- En México, hasta hace tres años, se contaban 2.17 millones de agricultores y trabajadores agrícolas
- Hoy todavía es muy complicado que una mujer sobresalga como empresaria por tantos obstáculos
Con el aumento de la desigualdad, las tareas de supervivencia y cuidados de la familia han recaído en las mujeres y las niñas provocando que en el ámbito rural se integren cada vez más a las labores del campo. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para las Mujeres.
En promedio, el 43 por ciento de la fuerza de trabajo agrícola en los países en desarrollo son mujeres, sin embargo, esta cifra varía considerablemente según la región y para América Latina se contabiliza menos de un 20 por ciento.
En México, hasta hace tres años, se contaban 2.17 millones de agricultores y trabajadores agrícolas. Si bien la presencia de las agricultoras es alta, el acceso a los insumos como semillas, crédito y los servicios de extensión es limitado.
“Existimos muy pocas mujeres empresarias en el campo, y podríamos decir que no todas somos exitosas”, comentó Norma Estela Díaz integrante de la Asociación Nacional de Mujeres Empresarias del Campo (Anmec), una asociación civil dedicada a promover la participación del sexo femenino en el campo: “Gracias a que hemos logrado insistir, resistir y persistir, poco a poco nos hemos ido adentrando al mundo empresarial, pero hoy todavía es muy complicado que una mujer sobresalga como empresaria por tantos obstáculos ya que no todas tenemos tierras o los mismos créditos que los hombres”.
Norma Estela se ha dedicado por diez años a elaborar alimentos tradicionales de zacatecas, de donde es originaria, como el asado de boda, mermeladas de frutos silvestres, o las salsas crocantes gourmet.
Así como ella, otras 15 mil mujeres distribuidas en doce estados de la República agrupadas bajo la Asociación Mexicana de Mujeres en Red trabajan para encontrar en la elaboración de productos agroalimentarios una oportunidad para ganar dinero: “La intención de la asociación es encontrarlas, capacitarlas, agruparlas para que se conviertan en mujeres productoras. No solo es el dinero extra es todo lo demás, es decir, empoderamos a las mujeres que en su mayoría son de comunidades rurales”, comentó Catalina García, asociada.
Al participar de Ferias en ferias alimentarias y de promoción al campo es como estas mujeres se han abierto paso. Dijo Estela Díaz: “Hasta el momento no veo el día en que no voy a seguir tocando puertas, insistiendo, persiguiendo apoyos, convenciendo a otros de comercializar nuestro producto”.
Con información del Foro Consultivo Científico y Tecnológico




