- Cada generación ha plasmado sus propios intereses en la historia del Premio de Poesía Aguascalientes
- “Creo que el premio va a estar sorprendiéndonos periódicamente. No quiere decir que cada año lo consiga”, Luis Vicente de Aguinaga
El domingo el Instituto Cultural de Aguascalientes presentó en la 50 Feria del Libro la antología Las Etapas del Día, 50 Años del Premio de Poesía Aguascalientes (1968-2018), la cual reúne un poema de cada uno de los 51 ganadores, elegidos por el poeta galardonado en 2004, Luis Vicente de Aguinaga, quien charló con La Jornada Aguascalientes sobre los tópicos generacionales de los poetas y la posibilidad que brinda este premio para conocer nuevas visiones.
Carlos Olvera Zurita (COZ): Hola, muchas gracias por la entrevista.
Luis Vicente de Aguinaga (LVA): Gracias a ti.
COZ: Te encargaste del trabajo de curaduría de la antología, son 51 poemas elegidos por ti, es un compromiso muy grande tanto para con los lectores como para con los autores.
LVA: Claro, por supuesto, en todo caso como es natural mi selección se reduce a los libros que han ganado el premio. Es obvio que en muchos de los casos conozco y disfruto la obra de los poetas, también de sus demás libros, pero en esta antología en particular una de las condiciones era limitarse a las obras que han ganado directamente el premio excepto en los casos de Elías Nandino y Gerardo de Deniz que lo recibieron como una especie de homenaje por toda su carrera.
Evidentemente había que someter el conjunto de los poemas a criterios que sin dejar de ser estéticos también tuvieran que ver con el público al que pensamos dirigirnos pues es un libro de poesía dirigido al lector joven.
COZ: No es un criterio absoluto tuyo, tiene que ver con más factores.
LVA: Exactamente, hay una serie de condicionantes que había que tener en cuenta, especialmente la extensión de los poemas y de accesibilidad del lenguaje de los textos escogidos para que lectores niños y adolescentes pudieran acercarse al libro.
COZ: Pero entonces, ¿cómo influyó tu gusto personal en este poemario?
LVA: Bueno yo quiero creer que no forcé demasiado los poemas a complacerme sólo a mí. Me fui dando cuenta en este ejercicio de leer todos los libros ganadores que algunos eran especialmente políticos, otros eran más intimistas, en muchos caso se privilegia la memoria de la niñez o cierta reconstrucción de momentos particulares de la vida de los poetas o incluso personajes casi de ficción que van construyéndose en algunos de los libros. Intenté escuchar lo que el libro realmente decía y no sólo someterlo a mis expectativas.
COZ: El poema generalmente viene en un contexto que lo protege, el libro en el que está originalmente escrito contiene una narrativa que lo cobija muy valiosa para entender lo que el autor quiere decir, ¿Cómo funcionan en el caso de esta antología los poemas por sí solos?
LVA: El fenómeno general de la lectura es una enorme telaraña, cada poema por su cuenta supone ya un tejido que a su vez enlaza con los otros tejidos que son los demás poemas y evidentemente con el mundo en el que fueron escritos y leídos desde su primera publicación.
Hay algunos fenómenos curiosos que se van registrando, por ejemplo me di cuenta que en tres o cuatro libros de la historia del premio, hay poemas a la muerte del Che Guevara, que fue desde luego un acontecimiento significativo para toda una generación que ocurrió apenas antes de que se diera el primer Premio de Poesía Aguascalientes.
COZ: ¿Aparecen en la antología?
LVA: No, de hecho de esos no agarré ninguno, a la larga ninguno me pareció que ahorita fuera expresivo para un lector joven, sin embargo, entiendo que lo fueran en su momento.
Lo menciono como un caso de temas que son expresivos para una generación, pero que no necesariamente lo van a ser en todo momento para todo el lector, pues muchos de los temas van oscureciéndose con el paso del tiempo y quizá un lector joven hoy en día ya no domine todas las referencias que sí dominaron los lectores de los fines de los sesenta o de los años setenta.
COZ: Este fue un tema del que se discutió en Coloquio, sobre la vigencia de las temáticas en los poemas.
LVA: Yo siento que el gusto tanto del lector como del poeta es un organismo viviente que va cambiando conforme pasa el tiempo. Es incluso significativo que en algunos de los libros parece subsistir una serie de tópicos que quizá ya no sean tan aceptado por el lector de hoy, por ejemplo poemas donde las mujeres son idealizadas como objetos de contemplación.
COZ: ¿Ahora ya no se podría hablar de eso por el tema de la corrección política?
LVA: No es un asunto de corrección policía, es un asunto de cambios en la sensibilidad. Creo que no necesariamente hoy los poetas están enfocados en cultivar este tipo de figuras, aunque puede que encuentren la forma de sorprendernos y quizá encontremos en poetas de los últimos años del premio que retomen esos hábitos de expresión y los hagan aparecer en forma de poemas admirables estéticamente.
También en muchos años los poetas tenían un hábito arraigado de usar el elogio de la gran ciudad, que se convirtió en un tópico de la poesía de los años setenta y ochenta, pero hoy en día no aparece de la misma forma, lo cual no quiere decir que aquellos poemas dejen de gustar; pero sí creo que ya los poetas no escribirían así.
En algunos poetas ganadores aparecen temas como el del Movimiento del 68 y de hecho seleccioné un poema de Desiderio Macías Silva con ese tema, pero no es el único. Hay esa red, hay ese sistema de significados que se pueden identificar ya en este universo que conforman los poetas.
COZ: El año pasado ganó el tema de la migración centroamericana.
LVA: Exactamente, el libro de Balam Rodrigo sobre este asunto tan actual y tan terrible de la violencia a la que se ven expuestos los migrantes centroamericanos y del sur de México que intentan llegar a la frontera con Estados Unidos.
Creo que el premio va a estar sorprendiéndonos periódicamente. No quiere decir que cada año lo consiga, muchas veces los libros que ganen serán porque consigan hacernos retroceder sobre aspectos que van quedando atrás de la tradición y que la visión nos enseña a ver otra vez, pero también los habrá los que nos hagan ver hacia adelante, mucho hay por ver todavía y lo espero.
COZ: ¿Tú ganaste en el 2004?
LVA: Yo gané en el 2004.
COZ: ¿Cuál poema elegiste y por qué?
LVA: De mi libro escogí un poema que se llama “Saskia” y fue difícil porque el desafío es doble. Quizá a muchos poetas nos pase que vamos desprendiéndonos de los libros que escribimos conforme pasa el tiempo, se vuelve algo difícil releerlos, para mí ya no es tan fácil volver con el libro con el que gané el premio, como no es fácil volver sobre mis otros libros en general.
COZ: ¿Y qué encontraste en “Saskia”?
LVA: Encontré este poema que me gusta especialmente porque es un poema muy sentimental y además es un poema de pintor. Saskia es el nombre de la segunda esposa de Rembrandt, que aparece en muchos de los retratos que pintó. Me parece que significó para él una forma diferente de ver la luz por lo que era esta mujer y por lo que representaba para él físicamente. Es un poema que también en secreto habla de una mujer que no está en Rembrandt sino en mí, me pareció especialmente vigente.
COZ: ¿Qué ha cambiado desde 2004 a 2018, en tu obra y también en ti?
LVA: Como poeta he ido aprendiendo a escuchar mejor las cosas y los acontecimientos de la vida cotidiana, me he ido moviendo en esa dirección pero tal vez soy el peor de los lectores posible.
COZ: ¿Te has vuelto más intimista?
LVA: No, más cotidiano, intimista ya era en 2004. Tenía 32 años, ahora ya voy a cumplir 47, han pasado prácticamente 15 años; a veces me siento igual que entonces y a veces me siento muy distinto.




