrada, aclaró el filólogo, el nombre de su conferencia, “Los Premios de Poesía Aguascalientes y la historia no escrita de la poesía mexicana”, es contradictorio toda vez que de entrada, no se ha formado historia en el premio dado su corta existencia de 50 años, “La realidad es que estamos en pañales”.
Una forma de ver la historia es dividirla en etapas, sin embargo es difícil dividir en etapas al Premio de Poesía Aguascalientes; cada etapa generalmente termina con una ruptura, pero como indicó Higashi, las rupturas son constantes en este premio y en general en la poesía donde los mismos lectores exigen a los autores a cambiar constantemente, a no entregar los mismos resultados, lo cual además es obvio dada la naturaleza cambiante de los poetas e incluso los ganadores del Premio Aguascalientes, quienes tras años han cambiado su expresión como el caso de Coral Bracho, quien actualmente se ha vuelto más concreta en sus obras.
El caso del Premio de Poesía, agregó el también miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, hay tantas variaciones que es imposible dividir su historia por etapas y contarla de una manera lineal, “Queremos hacer una historia lineal pero tenemos un collage”.
El análisis de la historia del galardón, afirmó Alejandro Higashi, ni siquiera se puede realizar por cortes generacionales, pues para dividir una generación de otra deberían pasar por lo menos 30 años, edad en la que se considera que una persona puede procrear y da paso a otra generación; sin embargo, en el premio se puede ver sentados en una misma mesa a personas de 50 años y de 20 discutiendo sobre un mismo tema que a ambos les es vigente.
El cambio que sí se ha podido ver a lo largo de los 50 años del Premio de Poesía Aguascalientes, apuntó el filólogo, es que en años más recientes se ha valorado más la obra que al autor, lo cual de hecho no es una tendencia tan reciente sino que comenzó en 1968; al mismo tiempo que el galardón, cuando en México comenzó el interés por conocer a los nuevos autores.
Aparentemente resulta positivo que se revalorice la obra con respecto al autor, pues es precisamente esto lo que se debe premiar, comentó el investigador quien platicó una anécdota en la que Carlos Pellicer, siendo ya relevante en el mundo de la poesía, invitó a unos compañeros que fueron sus jueces en un concurso años atrás a una cena donde como postre les ofreció unos poemas; mismos que aplaudieron y felicitaron, pero años atrás, en el concurso, ni siquiera habían seleccionado.
Es en este momento cuando Higashi habló del canon y la confusión que se ha tenido al respecto e incluso la carga negativa que tiene este concepto con la especulación canónica, que es la importancia se le da a los autores y sus obras con fines comerciales, mientras que el primer concepto corresponde a la obra necesaria de leer para comprender otras.




